Atraso cambiario, caída del 50% en el precio de las materias primas, devaluación y crisis política en Brasil, no son temas menores. El tipo de cambio como variable a considerar.
Atraso cambiario, caída del 50% en el precio de las materias primas, devaluación y crisis política en Brasil, no son temas menores. El tipo de cambio como variable a considerar.
El próximo presidente de los argentinos asume en un contexto internacional que luce muy adverso. Un dólar que se fortalece frente al resto de las monedas del mundo, y derrite las cotizaciones de las materias primas. La tasa de corto plazo en suba en Estados Unidos. Europa inmersa en una crisis económica con tasa de interés negativa. Brasil con un juicio político a su presidente, y su moneda devaluándose en el mercado. Por si esto fuera poco, China muestra signos claros de desaceleración económica.
Este escenario dista de ser positivo como el que tuvo la administración Kirchner durante buena parte de sus 12 años de gestión. Ya no hay más viento de cola, todo es viento de frente.
Por si esto fuera poco, el gobierno de Mauricio Macri llegará al poder con las arcas del Banco Central y la Ansés vacías. Esto le deja menos margen de maniobra, frente a un contexto internacional muy incierto.
En el plano interno, el déficit fiscal proyectado para el año 2015, ascendería a los $ 400.000 millones. Con un gasto público muy inflexible a la baja, ya que el 33% son gastos en seguridad social, el 33% subsidios, el 12% salarios, el 8% pago de intereses y el 14% gastos generales, una porción muy pequeña para ajustar.
Las deudas impagas ascenderían a u$s 50.000 millones, con pagos demorados al Ciadi, fondos buitres, importadores y empresas que desean remesar dinero al exterior.
En este escenario, el próximo gobierno no podrá dar buenas noticias a corto plazo. Las medidas sin dolor, como endeudamiento, blanqueo e inversión extranjera directa, llegaran con el tiempo, nada será inmediato. El mundo tiene demasiados problemas, para venir en el corto plazo a traer fondos al país más austral del Planeta.
Las medidas con dolor, como suba de impuestos, baja de gasto público y modificación de tipo de cambio serán las más inmediatas.
La suba de impuestos está lejos de la partitura del próximo gobierno, quedando la mejora del tipo de cambio, como la gran medida a tomar en el corto plazo, que está perturbando la coyuntura económica.
El tipo de cambio debería modificarse, teniendo en cuenta, que su nuevo valor permita mejorar las exportaciones argentinas. Estos son los escenarios posibles:
Un tipo de cambio de $11. Los beneficios de este tipo de cambio, serían no salir a pagar los onerosos vencimientos en los mercados de futuro. Sin embargo, con dicho valor las exportaciones ligadas al campo, que representan el 65% de nuestras ventas al exterior, no logran una mejora sustancial, más bien quedaran postergadas en el tiempo. Si bien hay una baja de las retenciones a 0 en todos los productos, salvo la soja que baja al 30%, esta caída no logra hacer eficiente la exportación de los cultivos. La suba de costos, y los fletes atentan contra la producción en este escenario. Con esta medida, no hay mejora a corto plazo.
Un tipo de cambio de $ 14. Sería pan para hoy, y hambre para mañana. Es un buen tipo de cambio para la zona productiva a 200 kilómetros de puerto. Cuando te alejas de dicha marca, los costos se hacen insostenibles, y la rentabilidad se hace puré. Muchos barajan este tipo de cambio, y están remarcando los precios con este posible valor, sin embargo, difícilmente sea el punto de inflexión para una recuperación de la economía.
Un tipo de cambio por encima de $ 16. En el imaginario social, nadie cambiara un dólar por menos de $ 16, porque es el valor que obtuvo el dólar blue en los últimos 14 meses, y nadie deseará desprenderse de billetes verdes por un valor inferior. Por encima de dicha marca, los productos que podemos exportar comienzan a dar rentabilidad más allá de los 200 kilómetros del puerto. Una suba de este tipo, potenciaría una tasa de interés por encima del 40% anual. Con esta tasa, la suba de precios no se sostendría en muchos productos, la necesidad tendrá cara de hereje, y muchos estarán obligados a vender. Los salarios perderán poder adquisitivo, pero habría que trabajar en una compensación, antes de definir las paritarias 2016 en marzo próximo.
El problema no es el próximo presidente. Hay tres temas que se conjugan para que el tipo de cambio suba fuertemente. En primer lugar, el fuerte atraso cambiario que le deja el gobierno saliente al entrante. Hace más de 5 años que el dólar sube menos que la inflación. En segundo lugar, paralelamente a la escasa suba del dólar en el plano local. Las monedas del mundo se devalúan, en especial la de nuestro principal socio comercial, Brasil, que para colmo de males, atraviesa una dura crisis política. En tercer lugar, las materias primas que exportamos están a un 50% del máximo valor que alcanzaron hace solo 3 años atrás.
En conclusión, el efecto pobreza mundial, atraso cambiario y la crisis de Brasil invaden el escenario económico local. A priori una suba tímida del tipo de cambio no mejora el escenario económico. Una suba del tipo de cambio y traslado a precios, tampoco. El gobierno debe presentar un plan económico que genere confianza, corrija los precios relativos, mejore la competitividad del país, y no se quede corto con las medidas correctivas. Un error de cálculo, significará la perdida de muchos puestos de trabajo. Sin un mensaje claro, denotará que no había un plan previamente diseñado, y quedaremos sometidos a los vaivenes de la coyuntura. Con un plan en la mano, y el apoyo en las urnas, no debería ser difícil salir del escenario actual. No obstante, no olvide que nos acompaña viento de frente, el mundo dejo atrás lo mejor, al menos por ahora.