Cuando hay una constelación de estrellas en un elenco pueden suceder dos cosas: la mejor, es que sea una de esas películas gigantes, tipo “El padrino”, que se lleva todos los Oscar y hasta el décimo actor de reparto la rompe; y la peor, es que sea un rejunte de figuras cuyo fin sea soslayar un guión que, básicamente, es un bodrio. Bien, “Quizás para siempre” responde, lamentablemente, al segundo caso. Como espectador es muy difícil resistirse a un reparto integrado por Richard Gere, Susan Sarandon, Diane Keaton, el genial William H. Macy -dentro del rubro celebridades experimentadas- y los siempre ascendentes Emma Roberts y Luke Bracey. El film, una de las novedades de la semana en Amazon Prime Video, es una comedia romántica cuyo disparador es reflexionar sobre qué tan maravilloso o nocivo es contraer matrimonio. Con ese tema se podrían hacer mil películas en este 2023, desde la complejidad que supone en esta era los vínculos de pareja; pero Michael Jacobs, de amplia trayectoria como productor y creador de la televisión estadounidense, eligió para este film el camino más corto, algo de consumo rápido, tipo hamburguesa de McDonald’s. Una suerte de comedia de enredos, que bien podría ser una obra teatral de la temporada veraniega de Carlos Paz, en la que todo es dinámico, a veces entretenido, pero siempre poco creíble. Todo gira en torno a tres parejas, o algo así. La más joven la conforma Michelle (Roberts) y Alan (Bracey), ella con todas las ganas de casarse y él que vuela en palomita (literal) para que ella no atrape el ramo de la novia en medio de la fiesta de una boda. Primer conflicto en puerta. La segunda pareja es un veterano seductor (Gere, como casi siempre, en otra floja interpretación) que abandona a su sensual amante (Sarandon, como casi siempre, en otra excelente interpretación). Segundo conflicto. Y la tercera pareja es Diane Keaton y William H. Macy, en los roles de dos personas que se encuentran en medio del vacío que les dejan sus respectivos matrimonios. Tercer conflicto. Y el cuarto, la frutilla del postre, sería cuando la parejita joven decide intentar una reconciliación y organizan una cena con papá y mamá de ambos. El caos llega cuando se descubre que los padres de Michelle son la dupla Keaton-Gere y los de Alan son Sarandon-Macy, o sea, parejas cruzadas. Con una producción poco vistosa y una dirección flojísima, la película intenta dar una mirada sobre el tan mentado agotamiento del amor en las parejas con décadas de matrimonio, pero no escapa caer en el lugar común del cierre rosa de “y fueron felices y comieron perdices”.