Otra vez afuera. No sirvió mimetizar la cuestión con el Mundial de Qatar con eso de traer “la tercera”, y mucho menos pensar que si Messi apoyaba en redes y venía de ser campeón, la película de Mitre también levantaría la copa, o el Oscar para el caso. Santiago Mitre, Ricardo Darín , Axel Kuschevatzky y el equipo de producción de “Argentina, 1985” pusieron toda la carne al asador para que Hollywood pusiera los ojos en esta película. Tanto es así que una de las mayores críticas -sobre todo de los cineastas argentinos independientes que siempre suelen estar lejos de la consideración del Oscar- era que la película tenía un estilo narrativo demasiado hollywoodense. Hasta el propio Mitre, excelente director que supo ser un abanderado del cine de autor independiente en sus inicios, le admitió a Infobae que tomó como referencia la película de Alan Pakula “Todos los hombres del presidente”, con Robert Redford y Dustin Hoffman, porque “era el pulso narrativo que queríamos” y hasta disfrutaba cuando le decían “qué clásica que es, parece una de Hollywood de antes”. Sin ánimo de querer pegarle a la película derrotada, quizá sea tiempo de pelear un Oscar con nuestra manera de contar, sin mirar tanto a la industria pochoclera estadounidense. No quiere decir que las dos veces que Argentina ganó el Oscar a mejor película extranjera haya sido con una impronta argentina, porque tanto “La historia oficial” en 1985 y “El secreto de sus ojos”, de 2010, eran películas testimoniales pero absolutamente industriales y con una narrativa bastante tradicional. Pero eran otros tiempos. Hoy se impone advertir algo importante: todas las películas que ganaron el Bafta desde 2018 ganaron el Oscar a mejor película internacional: “Roma”, de México, en 2018; “Parásitos”, de Corea del Sur, en 2019; “Otra ronda”, de Dinamarca, en 2020; “Drive my car”, de Japón, en 2021 y ahora “Sin novedad en el frente”, de Alemania, en 2022. Y todas, con obvios guiños al cine industrial, mantienen fuertemente la impronta local e identitaria en su manera de contar. Y levantaron el Oscar. Habrá que seguir buscando en “rascar la tercera capa de piel”, como le dijo a La Capital José Celestino Campusano, y quizá nos vestimos de triunfadores. O quizá perdamos siempre, pero al menos con la nuestra.