Esta semana, el Palacio Vasallo alojó una audiencia pública no vinculante para incorporar distintas perspectivas ciudadanas en el debate por una nueva ordenanza de regulación de nocturnidad, denominada de "Eventos y diversión pública". Fue el martes, cuando desde las 15 y hasta entrada la noche, representantes de vecinales, empresarios y trabajadores de la cultura independiente, dieron a conocer sus posturas frente al Concejo.
El proyecto de ordenanza del Poder Ejecutivo busca derogar y reemplazar la 7218, vigente desde 2001, que hace tiempo es objeto de demandas de modificación por parte de distintos sectores. El borrador apunta a eliminar un histórico eje de conflicto: el hecho de si se baila o no en un espacio. En cambio, propone entre otras cosas vincular los horarios de funcionamiento al tamaño de cada lugar y otorgar licencias complementarias para “difusión musical” y actividad gastronómica.
Mientras los vecinos (mayormente del barrio de Pichincha) hicieron foco en la necesidad de descanso y de regulación de los ruidos molestos que ocasionan los establecimientos comerciales de la zona, los empresarios hicieron énfasis en las dificultades del rubro en los últimos años generadas por la pandemia, la crisis económica, la inseguridad, y los requisitos de habilitación y funcionamiento. En medio de este cruce, los trabajadores de la cultura independiente rosarina se hicieron presentes de forma organizada para dar cuenta de sus preocupaciones y demandas particulares ante el proyecto, que aseguran no tiene en cuenta al sector.
“En principio fuimos a celebrar la instancia, hacernos presentes y reforzar la necesidad de que la ordenanza vigente deje de estar vigente y se reformule. Después, en relación al borrador del proyecto que está presentado hoy en día a través del Ejecutivo, nosotros lo que marcamos es la preponderancia que tiene sobre la actividad comercial y la nula mención al sector cultural o a las actividades culturales que también transitan esos espacios”, afirmó la artista Ani Books, miembro de Movimiento Unión Groove (MUG), en diálogo con La Capital.
“Por otro lado, también remarcamos lo ilógico que puede resultar un criterio sobre el metraje de los espacios para decidir cosas como el horario de funcionamiento. Celebramos que deje de regir la división entre bailable y no bailable, que es un sinsentido. Hoy vemos los resultados concretos de la ordenanza vigente, que es la desarticulación constante de un circuito de trabajo para nosotres y de disfrute para un montón de personas”, agregó. Según subrayaron desde el sector en varias de las intervenciones de la audiencia, los requisitos y parámetros de la normativa actual resultaron en el cierre de “entre veinte y treinta espacios culturales” en la última década.
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La postura de la cultura independiente
En este sentido, la nueva ordenanza presenta otras preocupaciones para la cultura independiente. Por ejemplo, determina que quienes “quieran difundir música por medios electrónicos o realizar espectáculos en vivo” deberán obtener una licencia que considera ubicación geográfica del espacio, factor ocupacional y un trabajo de insonorización que reduzca al mínimo la fuga de sonido del interior del inmueble. Este trabajo de acondicionamiento acústico deberá estar acompañado por un informe suscrito por un ingeniero de sonido, que establezca el cumplimiento con la escala de decibeles autorizada para el día y la noche.
A su vez, propone la participación de vecinos en los determinados “registros de oposición”. Esto quiere decir que quienes soliciten licencia de difusión musical deberá abrir ese registro para que los vecinos linderos puedan definir si están de acuerdo o no con que el local pueda pasar música por medios electrónicos o en vivo. Estos parámetros podrían representar una nueva complejidad para los “contados” espacios independientes que hoy alojan la actividad cultural de la ciudad, y que ofrecen gastronomía y espectáculos en vivo.
“Esa red de espacios que resisten, y que en su totalidad tienen menos de 300 metros cuadrados, no tienen foco en el lucro. Eso hace que tengan ingresos mucho menores a los que tienen otros lugares y por ende más dificultad de acceso a la capacidad financiera o de inversión que pretende la Ordenanza para que esos lugares sigan existiendo y alojando la actividad cultural que alojan”, remarcó Ani.
Ante esto, el sector se mostró propositivo. “Para nosotros, sería interesante incorporar en el proyecto un capítulo de fomento porque si no estamos generando exigencias que no van a poder ser cumplidas y que van a terminar en que esos espacios desaparezcan. Y son donde transcurre la mayoría de nuestro trabajo como artistas, productores, técnicos, y muchos otros lugares”, subrayó la artista.
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El municipio y una nueva ordenanza de centros culturales
Por su parte, el secretario de Cultura y Educación municipal Federico Valentini celebró el debate por una nueva ordenanza y dio a conocer su visión sobre el tema de los espacios culturales en este conflicto.
“La idea es que se apruebe porque la ciudad lo necesita. Nocturnidad es una palabra injusta. Yo despejo a los centros culturales de la nocturnidad, porque para mí son espacios de formación, recreación y desarrollo que la ciudad necesita que florezcan, con reglas propias y claras. Creo que más allá de discutir la derogación de la ordenanza 7218, que abarcaba mucho, Rosario necesita una normativa de centros culturales”, apuntó el funcionario y anticipó que hay “una propuesta presentada” sobre la cual ya se hizo una devolución desde el Ejecutivo.
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De esta manera, se permitiría que los espacios culturales no “tengan que convertirse en espacios de nocturnidad en términos de shows o presentaciones, como si esa fuera exclusivamente su agenda”. A su vez, destacó que el proyecto de ordenanza de nocturnidad “le va a permitir a muchos espacios” que alojan actividad cultural poder funcionar bajo esta legislación. “Aquellos que quieran ir por ese camino van a tener una normativa a la cual aplicar, que va a permitir tener unas licencias, y que requerirá una inversión en términos de insonorización que es fundamental para la convivencia en una ciudad como en la que convivimos”, aseveró Valentini, quien a comienzos de su gestión marcó como una de sus prioridades la generación de una nueva normativa de nocturnidad “ordenanza que represente y visibilice a los espacios culturales”.
“Está la voluntad del Ejecutivo para que se apruebe la ordenanza y que genere una nocturnidad con diversidad, para todos y para todas. Creo que eso es fundamental y que la norma va en esa búsqueda, en el cuidado de una ciudad, también con el equilibrio de la participación de los vecinos y las vecinas. Que los espacios tengan las condiciones de insonorización adecuadas hacen que tengamos una ciudad más amigable para todo”, concluyó.