Rosa es la chica de limpieza, la que tiene que dejar impecable un baño público, soportar a una jefa demandante y la que es capaz de soportar destratos de todo tipo con tal de parar la olla. Pero un día tendrá que mancharse las manos de sangre para no dejar rastros de la escena de un crimen. Este es el punto de partida de "La chica que limpia", la serie de 13 capítulos ya disponible en la plataforma gratuita Cine.ar Play, protagonizada por Antonella Costa, que fue grabada íntegramente en Córdoba y ya estrenada en plataformas digitales de Estados Unidos e Inglaterra. La intérprete, que estaba alejada de la actuación y volvió a este oficio seducida por este proyecto, reflexionó ante Escenario sobre la dura batalla que deben dar los actores en la coyuntura política actual por la falta de apoyo estatal: "Ya estamos podridos por esta situación, los actores tenemos tendinitis crónica de tanto poner el hombro".
Producida por Germina Films, "La chica que limpia" hace foco en el derrotero de Rosa y muestra a una mujer que pone en juego su honestidad con tal de no perder su trabajo. El pago resulta muy bueno y ella necesita el dinero para hacerle frente al costoso tratamiento de la enfermedad de su hijo, pero sin saberlo se irá metiendo en un mundo cada vez más oscuro y peligroso.
"La chica que limpia" se puede ver en http://www.cine.ar/ y a través de la app Cine.ar Play, disponible en las tiendas de iTunes y Google Play. El policial dirigido por Lucas Combina consta de 13 capítulos de 26 minutos, en el que además del protagónico de Antonella Costa y la participación de Beatriz Spelzini, como la madre de Rosa, cuenta con un elenco integrado mayormente por actores cordobeses, conformado por Martín Rena, Marcelo Arbach, Felipe Tolosa, Alejandro Ramos, Hernán Sevilla, Pablo Tolosa, Sergio Oviedo, Yohana Pereyra y Eva Bianco.
—¿Por qué te decidiste a actuar en este proyecto?
—Me pareció un proyecto tentador y la verdad es que estamos muy contentos con el resultado. Fue tentador desde el primer minuto, de hecho no estaba viviendo más del oficio de actriz, por una decisión personal, y la producción me convenció en tres minutos. Yo no venía fácil, venía rechazando laburos de actriz para dedicarme a otras cosas (la docencia teatral) y cuando vi el proyecto me pareció que lo tenía que hacer.
—Esta producción se grabó en el interior y ya se estrenó en Estados Unidos e Inglaterra. ¿Se abre un camino distinto para un actor a partir del streaming?
—Esta serie se filmó en 2015 y era una iniciativa estatal pero después necesitó de inversión privada y no sé hasta qué punto evolucionará. Es el deseo de todos que esto ocurra, pero habrá que contar con inversores que tengan confianza en proyectos como este. La verdad que fue un tanto doloroso que la serie no se terminó pasando en Argentina por un canal de aire, creo que el producto se lo merecía, pero la coyuntura es muy fuerte y más allá de las ideas políticas de cada uno, no se puede negar que es un momento de transición y también se entiende que cueste apostar por productos de ficción.
—¿Porque se entiende que pase esto, también es entendible que se caiga tanta ficción en la Argentina?
—Entiendo que los inversores estén aterrorizados y no invierten en producción nacional. No los justifico ni me parece recopado, los comprendo, pero mi opinión personal es que este país cuando tuvo un Estado que subvencionó a los artistas y a las nuevas generaciones de artistas, los resultados han sido siempre muy positivos, considerando que la Argentina y Buenos Aires puntualmente tiene una cartelera de cine y teatro que existe en contadas ciudades del mundo. Tuvimos la primera ola del Nuevo Cine Argentino que no llegó a ser un movimiento pero fue una movida muy interesante, que ahora se está replicando en Chile y en otros países latinoamericanos. Eso de lograr llamar la atención desde nuestras producciones, contando nuestras historias con nuestros artistas y nuestros técnicos generó que a partir de la existencia del streaming se haga extensivo a los productos de TV. El tema es quién pone la plata.
—Hay actores que levantaron la voz porque bajó el apoyo del Incaa a partir del macrismo.
—Uno ya conoce esto, si pensás en Berlín todas las miradas del mundo se dirigen ahí, hay 6 teatros oficiales que tienen cerca de 60 obras por año con elencos fijos y rotativos, con producciones propias y que son subvencionados por el Estado. Y esto generó un resultado que ahora capta las miradas del mundo. Ahora, con el cine y la TV podés lograr ser tapa de los diarios de un día para el otro en cualquier parte del mundo, no hay muchas otras cosas que pueda hacer un país en lo que concierne a su cultura. Las artes audiovisuales tienen esa capacidad de cruzar fronteras, así que me parece erróneo y equivocado que el Estado no subvencione a estas propuestas.
—¿Las plataformas digitales se convirtieron en una base de resistencia de los actores, que ahora pueden actuar sin depender del minuto a minuto del rating?
—Lo que pasa es que estamos un poco hartos de expresarnos gratis. Es nuestro trabajo expresarnos, todos nos hemos esforzado mucho estudiando. Yo hice una inversión económica y energética en mi vida para convertirme en quien soy y lograr esta capacidad expresiva. Es verdad que actuar se convierte en una necesidad para los que hacemos esto y a veces hasta actuamos aunque no nos paguen. Pero estamos un poco podridos, yo tengo una tendinitis crónica de poner el hombro, porque la verdad que la que necesita expresarse es la sociedad y la cultura consiste en eso. Nosotros, en todo caso, trabajamos de canalizar esa necesidad expresiva que tiene la sociedad.
Actriz de raza. Antonella Costa, que despuntó en 1999 con el filme "Garage Olimpo", da vida a Rosa.