La piel tiene memoria. Hay que preguntárselo a Rosana para que lo confirme, por si quedaba alguna duda. La compositora e intérprete canaria presenta hoy, a las 21, en Auditorio Fundación (Mitre 754) "En la memoria de la piel", un disco en el que vuelve a bucear sobre el amor, el desamor, la vida y el tránsito hacia la felicidad. Pero siempre desde el alma y sin medias tintas: "Intento mantener siempre viva la honestidad, de responsabilizarme de lo que siento y ser capaz de quedarme en pelotas en un papel en blanco".
En diálogo con Escenario, Rosana dijo que primero escribe sus canciones y después las procesa. Tanto es así que a veces entiende después lo que intentó decir cuando creaba el texto del tema. Y afirma que no le gusta la política porque no le gusta "nada que separe a la gente", cuando unir es lo que busca cada día, casi como una cuestión de principios.
—Yo creo que sí, o por lo menos hablo de esa memoria absolutamente anárquica que tiene la piel y decide erizarse, y cuando los pelitos se ponen de punta no lo procesa la cabeza. Me pareció tan bonito que esa memoria de la que yo hablo no sea procesada por la cabeza sino por las emociones. Y de hecho hasta el punto tan mágico de que es ella la que nos avisa que hay algo que acaba de calarnos dentro y por eso se nos ponen los pelos de punta, ¿no? Y cuando nosotros nos damos cuenta, somos nosotros los primeros sorprendidos con un «mira, mira, mira» (risas).
—En "El amor menos pensado", el filme argentino protagonizado por Ricardo Darín y Mercedes Morán, hay un momento en que la protagonista de la pareja en crisis dice hay que poner más cuerpo y menos cabeza.
—Yo tengo una canción que empieza diciendo «nunca tuve el corazón con más cabeza» (risas). Bueno, de esa de la memoria de la piel es de la que yo hablo, no tanto de la memoria del recuerdo, no, sino de la memoria absolutamente anárquica que tiene la piel que funciona en paralelo.
—En "Quién", cuando arranca el disco, queda claro que todos somos pasionales y frágiles y nos podemos equivocar en cualquier momento.
—Pero totalmente. Incluso podemos equivocarnos para acertar en cualquier otro momento, o sea que eso que a veces procesado por la cabeza es un error, a veces procesado por las emociones acaba siendo un acierto.
—Más allá de este disco, en toda tu obra tenés temas que apuntan a la piel y van al hueso. ¿Cómo atravesás esta carrera escribiendo en carne viva cuando ya llevás 20 años de trayectoria y vendiste 10 millones de discos?
—Creo que lo hago intentando mantener siempre viva la honestidad y el hecho de responsabilizarme de lo que siento y ser capaz de quedarme en pelotas en un papel en blanco. Me parece que el resumen es darle a la gente la verdad de lo que uno siente, que evidentemente a veces se pasea por mejores momentos que otros, pero el hecho de darle a la gente la verdad de lo que uno siente no te creas que no te lo recompensan, ¿eh?
—Pero siempre da la impresión que te desnudás en tus canciones, con situaciones propias de amor y desamor. ¿Cómo funciona el mecanismo de contarle tu intimidad a millones de desconocidos?
—Lo que pasa es que no siempre todas las canciones son autobiográficas, en algunos casos, yo me di cuenta hace no demasiado tiempo que hago canciones que como no las proceso con la cabeza sino con las emociones, las disparo, y las acabo entendiendo después.
—¿Primero escribís y después lo entendés?
—Sí, real, como la vida misma lo que te estoy diciendo, acabo sangrando todo lo que siento y después es que digo «ah, caramba esto debe ser esto que me pasó, esto que me contaron o esto que ocurrió aquel día». O sea, no hago el proceso al revés, quiero decir, no me planteo sobre lo que voy a escribir y escribo, sino que escribo y después me planteo de qué he escrito. Esa es una realidad de lo que me pasa y supongo que eso al final tiene la parte mala o menos pudorosa de quedarte en pelotas y tiene la parte muy buena de que el que te conoce te reconoce y el que no te conoce puede darse que a través de tus canciones sabe mucho de ti.
—¿Cuál es tu sensación con la política: cuando te lastima la realidad social no tenés necesidad de cantarla, contarla o quejarte?
—Yo expongo todo lo que siento. Lo he dicho muchas veces y lo seguiré repitiendo hasta que alguien me demuestre lo contrario, y es que de momento a mí la política no me gusta porque es algo que separa al ser humano y no me gusta nada que separe a la gente. La política separa a la gente, incluso ahora más, pero desde el principio era determinante lo que uno podía pensar sobre una misma historia para ser de unos o de otros. ¿Pero qué pasa cuando uno no quiere ser de nadie? ¿Y qué pasa cuando uno realmente dependiendo del paso que esté dando por la acera decide si quiere cruzar por este paso peatón o por el siguiente? ¿Y qué pasa si uno decide que no es ni mejor, ni peor, ni valiente, ni cobarde sino que simplemente vive y ya está?
—¿Ya pensaste como será tu próximo disco?
—Siempre me gusta componer canciones después que termino una gira, pero ando con tantas ganas de componer, que quizá en mitad de la gira me ponga a escribir canciones. Y quién te dice que acabe haciendo mi mejor disco (risas).
—¿Cómo te llevás con las redes sociales?
—Me llevo genial, yo pensaba que no verle los ojos a la gente me iba a distanciar y de pronto descubro que puedo acercarme a alguien de Japón y yo esa noche estoy por cantar en Córdoba, por ejemplo. Y estar cerca de la gente me da mucha alegría.
Rosana / En la memoria de la piel