José Alberto Berlén es una marca registrada del teatro rosarino. Participó de muchos éxitos teatrales, transitando todos los géneros a lo largo de sus casi 50 años de carrera. En esta oportunidad, Berlén actúa, dirige y pone en escena “La nona”, la genial obra de Roberto “Tito” Cossa, que inmortalizó en cine Pepe Soriano, Juan Carlos Altavista, Osvaldo Terranova, entre otros. La cita es este domingo 30 de abril, a las 20, en el teatro Broadway. (Con la Tarjeta de Beneficios, 20 por ciento de descuento en platea baja y sorteo de entradas)
“A esta obra no se le puede sacar ni una coma y ni un artículo. Está tan bien escrita y construida que no hay que sacarle nada; si adaptarla a los tiempos que vivimos”, comenta Berlén en la siguiente nota para Zoom.
—¿Qué significa “La nona” para usted?
— Para el autor (Roberto Cossa) es el sistema que se devora a la sociedad; ese es el mensaje. Con una inteligencia total de Roberto “Tito” Cossa, hace esto con humor y se forma lo que en teatro se llama el género “grotesco”. Si hacemos un poco de historia, está tomado del grotesco italiano, que adaptó Armando Discépolo. Y para mí significa, como actor y director, llevar a escena una de las obras más importantes del teatro argentino de toda la historia. A esta obra no se le puede sacar ni una coma y ni un artículo. Está tan bien escrita y construida que no hay que sacarle nada; sí adaptarla a los tiempos que vivimos. Y también llevarla a nuestra zona, digo esto porque la obra se estrenó en 1977 y en uno de los pasajes, “La nona” es llevada al recordado ItalPark. Entonces la traje para nuestra ciudad e hice que esté ubicada en Rosario.
—“La nona” es una obra que trasciende las épocas y pega justo en los tiempos que vivimos.
— Yo venía haciendo en los últimos años obras de cierto humor muy aceptadas por el público. Hice un giro de 180 grados porque entendí que había que hacerlo, eso no significa que voy a llenar el trabajo. Sí hacía falta que haga el cambio porque la actualidad lo amerita. El espectador se va a encontrar con que se va reír durante toda la obra, pero, detrás de cada carcajada, el autor te pega un cachetazo. Los actores están fantásticos y la dirección general y puesta en escena que hago. Si sale mal es culpa mía, si sale bien es por la gracia de los actores y mía. “La nona” es tan eterna porque está muy bien escrita, es un clásico como Mozart y Gardel.
— ¿Cómo está compuesta la obra?
—Está dividida en dos actos, de 17 escenas cada uno, y lo bueno de todo es que tiene el acompañamiento de principio a fin de la obra, con la música de Astor Piazzolla. Es un condimento especial que hice como puestista. Mi puesta en escena va ideal con los temas del maestro Piazzolla.
— ¿Cómo fue armar este elenco para esta versión?
— Yo lo primero que armo es el elenco humano y de buenos actores, porque es una convivencia de tres o cuatro meses de todos los días. Es una segunda familia y eso funciona muy bien. A los actores los conozco de toda la vida y son brillantes. Trabajo con actores conocidos y al que no conozco, el que ingresa nuevo, a la hora ya se hizo familiar de todos porque tenemos que funcionar todos. El que entra se tiene que sentir a gusto con mi metodología de trabajo y los que están ya me conocen. Estoy muy feliz con ellos.
— ¿Piensa llevar a la obra de gira por la provincia?
— Toda mi cabeza, mi corazón y mi cuerpo piensa en la fecha en la que vamos a estrenar ahora. Lo que venga después, bienvenido sea; por supuesto es la idea llevarla a otros lados, pero no lo sé. Hasta que no estrenemos no voy a saber si le gustó al público, si vamos a estar conformes; yo creo que sí en ambas cosas. Pero te lo voy a responder después del estreno.
— ¿Se siente cómodo en ser actor y director de esta obra?
—Yo debuté en teatro en 1977, con dirección de Pepe Costa y también me dirigieron David Edery, Félix Reynoso y Mirko Buchín. Ya en 1983 empecé a dirigir y actuar, y no paré más. Desde 1989 hasta el día de hoy, estoy como actor, director y autor. No es recomendable hacer las tres cosas a la vez, pero yo vivo de esto y me tengo que partir en tres pedazos para poder subsistir como se pueda.
— Pese a subsistir, ¿Disfruta de esta multiplicidad artística?
— Se disfruta mucho cuando termina la función. Significa que en el durante tengo que ir a tirar el corner y cabecear, el 25 de mayo cumplo 70 años y no es lo mismo que a los 35.
—Dijo que está por cumplir 70 años ¿Qué balance hace de su carrera artística?
—Mi contacto con el escenario fue a los 15 años, era baterista de un grupo de rock que se llamaba Jugo de tomate y que luego se llamó Apple; en los tiempos cuando en Rosario se hacían bailes. A los 20 años dejé todo ya que me casé; y a los 24 hasta ahora hice teatro. Después conduje radio y televisión y escribí tres libros, me considero un artista autodidacta.
—Los tiempos cambian y el humor también ¿Cómo es para un artista reinventarse?
—Al haber un cambio global también lo está en el humor. Yo no me adapto al nuevo humor, pero reconozco que el humor de hace 30 años no es el mismo y no funciona, y está bien que eso suceda. A mí me funcionó lo que un periodista me denominó como el sinónimo del humor picaresco rosarino, y lo digo con mucha humildad y orgullo. Entonces al humor, si se le quita todo el maquillaje, pierde su esencia. Que lo entienda quien lo entienda, porque, además, me parece que es gratuito poner a una mujer en lencería o un hombre en calzoncillos si no se justifica, eso ya no causa nada, ni risa, ni atracción, nada. Ahora si la escena pide que la mujer quede en lencería o el hombre en calzoncillos, está perfecto. Si se justifica, la gente se va a reír y lo va a disfrutar.
— ¿Cree que le falta ese toque picaresco al teatro rosarino?
— Al humor hay que hacerlo con seriedad, porque no es fácil hacer reír. No voy a opinar ni criticar porque hago teatro rosarino, no me corresponde, para eso está la prensa. No tengo derecho a hacerlo. ¿Por qué hay tantas obras de texto, ya que en realidad todas lo son? Sé que la gente va a ver lo más moderno, un humor que convoca gente, pero no es lo mío. No hay que subestimar al público porque no es el mismo que las décadas anteriores. En los mejores tiempos de la ciudad, se trabajaba viernes, sábado y domingo. Eso pasó con “Hospital Rosario”.
— ¿Haría nuevamente “Hospital Rosario”?
— No, terminantemente no, porque cambiaron las cosas. En mi caso particular, no lo volvería a hacer porque eso ya pasó. No se puede repetir un éxito que se hizo durante marzo a diciembre, hoy por hoy se llega a hacer un mes con suerte. Las grandes temporadas de 10 meses se terminaron, en los últimos años hice 8 funciones por año y amontoné al público en esas fechas. Felizmente hay mucha gente joven entre actores, actrices y directores que están manteniendo la cartelera teatral rosarina con mucha fuerza.