“Hace mucho que no duermo”, la comedia dirigida por Agustín Godoy, se estrena en Rosario, en funciones que irán desde este jueves hasta el domingo en el cine público El Cairo.
“Hace mucho que no duermo”, la comedia dirigida por Agustín Godoy, se estrena en Rosario, en funciones que irán desde este jueves hasta el domingo en el cine público El Cairo.
La película, coproducida por Argentina y Colombia ya tuvo su paso por el 37º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, donde obtuvo el premio a mejor sonido de película argentina en competencia.
“Es una comedia veloz de persecuciones, que hasta hoy seguimos disfrutando y que ahora, afortunadamente, podemos compartir con el público de la ciudad que retratamos”, dijo Godoy, nacido en Buenos Aires pero criado en Bogotá, que filmó en base a un proyecto propio por el que recibió, nada menos, que una beca del Fondo Nacional de las Artes en 2018 y luego fue elegido para la Bienal de Arte Joven 2019.
Como siguiendo un trazado codificado, una mochila pasa de mano en mano entre runners, pasajeros de colectivos, motoqueros y automovilistas, hasta finalmente caer por error en las desatentas manos de un insomne, un hombre gris que parece fuera de todo tiempo y lugar, y que sin saber bien por qué decide escapar con el botín. Con ese disparador “Hace mucho que no duermo” sigue una historia cargada con el absurdo de los sueños, en una película que transita un universo extraño, donde el amor se comunica solo con rimas y el destino parece marcado por una combinación de cartas de tarot, cuarzos y páginas de la guía telefónica. Del mismo modo en que el insomne encuentra en la mochila un vehículo para sostener su vigilia y una razón para creer, la película empuja al espectador a las corridas por una Buenos Aires interminable e icónica, donde las torpes persecuciones e intrigas son la excusa perfecta para una narración circular.
“A veces filmar puede ser tortuoso, por eso con mi grupo de trabajo teníamos ganas de volver a hacer películas que fueran placenteras. Hacer una película que nos divirtiera hacer, y así ojalá se divirtiera también el público al verla. Y vaya si lo hicimos”, destacó Godoy.
“Durante cuatro años, pandemia por medio, fuimos haciendo, de manera muy artesanal, esta película que ha sido un esfuerzo colectivo que disfrutamos a cada paso. Fueron más de 50 jornadas de rodaje, en una infinidad de locaciones, moviéndonos por todo Buenos Aires a las corridas, un poco como lo hacen los personajes, tratando acaso de buscar el absurdo que es vivir en esta ciudad”, concluyó el realizador.