En Rosario, los fanáticos de “Game of Thrones” (GOT ) pueden brotar de las piedras. Los hay en todos lados. Como en todo el mundo. Y como en todo el mundo también, en la Cuna de la Bandera parte de ellos entendieron que la última temporada de la serie, que concluirá hoy, merecía un lugar especial. Para ello se congregaron cada domingo, cual misa religiosa, para ver cada capítulo. Y no sólo eso: analizarlo, teorizar al respecto, debatir. Armaron un espacio distinto para una serie distinta, la que rompió con todos los paradigmas de la televisión mundial.
La cita aludida fue en el bar El Faraón, de 9 de julio y Buenos Aires, donde esta noche, a las 22, por HBO esperan un cierre especial que incluirá una fiesta hasta las 2 de la mañana para celebrar el final de “Game of Thrones”.
Paradójicamente un final que estos fans nunca querrían que llegue. Vale por ellos: la convocatoria partió del mismo grupo de fanáticos que buscaron una locación con pantalla gigante para toda esta mitad de año en que se iba a emitir la temporada final. Casi sin querer, este sitio se transformó en un templo. Escenario acompañó parte de ese ritual presenciando junto a los fanáticos el episodio 5, penúltimo de la serie y fue testigo de cómo se vive semejante fenómeno.
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Foto: Silvina Salinas / La Capital
El estallido más grande lo dice todo. Hay aplausos y hay caras que se tapan ante la sorpresa. Daenerys Targaryen se acerca a Desembarco del Rey decidida a quemar todo a bordo de Drogon, el último dragón que le queda vivo. Algunos se pellizcan, celebran. Otros no entienden cómo Dany se volvió tan loca como para ir de esa manera en busca de Cersei, su principal enemiga.
En la primera línea de fuego la Flota de Hierro de Euron se hace cenizas en el agua. Y empieza la furia de un capítulo de 80 minutos que no da respiro, ni tiempo para pestañar. Pulsaciones y emociones en su máxima expresión.
Ahora, algunos se ríen con el diálogo entre Euron y Jaime Lannister, quienes inexplicablemente siguen vivos en algún lugar recóndito de ingreso a la ciudad. Se apuñalan, se disputan la vida entre chicanas y finalmente el primero muere.
La imperturbable Cersei mira a todos desde lo alto, habla con las miradas. Impide la rendición de sus fuerzas y hasta último momento ordena que la protejan. La tensión es alta. ¿Se derrumba la Fortaleza Roja antes de que Arya Stark llegue a matarla? ¿Por qué Dany no ataca directamente en lo alto y la enfrenta antes de que mueran miles de inocentes? ¿Por qué esa furia demencial?
Pasan unos minutos. El Perro enfrenta a su hermano La Montaña, va a vengarse por el sufrimiento de toda una vida. El combate es épico mientras todo se derrumba alrededor. La Montaña ahorca a Clegane y a él se le salen hasta los ojos. Algunos miran para abajo, otros palmean al de al lado, muchos sonríen. Mueren el Perro y la Montaña. Hay aplausos y conmoción.
Arya es una más de los mortales. Intenta sobrevivir al derrumbe de toda una ciudad y en el medio decide que no va a llevar a cabo su acto mayor de venganza que es matar a Cersei. Emprende la retirada, ve el horror con sus propios ojos y de nuevo se transforma en un personaje descollante para otro capítulo histórico. La vivan. Arya siempre se levanta. Pero los deja a todos boquiabiertos cuando se sube al caballo blanco para irse. ¿Y Jon? ¿Y Tyrion? ¿Y Sir Davos? ¿Y Gusano Gris?
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El tatuaje de celeste. Daenerys y el dragón en la espalda de una fan rosarina.
Foto: Silvina Salinas / La Capital
Cómo se vive. Las jornadas de cada domingo comenzaron con la emisión del episodio anterior. Pizza va, pizza viene, cerveza por allá, gaseosa por acá, silencio absoluto (como en el Reino cada vez que hubo tensión) y mucha atención. Remeras estampadas con el blasón de la Casa Stark y hasta una espalda de mujer tatuada íntegra con Daenerys Targaryen volando en su dragón estrella dan cuenta de que este no es un lugar cualquiera. Ningún desconocedor de la historia creada por George Martin que HBO transformó en mina de oro podría entender de qué se trata todo esto. Los fans sí. A tal punto que le rinden culto.
Tras el quinto y penúltimo capítulo ue dejó muchas puertas abiertas hacia el final de hoy, Escenario charló con algunos fans, promotores ellos de esta iniciativa de la que además dieron cuenta de cómo se inició y de cómo viven el inminente desenlace de eso que los apasiona.
Bruno Vignale, agente inmobiliario de 23 años, tomó el mando en un grupo de Facebook de “Game of Thrones” Rosario y propuso las juntadas de domingo. El anzuelo enganchó a otros fanáticos y arrancó la búsqueda de un espacio ideal para disfrutar de la 8ª temporada. El día del estreno no estuvo tan bien. El local que habían conseguido no contrató HBO , el proyector “era del año 20” y la ilusión mutó a frustración absoluta. Hasta que llegó una inmediata solución en la previa, armaron pools en autos y se repartieron en las casas de quienes tenían el anhelado pack con los derechos para ver la serie. Aún sin conocerse, hubo gente que se juntó en viviendas particulares para no perderse el capítulo uno. Para la semana siguiente ya habían conseguido El Faraón.
“Se armó un grupo hermoso. La verdad es que la mística y la magia del fanatismo nos llevó a buscar otro lugar y con esa emoción conseguimos este”, cuenta Bruno después de perderse en los pensamientos sentado, contra una ventana, meditabundo y exhausto tras ver el capítulo 5. “Hasta pensamos en alquilar pantalla y pagarla nosotros”, agrega Juan Manuel Guzmán, herrero de 32 años, mientras la imagen de un lobo huargo en la remera se le asoma por la camisa abierta.
“El sabor de verla en grupo aunque no te conozcas con el de al lado es muy lindo, las emociones compartidas… Por un lado está ese disfrute de verlo en una pantalla grande y después en ver cómo se potencia la emoción, la energía que se genera”, relata Mariel Costa, terapeuta de 52 años. Y sigue con los detalles: “Además, después durante la semana en el grupo hay comentarios, se comparten teorías, los memes que salen”. “Es más, ahora mientras hablamos, el grupo debe estar lleno de mensajes”, agrega Juan Manuel. “Es una mística hermosa”, refuerzan y coinciden.
Mariel recuerda que “GOT nos unió, entré por un grupo de Facebook, buscaba gente que se juntara acá porque en el mundo pasa. Caí en este, está buenísimo y además de juntarnos los domingos para venir, nos guardamos el lugar (cada uno conserva el suyo, como si fuera cábala), compartimos la comida y en cierta medida hasta la semana”.
HBO tardó un año y medio en poner al aire la última temporada, de sólo seis capítulos. La espera se hizo larga y casi sin pensarlo, ya se avecina el final. “¿Cómo se vive el inminente cierre? ¿Cuáles son las sensaciones? “Cuando esto termine va a haber una crisis existencial para muchos, yo creo que apenas pase eso pongo el primer capítulo de vuelta”, se ríe Bruno. A lo que Mariel agrega: “Hay muchas líneas argumentales en GOT , muchos personajes. Entonces, la mayoría de nosotros vio la serie de nuevo en este año y medio, algunos más de una vez, porque siempre encontramos un detalle nuevo, alguna cosa que se nos escapó, un diálogo revelador”.
Sobre la gran pregunta que envuelve a la historia, de “¿quién ocupará finalmente el Trono de Hierro?”, Juan Manuel no dudó: “Para mí el final va a ser abierto, va a quedar una reina Targaryen (Daenerys) en el trono y hay un Baratheon (Gendry) y una Stark (Sansa) que se están uniendo en el norte. Va a terminar como empezó, con la rebelión de Robert (Baratheon)”. A su lado, Bruno asiente con la cabeza y Mariel se ríe más: “Mis teorías ya se cayeron”. Pero revela eso que quizás fue el gran gancho de la serie, la mayor fortaleza del éxito: la sorpresa: “Está bueno conservar la expectativa, ver con qué nos va a salir, porque si no es como adivinarle el truco al mago. Hay que disfrutar de la impronta de lo nuevo, de lo inesperado”.
Antes de despedirse, no vacilan ni una vez: ¿Cuál fue el personaje más querido en este tiempo? “Arya, por toda la serie. Y en esta última Tormund, al colorado (Salvaje matagigantes) lo queremos”, dice Juan Manuel. “Bueno… Y Daenerys… no sé qué le pasó, desbarrancó y nos sorprendió por ese lado”, piensa Bruno. Aunque no habrá mucho más tiempo para el misterio. El final está aquí.