Por Pedro Squillaci
Hoy, a las 21, en la sala de Salta 2991, y también todos los viernes de enero, febrero y marzo, se presenta "La Orden del Dragón", una puesta tragicómica que atraviesa el horror de la Dictadura Militar Argentina que dejó "una tecnología del infierno con espantos planificados".
Aldo El-Jatib, autor del texto, dramaturgia y responsable de la dirección teatral dialogó con Escenario sobre cuáles fueron los motivos que inspiraron esta obra y lanzó una frase contundente relacionada con aquella Dictadura y este presente: "Creemos que esa bestia está despertando otra vez, en forma diferente, como decimos en el espectáculo: con una impunidad que asume esta dimensión, alguien que se autoatribuye facultades extraordinarias y planifica a lo largo de su gestión un sistema completo de ilícitos, injusticias, persecución, mentiras y represión".
La puesta, de una hora de duración, está protagonizada por María de los Angeles Oliver, Ada Cottu, Victoria Guercetti. Iván Brodoloni, Sebastián Arriete y Exequiel Orteu.
—¿Por qué surge la idea de asociar el Año Chino del Dragón con la Dictadura Argentina?
—La asociación tiene que ver con el despertar de la bestia que genera destrucción, al igual que en la noche del año chino, aquí, en Argentina en el año 76 se despertó esa bestia que habita dentro de la sociedad y que comenzó con la etapa más espantosa, horrorífica y destructiva que pudimos vivir. Aterrorizaron, torturaron y asesinaron a jóvenes, padres e hijos, los desaparecieron, crearon una tecnología del infierno, con espantos planificados.
—¿Representar ese momento trágico del país es un aporte vital para convocar a la memoria?
—Creemos que esa bestia está despertando otra vez, en forma diferente, como decimos en el espectáculo: con una impunidad que asume esta dimensión, alguien que se autoatribuye facultades extraordinarias y planifica a lo largo de su gestión un sistema completo de ilícitos, injusticias, persecución, mentiras y represión.
—¿La obra es dramática o hay espacio para que el humor exorcise demonios?
—Algunas situaciones adquieren un carácter tan absurdo y grotesco que conducen inevitablemente a lo cómico, es un ir y venir entre estos dos límites y los límites siempre se tocan, por eso la obra, como la mayoría de las obras de El Rayo, es tragicómica.
—¿Al ser un grupo de teatro experimental hay mayor libertad para abordar temas ya representados como la Dictadura y aportar una nueva mirada?
—El carácter de experimental lo que nos permite en primer lugar es abordar este tema como cualquier otro tema, con un alto nivel de honestidad, tratando de ser lo más autocríticos posibles con nosotros, como parte de una sociedad enferma que no puede salir de un círculo nefasto de repetición. A partir de una técnica actoral y un lenguaje estético propios podemos trabajar en la creación de imágenes que seguramente aportan una nueva mirada.
—En la gacetilla remarcan el tema de "acción fantasmal". ¿Cuáles son los fantasmas que muestra esta puesta?
—La frase acción fantasmal tiene relación principalmente con una teoría mía sobre la técnica actoral que desarrollamos en El Rayo, y que está basada en la física cuántica. Tiene que ver más con la etimología de la palabra, que significa "presentación de una luz o una verdad".
—Al cumplir 25 años reponen "Cirujas". ¿La obra mantiene su vigencia un cuarto de siglo después o hubo que modificarla en algunas cuestiones puntuales para que sea de actualidad?
—Lamentablemente, la actualidad de "Cirujas" es impresionante, parece increíble que en 1995 estábamos retratando la parte más oscura y marginal de ese momento y que hoy, 25 años después, la obra encaje perfecto para retratar la misma problemática. Hoy la violencia, la pobreza y la marginalidad en Argentina se vive y se percibe con la misma fuerza. No hubo que modificar nada, incluso la puesta en escena, vestuario, luces, y el sonido es el original.
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