Rosario será escenario de una fiesta popular única: el Dúo Coplanacu, integrado por Julio Paz y Roberto Cantos, celebra sus 40 años de trayectoria con la histórica Peña de los Copla. Además del dúo, se presentarán grandes artistas locales y nacionales del folklore. El cierre será a pura cumbia con Los Lirios de Santa Fe. Tendrá lugar el viernes 10 de octubre en el Complejo Forest (Brown 3198).
La Peña de los Copla nació en Córdoba el 5 de mayo de 1985 y desde entonces se convirtió en un ritual cultural del folklore argentino, con espíritu familiar y participativo. Más que un espectáculo, es un espacio de encuentro, música y fraternidad donde el público, los artistas y la danza se funden en una misma celebración.
En estas cuatro décadas, los Coplanacu construyeron un legado que trasciende la música: la peña es una marca de identidad de la cultura popular argentina, un faro de resistencia artística y un fogón perpetuo.
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A lo largo de la jornada del viernes, se subirán al escenario: Néstor Garnica, destacado violinista santiagueño reconocido como uno de los máximos referentes del folklore actual, y Diego Arolfo, cantante y compositor santafesino, integrante del cuarteto de Chango Spasiuk, presentará su proyecto chamamecero “Volver en guitarra”. También estará Lorena Bogado, cantora y gestora cultural rosarina, y los Ñaupa Cunan, dúo de estilo santiagueño formado por Lisandro Ruiz y Nahuel Ruiz. Dirá presente a su vez el Dúo RYA (Ramiro Cabral y Axel Sanagua), jóvenes talentos que representan la nueva generación del folklore local.
Finalmente, cerrarán Los Lirios de Santa Fe, en un gesto que busca desdibujar las fronteras entre los géneros y afirmar la pertenencia de la cumbia a la música popular. La Peña de los Copla llega a la ciudad con la producción de Camalotus, El Aserradero y el programa de radio, para celebrar el arte como forma de encuentro.
Antes de su llegada a Rosario, Roberto Cantos dialogó con La Capital y habló de los cuarenta años del dúo, su vínculo con las nuevas generaciones y la apuesta a la peña como formato colectivo:
- ¿Cómo están viviendo este año de celebración de los cuarenta años de trayectoria?
Nosotros hemos decidido este año tratar de andar celebrando los 40 años por todo el país. Realmente nos toca pensar mucho en todo lo que hemos vivido en tanto tiempo, y a la vez vivir una realidad muy hermosa en cuanto al vínculo que tenemos con la gente y con los músicos. Estamos en una situación realmente privilegiada en cuanto al afecto de la gente y al respeto por nuestra trayectoria. La verdad es que estamos caminando todavía. En esta actividad, uno nunca llega a ningún lado. Lo importante es andar. Y en este camino, hemos sido y somos muy felices. Amamos mucho la música que compartimos y amamos mucho el desafío de andar repartiendo estas canciones por este país tan grande.
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- La permanencia en el tiempo y la vigencia del dúo hizo que estén en contacto con nuevas generaciones de público y de músicos. ¿Cómo es ese vínculo?
Nosotros hemos tenido siempre con el público joven un vínculo de mucha complicidad. Nos dicen de un tiempo a esta parte que somos referentes. No nos sentimos muy referentes, más bien nos interesa la cosa compartida a la misma distancia. Muchos músicos jóvenes tienen sus características de gente joven, con su energía, con su ilusión, e incluso con su prepotencia que les es muy útil, y necesaria en algún punto, en este momento de sus vidas. Disfrutamos mucho verlos y compartir con ellos. Es muy importante dar espacio y dejar que cada uno vaya construyéndose.
- Al momento de mirar para atrás, ¿qué es lo que aparece con mayor predominancia?
Hemos atravesado muchas épocas, muchos espíritus de época y cada época ha tenido su característica, su color. En algunas épocas nos ha sido todo más factible y más fácil, en otras no ha sido tan fácil. Lo que queda de todo eso es como un sueño que se está cumpliendo, dentro de un oficio que tiene un rol social concreto. La cultura es un vehículo.
- ¿Por qué en este momento de su carrera están apostando sobre todo al formato de peña?
El formato de peña es el que más estamos usando ahora y tiene mucho que ver con la interacción y con el compartir. Las peñas se completan sí o sí con los bailarines, con los que cantan con nosotros, con esa informalidad y esa profundidad de la identidad que uno logra vivir en estos eventos. Dentro de lo que sería la joda de la peña, hay cosas muy serias y muy hondas que son un desafío vivir y atravesar. Después están los otros formatos que nos gustan un montón también. Uno es el de sala de teatro, que propone otra intimidad, y otro el de los festivales, que son fiestas gigantes de la gente. Pero la peña es hoy nuestro formato elegido y característico.
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- ¿De qué manera cambia el repertorio según los formatos?
Apelamos al teatro cuando tenemos algo nuevo que presentar. En el caso de las peñas y los festivales, nos interesa mucho más compartir, entonces cantamos los temas que queremos cantar y sobre todo los temas que la gente quiere que cantemos. Porque la participación de la gente es realmente fundamental.
- ¿Cómo se van armando las grillas de las diferentes peñas?
Es un poco un devenir. Cuando uno anda compartiendo todo el tiempo con músicos, cuando se da la oportunidad medio que los cruces surgen espontáneamente. Por ejemplo, en Rosario vamos a tocar con Dieguito Arolfo, a quien conocemos hace un montón de años, cuando íbamos a unas peñas hermosísimas que se hacían en Santo Tomé. Él era muy changuito y ya cantaba. Con Los Lirios me parece interesantísima esta interacción entre los géneros, una interacción muy rica sobre todo para la gente. Con los Ñaupa Cunan también hemos compartido un montón, son changuitos a los que queremos mucho. Así que a la hora de armar las peñas, medio que las grillas decantan solas y es muy natural.
- Respecto de la participación de Los Lirios, crean la oportunidad de ofrecer a la gente en simultáneo dos géneros populares como la cumbia y el folklore, que tienen mucho público en común pero no tantos cruces. ¿Sienten que es un gesto de reafirmar la cumbia como parte de la música popular?
Absolutamente. Nosotros hace 40 años que estamos y al principio era realmente inconcebible juntar géneros, juntar al folklore y al rock por ejemplo. Eso se ha ido diluyendo y por suerte hoy casi no existen las fronteras. Hay fronteras estéticas, pero en la cabeza, en el corazón y en la percepción de la gente, cabe cualquier propuesta mezclada con otra. Eso realmente es fantástico porque da mucha libertad en todo sentido.
- Después de 40 años de recorrido, ¿qué te sorprende todavía de este oficio?
A mí me sorprende todo lo que propone el territorio, donde está inmersa la historia de cada lugar. De ahí surge por ahí un poema de alguien que vive el cotidiano en un pueblito, y ese poema se convierte en canción, y esa canción anda volando por todo el país, y la gente la toma y la guarda en el corazón. Toda esa cosa intangible me sigue sorprendiendo y me sigue conmoviendo.