Ricardo Guenchupan se levanta cada mañana, apura el mate amargo y se asoma por la ventana de su "casa". Pero el paisaje no siempre es el mismo. Muta. A veces son montañas, otras el mar. Y hasta el domingo lo que Ricardo ve de un lado es el río Paraná y del otro el Monumento Nacional a la Bandera de Rosario.
Así es el día a día de este rionegrino de 42 años, que cada mañana despliega mantas en el piso para montar una Biblioteca Ambulante. El proyecto nació hace diez años, cuando el hombre oriundo de Bariloche se lanzó a recorrer los caminos del país con una consigna: canjear o vender libros para hacer circular la lectura.
"Todos tenemos en casa algunos libros que ya leímos y no queremos más. Bueno, la idea es que los traigan y los puedan canjear por otros", cuenta el bibliotecario ambulante a La Capital. En este breve viaje por Rosario —está desde el jueves 2 de octubre— lo acompaña su hijo de 6 años, que por el asueto y el feriado de esta semana pudo hacerse una pausa en la escuela.
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Foto: Virginia Benedetto / La Capital
Libros en un viejo colectivo de Rosario Bus
Apenas arrancó el proyecto funcionó en una combi precaria. Después pasó por otros vehículos similares hasta que hace unos cinco años compró un colectivo en desuso que había pertenecido a la empresa Rosario Bus.
Lo acondicionó para que sirva de vivienda (con cama, ducha, cocina, heladerita y hasta plantas) y desde hace cuatro años funciona como Biblioteca Ambulante, tal como reza el ploteado que luce en uno de sus costados el micro amarillo que por estos días se puede ver en la zona del Parque Nacional a la Bandera, sobre calle Estévez Boero. Desde ese sitio este martes por la noche fue testigo privilegiado de los shows de Juan Carlos Baglietto y Nicki Nicole por los 300 años de Rosario.
Los libros brotan de cada metro cuadrado del viejo ómnibus del transporte de pasajeros. Pilas de libros que crecen como plantas en cada rincón de la casa móvil. Calcula que en total son unos 2500 volúmenes. Entre otras joyitas, tiene un ejemplar en perfecto estado de "La razón de mi vida", de Eva Perón, de diciembre de 1951.
Cuando despliega las mantas los exhibe por categorías: novelas de bolsillos, literatura juvenil, historia, política y biografías. Propuestas literarias para todos los gustos. "La idea es que vengan a intercambiar libros o comprar a precios accesibles, y fomentar la lectura desde el lugar", dice.
El magnetismo de Rosario
Si bien Ricardo es oriundo una comunidad mapuche ubicada a unos 60 kilómetros al sur de Bariloche reconoce un lazo filial con la ciudad. Dice que Rosario es como un agujero negro que lo absorbe cada vez que pasa por la zona. "Rosario —explica— es una ciudad culturalmente abierta a recibir visitantes, una ciudad que lee mucho y la idiosincrasia rosarina es muy afín a lo que me gusta, porque es gente que charla, son frescos y participan de lo cultural".
Además de sus librerías de nuevos y usados, Rosario cuenta en sus barrios con una veintena de bibliotecas populares que alojan distintas iniciativas culturales.
Hasta el domingo Ricardo y su Biblioteca Ambulante estarán en Rosario. Después volverá a itinerar y, según el clima, será una u otra geografía del país, aunque en estos años el colectivo también rodó por Uruguay, Brasil y Paraguay. "Voy a estar dando vueltas entre Buenos Aires y Santa Fe, porque el clima ahora es ideal en la zona, no hace ni frío ni calor", anticipa.
Por ahora su próximo destino es una incógnita, aunque quienes deseen seguir la travesía pueden enterarse a través de las historias que publica en la cuenta Instagram @biblioteca.ambulante