La policía bonaerense, alguna vez tildada como la “maldita policía” estuvo en boca de todos por razones más que merecidas. Pero nunca se hizo un foco tan peyorativo contra la policía metropolitana. Es más, difícilmente Horacio Rodríguez Larreta tome con humor la entretenida serie escrita, dirigida y coguionada por Santiago Korovsky en clave de comedia negra y por qué no también de sátira. La ficción de ocho capítulos de 25 minutos que estrenó el viernes pasado la plataforma de la N roja apunta a una mirada sarcástica sobre la inclusión desde el trabajo de una brigada de la guardia urbana perteneciente a la policía metropolitana de la ciudad de Buenos Aires.Felipe (Korovsky) es un treintañero cobarde e inseguro que un día se plantea trabajar en un ámbito vinculado con la seguridad, el cuidado del otro y hasta el control del tránsito, según los casos, por una cuestión de desafío personal. Tenía que probarse a sí mismo, a sus padres sobreprotectores y a su flamante ex novia, que él podía hacerle frente a los difíciles avatares de la vida. Y se metió en una guardia urbana, creada por una futura candidata a jefa de gobierno de la ciudad con fines marketineramente políticos, y con el objetivo de mostrar que son los más inclusivos de la función pública sin considerar que se requiere una determinada capacidad para la función que se les asigna. Así Felipe será parte de la que con el correr de los capítulos será la tristemente célebre División Palermo, integrada por un joven de talla baja, una mujer en silla de ruedas (Sofía, impecable Pilar Gamboa), un anciano que no admite su sordera, un no vidente que sólo le interesa ganar plata, una trans hija de un policía, un gordito simpaticón que se cree que está actuando en “Misión Imposible” y un boliviano cuyo sueño es ser un comediante de stand up. Y todos bajo las órdenes de un agente postergado, que tiene un brazo ortopédico (Hendler). Korovsky utiliza un tono de comedia para plantear un combo temático que atraviesa el policial y que no regatea cierta violencia, sobre todo desde el lado de los villanos de turno (Marcelo Subiotto, el jefe de policía, y Carlos Belloso, el más salvaje de los bandidos). No es la primera vez que la fuerza policial aparece como cómplice de los corruptos, pero “División Palermo” también hace foco en mostrar a los victimarios como víctimas, en esa espiral delictiva cuyos resortes caen hacia lo más bajo cuando paradójicamente la punta está bien arriba. Como casi siempre, habrá un hilo conductor en una historia de amor, en este caso entre Sofía y Felipe, y de pronto el mensaje de la inclusión tomará más fuerza, más lejos de la ironía y más cerca de la realidad.