“Era una especie de lienzo donde ponía sobre sí mismo lo que se le ocurriera”, define el músico rosarino Pablo Jubany a David Bowie. El artista inglés es el eje de “Bowie: sound+vision”, un show en el que una banda formada especialmente para la ocasión recorrerá parte de la obra del legendario creador de éxitos como “Let’s Dance”, “Space Oddity” y “Heroes”. Sin embargo, Jubany dijo que la propuesta no será una “especie de carnaval de éxitos”, sino un show con “una coherencia musical que apunte más a conmover y a sacudir que ser meramente complaciente”. “Es un espectáculo hecho desde el respeto, pero también desde algo muy genuino y personal”, añadió. “Bowie: sound+vision”, que cuenta con un fuerte soporte audiovisual, subirá a escena este sábado, a las 21.30, en el teatro Broadway (San Lorenzo 1223). Las entradas se pueden adquirir en la boletería del teatro y por Tuticket.com.
¿Cómo surge la idea del show?
Es el show que uno venía postergando hacerlo desde hace mucho, si bien alguna vez hicimos algún show con mi propia banda tocando algún disco completo. Lo hicimos en el 2012, con “Ziggy Stardust” en El Café de la Flor y en 2016 “Station to Station”. Pero siempre estaba la idea de hacer un show con música de Bowie con una escala mayor. En este caso me lo propusieron los productores. Me asocié con ellos y me hice cargo de la dirección artística y musical integral. A diferencia de aquellos shows que los presentaba con la marca de mi carrera solista, la idea de este trabajo era que no estuviera bajo esa órbita. Por eso voy estar tocando con una banda armada especialmente para la ocasión.
¿Cómo va a ser la puesta en escena?
Si bien es un show con música de Bowie, lo que tratamos de hacer es una celebración y no un tributo porque nos parece que Bowie tiene una cualidad inabarcable y que la hora de hacer un tributo clásico como puede ser a Queen, Led Zeppelin, Soda Stéreo o Los Beatles en los que uno puede caracterizarse físicamente, en el caso de Bowie esa cualidad inasible que tiene como artista hacía que no fuéramos por ese lado. No era la idea y me parece que el propio sujeto, la materia en cuestión no da mucho lugar a eso por esa misma amplitud de una carrera tan ecléctica y variopinta. Por eso apuntamos que la parte visual del show se apoye más en soportes audiovisuales. Por eso habrá dos pantallas de led en el fondo del escenario y un recurso que usó Bowie como una pantalla traslúcida frente al escenario que va a ir subiendo y bajando en distintos temas sobre la que se proyectarán imagenes y nosotros entre las dos pantallas que en algún momento se superpondrán para generar un efecto de tridimensionalidad.
Jubany - Tengo Tanto Que Hacer (2022 mix)
¿Cómo lo armaron musicalmente?
Quizás no prescindimos de un puñado de hits como tienen que tener todos los shows, pero apuntamos a no tanto hacer una especie de carnaval de éxitos sino de dar un show que tenga una coherencia musical y que apunte más a conmover y a sacudir que ser meramente complaciente. En nuestro caso apuntamos mucho a generar un producto de mucha intensidad más que complacencia y esto tiene que ver con la curaduría muy cuidadosa que estamos haciendo en la cual tratamos de no imitar a Bowie pero sí invocar el espíritu y la mística que tendría un show de Bowie.
¿Por qué elegiste a Bowie?
Es un artista universal. Quizás lo que hasta ahora no había pasado es que hay un grupo de artistas, como nuestro caso, que tengan la voluntad de tomarlo como materia de estudio y de desarrollo de un proyecto. En mi caso particular, es un artista que atraviesa todas mis inquetudes musicales y culturales de toda la vida. Yo lo descubrí siendo muy chiquito cuando fui a ver “Laberinto” (1986). Era una especie de lienzo donde ponía sobre sí mismo lo que se le ocurriera. Recordemos que a fines de los 80, el rock, a diferencia de ahora, estaba en todas partes, y Bowie era distinto a todos. Después, a lo largo de los años se convirtió en materia de estudio y eso me permite trabajar con un profundo conocimiento y tratando de ofrecer un espectáculo hecho desde el respeto pero también desde algo muy genuino y personal. Nosotros encontramos que hay un hueco en el país en general con respecto a Bowie y por eso planeamos llevarlo a distintas ciudades. Ese hueco tiene que ver con que a diferencia de otros artistas, Bowie es más difícil de encuadrar en un tributo tradicional. Hay algunos como el de Andrea Prodan, pero un espectáculo de estas características no existe en la ciudad ni en el país.
¿Cuál fue la influencia más clara de Bowie en tu trabajo?
Siento que me ha influido más en términos de la puesta en escena, en el aspecto teatral, que en lo estrictamente musical. Y no tanto escuchándolo, sino estudiándolo, Bowie es un tipo que tiene algo de alguna manera obtusa en la forma de escribir. Es un compositor muy complejo. Un tipo que al no tener formación académica, pero sí tener un sentido muy grande de la ambición, llega a resultados muy particulares. Hay una arquitectura que hace de la música que para los que sí tenemos algún conocimiento formal, es difícil desarmar esa cuestión para aproximarse a la obra de Bowie en tanto influencia musical, cómo maneja las cadencias, la poliritmia, lo armónico a partir del capricho melódico. Es una manera muy libre de escribir que cuando uno lo escucha se hace imperceptible. Y ahí es donde reside cuán interesante es intelectualmente la música de Bowie, porque uno lo puede escuchar como un producto pop y lo digiere como tal, pero hay una singularidad que hace que además de ser atractivo resulte intelectualmente estimulante.
Decías que el rock estaba en todas partes. ¿Cómo ves la actualidad, sobre todo en la escena rosarina?
Estoy profundamente desorientado. Veo mucho congéneres míos sobreactuando cierto entusiasmo con respecto a lo que hoy se presenta como música contemporánea. Y por otro lado me entra la duda que sea una cuestión genuina, y si es así, no logro encontrar dónde está el motivo de eso. Creo que es así en Rosario y en general. Rosario además está sufriendo y no recuerdo un peor momento de la ciudad que este en términos generales. Independientemente de la coyuntura más amplia que todos conocemos, más allá de la pospandemia, me parece que Rosario en términos culturales, no en términos de producción cultural, pero sí en desarrollo de su circuito cultural, no recuerdo un momento de mayor depresión de la ciudad. Y en general, en relación al rock y otras músicas, esa desorientación no veo que sea distinta a la que tienen muchos de los artistas que me rodean, mientras que otros se aferran a cierta idea de continuidad o de ruptura. Afortunadamente sigue habiendo lugares y expresiones que celebro. No estoy diciendo que no haya nada bueno o de valor que se pueda subrayar pero siento que hay una diáspora muy grande que me desorienta.
¿Por qué pasa eso?
Hay varios factores. La industria de la música vio forzada una reconfiguración en la cual se emparejó para abajo en lo económico que después impulsó una consecuencia en lo artístico a nivel global. El país obviamente también atraviesa un momento complicado. Y a la ciudad en particular siempre le costó generar un mercado cultural interno con cierta fortaleza. Eso se lo atribuyo a cierta cercanía a Buenos Aires, pero en los últimos 10 o 15 años se lo fue sofocando, tanto desde el punto de vista privado como del estatal. Eso en cuanto al desarrollo de un circuito y un mercado. Eso no quita que los artistas que siempre vamos a tratar de dar lo mejor. Quizás cuando hablamos de nuevas tendencias, esas tendencias ya nacen hijas de esa coyuntura y por lo tanto también vengan con una cuestión de base que empareja para abajo. Creo que es un síntoma pero no creo que sea la definición absoluta del panorama musical. Igualmente sigue habiendo artistas jóvenes y no tanto que siguen apostando a un desarrollo musical de valía. De todas maneras creo en los ciclos, este ciclo es difícil pero no creo que sea la última parada.