Agarrate Catalina es sinónimo de murga uruguaya. En sus 23 años de carrera, se convirtieron en un fenómeno del género. Además de su éxito en el territorio nacional, los nacidos en Montevideo recorrieron los cinco continentes y más de veinte países, con sus espectáculos traducidos a diez idiomas. Este viernes 9, a las 21, llegan al Teatro La Comedia (Mitre 958), con una versión “La involución de las especies” que incorpora elementos de sus dos shows anteriores. Las entrada están agotadas, pero los suscriptores de Tarjeta BLC tienen acceso a sorteos exclusivos.
La Catalina, como la denominan sus seguidores (con el afecto de quien se conoce hace mucho tiempo) y sus integrantes, lleva como sello identitario inconfundible la capacidad de caricaturizar, con el humor como bandera y el encuentro como faro, sobre la realidad sociopolítica. Si bien se centran en el contexto uruguayo, las similitudes de ciertos procesos (como el avance de proyectos neoliberales y conservadores) en los últimos años, hace que sus espectáculos toquen de cerca de forma extensiva a buena parte de Latinoamérica.
Para esta nueva gira que los llevará por Gualeguaychú, Santa Fe, Córdoba y provincia de Buenos Aires (además te traerlos a Rosario), armaron un show combinado. “Cada vez que tenemos sacar la murga de su ámbito más natural y más cómodo que es el carnaval, y llevarlo al invierno y al exterior, lo complementamos. Porque la duración exigida del show de carnaval, que son 45 minutos, es demasiado breve cuando convocás a la gente a un teatro y paga una entrada. Entonces hay que reescribir o agregarle piezas, o tomar alguna otra pieza que tenga que ver con la consigna y que ya hayan sido presentados”, contó Yamandú Cardozo, fundador la Catalina, en diálogo con La Capital.
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Al revisar los espectáculos anteriores, "Amor y odio" de 2020 y "Defensores de causas perdidas" de 2019, encontraron ejes comunes en los tres, muy marcados por el contexto sociopolítico que las enmarcó. “Eran temáticas que nos ocupaban mucho, como el vínculo social, la cohesión y la salud del entramado social, expuesto y arriesgado a las lógicas de funcionamiento de una sociedad binaria de ‘vos contra mí’. Esa cosa maniquea que tiene esta lógica y que siempre ubica al mal del otro lado, en el otro, enfrente, nunca contigo”, detalló el referente de la murga.
De esta manera, el show conserva “la estética y los trajes de 'La involución de las especies'”, pero se transforma en otra cosa, un híbrido superador. “Además, tenemos los espectáculos procesados por lo que le pasó a la gente con cada uno, y eso mirado a la distancia. Y nos contestamos de alguna manera, incorporando las devoluciones”, agregó.
La murga, lenguaje popular
Una virtud de la Catalina, y parte de lo que explica su amplísima convocatoria, es su aptitud para formular críticas a uno u otro proyecto político particular, pero desde un lugar que invita a la reflexión y no posiciona como enemigo a quien piensa distinto. “El carnaval es un lugar que nos enamora por eso. Era o es un juego, es una actividad divina a nivel artístico, pero sobre todo tiene un inmenso valor popular. Es un pueblo entero que se analiza a través del humor con editoriales realizados por editoriales por gente que habitualmente no editorializa, que en general no tiene acceso a la comunicación a nivel emisor. Pero en ese caso sí y no tenés que tener ningún diploma para hacerlo”, subrayó Yamandú, quien integra la murga junto a sus hermanos Martín y Tabaré.
El carnaval es el escenario del pueblo por excelencia, no sólo como celebración sino como espacio democratizante de expresión política y de resistencia. “Armás una murga, tocás y cantás y lo mostras en un enorme festival de teatro, totalmente horizontal, porque va desde el barrio más bacán al más comprometido, durante un mes y medio, en una ciudad que convive con eso. Es increíble. Y lo puedo decir con total soltura porque no tenemos nada que ver con eso, ya estaba mucho antes y seguirá estando mucho después, nosotros sólo podemos empeorarlo”, dijo Cardozo entre risas.
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El humor es un elemento clave, transversal a la propuesta murguera. La ironía filosa, a caballo de melodías populares, es el instrumento principal con el que se comparte un mensaje y una narrativa. “A la hora de afinar el lápiz para hacer nuestros editoriales y nuestras caricaturas, tenemos que tener en cuenta que el humor siempre esté, porque nos interesa además de porque hay un cierto mandato de eso para la murga. El humor es lo que nos convocó inicialmente y es la murga que quisiéramos ver”, aseveró el referente.
“Hace mucho tiempo estamos en un camino en el que proponemos más dudas horizontales que verdades verticales. Y no somos quién ni pretendemos ser quién se pare arriba de un banquito para decir cómo es el mundo. Tenés que llegar a todas las personas, lo que no quiere decir pasteurizar el espectáculo, sino honrar ese encuentro. Aprovechar que está todo el mundo ahí. Los propios objetos de la caricatura son los que la ejercen, porque siempre intentamos que nos incluya, y algunas veces no saldrá mejor que otras”, sumó Yamandú retomando la voluntad de la Catalina de poner en común inquietudes, en lugar apelar a la llamada bajada de línea.
Formados en 2021, con múltiples cambios de formación, la Catalina va para el cuarto de siglo en actividad, en los cuales ganaron cinco veces el Carnaval mayor de su país y conquistaron a los públicos más disímiles en distintos rincones del mundo, ajenos a la idiosincrasia murguera. Después de tanta vida compartida y tanto trabajo realizado, Cardozo aseguró que todavía hay lugar para la sorpresa en la tarea cotidiana.
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“Me sorprende seguir teniendo ganas. Que nos siga encantando hacerlo. Encontrar ahí nuestro lugar en el mundo, en este Frankenstein nómade que es la Catalina. Y el vínculo con la gente y la fuerza de ese abrazo sostenido en el tiempo, que es más vivido cada vez. Más allá de lo carnavalero y lo más tradicional, a la Catalina le empezó a pasar que nuestras formas de vinculación con la gente son muchas veces más parecidas a las de una banda. La gente va con trapos y banderas, hay gente que tiene tatuajes. Eso es super fuerte”, afirmó el fundador del grupo.
Con Argentina, la relación es profunda y entrañable. La última vez que estuvieron en Rosario fue en 2022, y en esa ocasión la visita terminó con una verdadera fiesta en la calle, en las inmediaciones del Teatro El Círculo. Calle cortada y multitud, un carnaval inventado fuera de tiempo y espacio.
“Creo que pasa algo con la cercanía que no ocurre con otros géneros, por esto que tiene la murga de que terminás la función abajo del escenario cantando entre la gente. Y esa modalidad hace que la gente abrace la propuesta de una forma muy particular. Es la comunidad del carnaval replicada acá. El vínculo que sucede entre este pueblo y la Catalina y con el género murga es algo que en los últimos veinte años no deja de sorprenderme”, cerró Yamandú.