Hace una semana que en Central prácticamente no se habla de otra cosa que del “fenómeno Marco Ruben” y dependiendo de lo que haga el 9 en los dos partidos que le quedan a Central en el torneo se recargarán las tintas sobre una situación especial, de la que en Arroyito todos se sienten orgullosos y que el propio jugador disfruta de una manera especial. Pero por más que no convierta de aquí al final del torneo lo que viene será igual de importante o más quizá de esto que sucedió en estas últimas semanas. El capítulo que se viene en la historia de Ruben en Central es el que tiene que ver con su continuidad, con la posibilidad de renovación de su contrato o con la decisión de final de ciclo. Es una verdadera incógnita, de la que sólo Marco tiene la respuesta, que develará seguramente una vez que finalice el campeonato. Pero no es poco para el mundo Central hoy que Ruben decida continuar a que opte por ponerle un punto final a su carrera como futbolista. No se trata de la decisión de un jugador cualquiera, sino de la decisión que tome Marco Ruben.
El gol que le convirtió a Unión quedó en cierta forma opacado por la derrota (1-3, en Santa Fe), pero en definitiva fue el gol que le permitió al delantero alcanzar la marca de Mario Alberto Kempes en el segundo puesto entre los goleadores históricos del club en el profesionalismo. Y lo que vino después tuvo otro tenor. Porque esos tres gritos que pegó en cancha de Colón rompieron con cualquier intento de mesura o bajo perfil. Ya Kempes había quedado en el tercer puesto del podio y Marco en el segundo, a un gol del Torito Aguirre. Qué decir de lo ocurrido el pasado domingo en el Gigante, cuando frente al todopoderoso River el 9 de oro que hoy tiene Central marcó por duplicado y alcanzó lo que todos esperaban y él más que nadie. ¿De ahora en más qué?
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Marco celebra el gol con el que Central se puso en ventaja ante River.
Celina Mutti Lovera / La Capital
Con 35 años y sin dudas transitando la última etapa de su carrera, Ruben ya es el máximo goleador de la historia de Central y si bien nunca tuvo que demostrarle nada a nadie, ahora menos todavía. Pero el próximo grito que los hinchas esperan dar es el que tiene que ver con la continuidad. Porque Marco tiene contrato hasta el próximo 31 de diciembre y obviamente antes de eso debe tomar una determinación respecto a su futuro. A esta altura no hace falta ni poner sobre la mesa la postura de la dirigencia o el cuerpo técnico, porque todos ellos no tienen más que esperar por esa decisión, que correrá pura y exclusivamente por el jugador.
Se podría plantear como un juego la pregunta de si es bueno que Ruben haya logrado superar la línea de Waldino Aguirre en este torneo. Se insiste con esto de que es “un juego” porque para cualquier hincha de Central no hubo nada mejor en estos últimos partidos que los cinco goles que anotó Marco. Por ejemplo, si Ruben hubiese quedado igual o un gol por detrás del Torito Aguirre por ahí el incentivo para continuar tendría otro color. Hoy Ruben tranquilamente podría decir “ya está, logré lo que quería” y con eso despedirse. Difícilmente sea la forma de pensar de Marco, pero en ese juego de imaginación plena y especulación absoluta el razonamiento podría encastrar tranquilamente.
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Letal. Ruben marca de cabeza y con ese gol supera al Torito Aguirre.
Hace algunas semanas al Kily se lo consultó sobre cuándo preferiría que Marco batiera el récord y a modo de broma contestó: “El año que viene”. Fue una chanza en alusión a que ése podía ser un motor para su continuidad. Es más, después de Colón al DT se le recordó esa situación y, sonriendo, dijo: “En los tres partidos que quedan lo voy a poner a recuperar”, aunque rápidamente dijo que lo de Ruben es “increíble” y que “lo quiero tener siempre”.
Si hay algo difícil para cualquier persona en Central es intentar meterse dentro de la cabeza de Ruben, un jugador que en cada decisión que tomó su mejor aliado fue su propia cabeza, sus propios sentimientos. Ni siquiera los que están en el día a día con el goleador se atreverían a aventurar algo antes de que Ruben lo comunique o al menos lo deje entrever.
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El comunicado de Marco, a mediados de 2020.
Los ejemplos sobran, pero las dos últimas determinaciones que tomó el goleador canalla tuvieron en vilo a los hinchas un largo tiempo, con un sinfín de especulaciones en el medio. Se recuerda, por ejemplo, aquellos días de incertidumbre en los que decidió hacer “una pausa” en su carrera, sin saber siquiera él si algún día iba a volver a jugar. Fue el 1º de agosto de 2020, a pocos días de que el Kily González tomara las riendas del equipo, en plena pandemia.
Ni hablar de lo sucedido en enero pasado. El 18 de ese mes, dos días antes del partido con Boca Unidos por Copa Argentina, le hizo saber a la dirigencia que no volvía, pero tres días después y con los ánimos caldeados en Central por el papelón ante los correntinos, cambió de parecer y anunció su retorno.
¿Qué se intenta explicar con esto? Que cuando Marco Ruben está frente a una decisión trascendente es él quien maneja los tiempos y administra las vías de comunicación. Y ahora se presenta un cuadro de situación similar. Porque en diciembre vence su contrato y es el propio futbolista quien decidirá sobre su propio futuro. Lo dicho, los dirigentes no tienen más que sentarse a esperar. Por ahí el papel del Kily González podría ser otro, con algún grado de influencia, tal como sucedió en aquellos días de enero, cuando el DT movió cielo y tierra para que Ruben revirtiera la primera decisión que había comunicado.
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Y un día Ruben decidió volver a jugar en Arroyito.
La respuesta se espera días después de finalizado el torneo. Es que no es lo mismo saber que Ruben continúa a tener que analizar la posibilidad de ir en busca de algún otro delantero. Por ahí funcionaría como incentivo la clasificación a la Copa Sudamericana, aunque la cosa no parece estar planteada en términos de que si hay copa “sí” y si no hay copa “no”. Ese sería un “juego” similar al mencionado anteriormente en esto de la meta ya lograda de haberse transformado en el máximo goleador.
Lo que sea, Ruben será quien decida, pero esa decisión podrá generar un nuevo grito de parte de los hinchas, en un tono similar o incluso más desaforado al que pegaron en estos cinco goles que hizo en los dos últimos partidos.