De cabo a rabo, todo lo vinculado al proyecto de reforma previsional pareció estar atado a un capricho. Y, en un país políticamente adolescente, aunque con demasiados viejos políticos, todo terminó en escándalo, destrozos, provocación y represión. La típica ley de la ferocidad política argentina.
Abundan los interrogantes, más que las certezas. ¿Por qué el presidente de la Nación decidió llevar adelante un proyecto que implica poner en aprietos a los jubilados, ya de por sí apretados por sus actuales haberes? Suma interrogantes el hecho de que esto se haya producido en el final de un año que fue pródigo electoralmente para el gobierno.
Desde el gobierno jamás se pudo explicar de manera clara y abarcativa cuáles eran los beneficios para la clase pasiva. Sí se puso el acento de parte de los voceros oficiales que las mejoras, compensadas con la inflación, se darían en el término de seis meses, de un año. Tratándose de los jubilados, ese argumento hasta sonó cínico. Ya lo dijo John Maynard Keynes: en el largo plazo estaremos todos muertos.
En la oposición, vieron que el impresentable proyecto era una especie de imán para recuperar posiciones, ganar la calle y obstruir al gobierno. En ese ámbito, poco abundaron las explicaciones profesionales o reflexivas respecto del proyecto de ley. De repente, los que convirtieron al Ansés en un organismo recaudatorio para otros fines durante el kirchnerismo se acordaron de "los abuelos".
Esos dos trenes que siempre parecían chocar de frente, hoy chocaron de frente. En el recinto de la Cámara de Diputados y en las calles. Hubo un peligroso aroma a 2001, a descontrol, a abuso de la fuerza, de un lado, y a provocación del otro.
Al fin, luego de tantas boutades en otras cuestiones, la diputada Elisa Carrió pareció mirar más allá y decidió poner en consideración la suspensión de la jornada legislativa. Afuera, era un peligroso redil de piedras contra balas y gases lacrimógenos. A esa altura del partido, nadie se acordaba de los jubilados.
Como en tanto episodios de la ¿institucionalidad? argentina, los diputados opositores se abrazaban como si Argentina le hubiese hecho un gol a Brasil. Así pasó con el default, con el desendeudamiento, con los acuerdos con el FMI, contra el FMI (y siguen los recuerdos). Hoy fue por una reforma previsional abortada que nadie sabe explicar.
No ganó nadie, otra vez perdieron todos. Esto sí que es Argentina, cantaba Luca Prodan.