El capitán de fragata (R) Luis Emilio Sosa, sindicado como uno de los ejecutores
de la Masacre de Trelew, como se conoce al fusilamiento de 19 militantes de izquierda detenidos el
22 de agosto de 1972, declaró durante más de seis horas y culpó a sus camaradas por los
disparos.
"Declaró que no tiró ni un tiro", indicó el juez federal
Hugo Sastre, quien presidió la indagatoria, de lo que se deduce que fueron sus subordinados los que
dispararon.
Tras casi 6 horas de declaratoria, el marino abandonó el
juzgado mascullando "sin comentarios", mientras ocultaba su cara de las cámaras detrás de una
carpeta.
El juez reveló que "Sosa repasó los sucesos con lujo de
detalles, lo que permite hacer una conformación de lo que pudo haber pasado" en la base Almirante
Zar.
"Reconoce que estuvo ahí (cuando se produjo la masacre),
aunque niega muchos de los hechos. Por ejemplo, dice que él no comandó, ni dio la orden, ni mató",
explicó el magistrado, quien confirmó que Sosa quedará detenido pero no incomunicado.
Primera versión. En esta etapa de las indagatorias está vedado el acceso al
contenido de las declaraciones de los imputados, pero fuentes vinculadas a la causa aseguraron que
Sosa se refugió en la versión original y dijo que fue un intento de fuga, ante lo cual sus
camaradas abrieron fuego.
Sosa declaró que el montonero Mario Pujadas le hizo "una
llave de karate" tras lo cual comenzó un intento de fuga y la posterior balacera que concluyó con
el saldo conocido, aunque él deslinda culpas indicando que no disparó porque fue reducido y estaba
en el piso.
En el intento de volcar argumentos a su favor, sostuvo que
en ese momento, cerca de las tres de la madrugada y en penumbras, él tuvo "un momento de conmoción"
porque pensó que "los disparos que se escuchaban en la noche eran de los presos que lo querían
matar".
Esto fue confirmado a medias por el juez al comentar que
Sosa le dijo que a él "lo toman, lo reducen y cae al suelo". Al ser interrogado sobre si sindicó a
Pujadas como el autor de esa maniobra, Sastre lo confirmó: "Sí, en efecto, a él se refiere".
La otra pregunta es qué hacía a esa hora un cuadro de su
jerarquía recorriendo las celdas donde estaban los presos políticos, a lo cual Sosa sostuvo que
"una de las misiones era asegurar que todo estuviera tranquilo, y que como había cierta inquietud,
asistió a ver qué pasaba".
"Tengo más precisiones pero no las puedo brindar porque
debo ser cauto en esta etapa", sostuvo el juez, quien confirmó que hoy continuará con el otro
detenido que aún no declaró, el capitán (R) retirado Emilio Jorge del Real. También aclaró que
tanto Rubén Norberto Paccagnini (81), el ex jefe de la base cuando se produjo la masacre que
declaró ayer, como Sosa (73) quedaron detenidos y que hoy resolverá sobre la situación procesal de
los tres detenidos.
El prófugo. El otro señalado como autor de la "cacería humana" es el ex teniente
Roberto Bravo, aún prófugo y a quien se los busca en Capital Federal.
Además de Bravo, falta detener al ex cabo primero Carlos
Marandino, quien se encuentra en Estados Unidos y cuyo retorno al país se espera para estos días,
aunque cada vez hay menos esperanzas de que regrese voluntariamente.
En la Masacre de Trelew murieron Carlos Astudillo, Alfredo Kohon, María
Sabelli (militantes de las FAR), Rubén Bonet, Eduardo Capello, Mario Delfino, Alberto del Rey,
Clarisa Lea Place, José Mena, Miguel Polti, Ana María Villarreal de Santucho, Humberto Suárez,
Humberto Toschi, Jorge Ulla (del ERP), Susana Lesgart de Yofre y Mario Pujadas (Montoneros). Los
sobrevivientes fueron Alberto Miguel Camps, María Antonia Berger y Ricardo René Haidar (todos
desaparecidos sobre fines de la década del 70). Estos contaron que la zona de calabozos se produjo
un virtual fusilamiento a personas indefensas. l