"No termina nada, empieza todo". Cristina encontró una frase para proyectar a su fuerza política hacia el futuro. Fue para sacar de la banquina a una máquina política que anoche pisó el barro, y se encontró con la derrota, anunciada y también dolorosa.
De celeste y blanco, pantalones negros, la ex presidenta asumió que los puntos que necesitaba "no nos alcanzaron para superar" al rival. "Somos serios, jamás montaríamos un espectáculo televisivo". Fue el modo que encontró para reconocer la derrota, y al mismo tiempo contragolpear (a Cambiemos, por el escrutinio de las Paso).
Como un equipo que juega de visitante, con la cancha inclinada y el árbitro en contra, Cristina definió al oficialismo como "la más enorme e inédita concentración de poder", y le puso épica a la derrota ajustada. Y expuso un dato central en su análisis, "somos la única fuerza opositora que creció (sumó cerca de cuatro puntos respecto de las Paso). Fue en clara alusión a la fuerza de política de Sergio Massa — que perdió en dos meses el 30 por ciento de sus votantes) y de Florencio Randazzo, que profundizó unas décimas su ya pobre elección de agosto.
Sin los brillos de las jornadas de triunfo, en una noche difícil, sin embargo, Cristina tuvo la luz necesaria para dejar definiciones de fondo, respecto del modo que pergeña el armado político opositor a futuro, contra un gobierno de "ajuste"; "UC (Unidad Ciudadana) vino para quedarse, será la base de la construcción alternativa a este gobierno", anunció.
En un discurso corto, que no llegó a diez minutos, la ex presidenta ofreció su novedosa estructura política, UC, como la "base" de la oposición que vendrá. Lo hizo pensando en el retroceso que tuvieron otras fracciones opositoras amigables al gobierno nacional, dentro y fuera del peronismo. "Las otras fuerzas no resistieron el avance del oficialismo", apuntó.
Para la ahora senadora electa por la provincia de Buenos Aires, la sociedad eligió un tipo de oposición, y en esa sintonía, su nueva fuerza política salió fortalecida.
"No pasa nada, si todos los traidores se van con Massa, somos los soldados de Cristina", fue uno de los gritos que retumbaron fuerte anoche en Arsenal, cuando la derrota estuvo consumada.
Cuando el momento de la definición estuvo cerca, el final del escrutinio, todo mucho antes de la noche larga tan anunciada, la militancia peronista hacía explotar el gimnasio de Arsenal, con otro grito que salió de las entrañas, "somos de la gloriosa juventud peronista, a pesar de las bombas, de los desaparecidos, no nos han vencido".
La militancia del peronismo, el movimiento nacional, sintió ayer la derrota de Cristina como un pliegue más de la historia; un momento adverso y difícil. Pero para los optimistas de siempre, la derrota y los triunfos se cuentan como en una larga película, donde la confianza por la emergencia de la unidad triunfante del campo nacional siempre estará como una posibilidad cercana.
"Lo único invencible es el pueblo organizado", había dicho Jorge Taiana en el cierre de campaña de Unidad Ciudadana, en Racing. Taiana lo imaginó para anoche, pero no pudo ser. Quedó la tarea pendiente para lo que viene, construir la unidad ganadora, y volver en 2019.
El triunfo de Cambiemos, como en agosto, fue anunciado por Sergio Massa, a las diez de la noche. Pero esta vez no fue fallido. Con su escaso 11 por ciento, el tigrense que incluso perdió en su propio distrito, festejó como un ganador, felicitó a Cambiemos por su triunfo "contundente", y ratificó que continuaría acompañando al gobierno en las transformaciones que lleva a adelante "como oposición responsable".
Mientras tanto, en Arsenal, la musicalización seguía con buen volumen. y la militancia ya metabolizaba la derrota. Al cabo, era el escenario más probable. Se estaba cumpliendo.
Para que no decaiga, en el bunker de Cristina la música no paraba.
A diferencia de las Paso, el conteo anoche voló. Pasadas las nueve y media de la noche en la pantalla oficial ya superaba el 50 por ciento. Y Cristina seguía siete puntos debajo de Esteban Bullrich. ¿Llegaron los votos de la Matanza?, fue una clásica pregunta en el bunker del peronismo, anoche, cuando las cosas no vienen bien.
Antes de las nueve de la noche Cambiemos ya mostró su convicción de triunfo. Gabriela Michetti salió muy confiada ante las cámaras. En el bunker de Cristina no dan crédito a la confianza macrista. Y llegan datos fuertes de partidos del conurbano, "56 en La Matanza", "58 en José C Paz", decían allegados. Esos números nunca se verificaron al final de la noche.
Con los antecedentes del 13 de agosto, todos juraban no dar por perdido nada, hasta que se cuente el último voto. Al final todo se resolvió antes de media noche.
Con todo, el mundo K llegó ayer a Arsenal con un ánimo muy distinto al de agosto. En las Paso fueron para ganar, por poco o por bastante; ayer el triunfo se veía como un sueño difícil de conquistar. Y el sueño no se conquistó.