Con la presencia de la ex presidenta Cristina Kirchner se realizó ayer la segunda audiencia del juicio que se le sigue como presunta jefa de una asociación ilícita y por la presunta defraudación con la obra pública en Santa Cruz. Pero la lectura de la acusación ante el Tribunal Oral Federal Nº 2 (TOF) seguirá el lunes próximo ya que quedó inconclusa.
La actual precandidata a vicepresidenta arribó a Comodoro Py poco antes de las 9.30, sonriente y sin hacer declaraciones. Entró directo a la sala de audiencias del subsuelo del edificio, donde fue recibida con aplausos por quienes concurrieron a seguir el debate. La audiencia comenzó sobre las 10 y finalizó a las 14.
Al igual que en la primera jornada del juicio, el martes pasado, la ex presidenta y senadora nacional se ubicó en la última fila de la sala junto a su abogado Carlos Beraldi, con quien conversó distendida.
Luego siguió la continuidad de la lectura de la acusación pendiente de su teléfono celular, entre comentarios a su defensor, toma de notas, lectura de una revista (en particular un artículo titulado “Cambio de ciclo”) e indiferente al resto de los acusados.
La acusación se centró en cómo para la fiscalía se gestó el presunto “plan criminal” ideado por el fallecido ex presidente Néstor Kirchner y Cristina para “convertir a (al detenido empresario) Lázaro Báez en el principal contratista de obra vial en el país” desde la fundación de la empresa insignia: Austral Construcciones.
“La sociedad se constituyó con 12 mil pesos y fue absorbiendo a otras empresas constructoras contratistas del Estado para favorecer la simulación de licitaciones”, según reflejó el requerimiento de los fiscales Gerardo Pollicita e Ignacio Mahiques.
La audiencia arrancó con la lectura de un planteo por parte del Colegio Público de Abogados, que pide designar veedores para seguir el debate, a solicitud de la defensa del acusado ex ministro de Planificación Federal Julio De Vido.
El ex funcionario del kirchnerismo también solicitó, sin éxito, no concurrir más a las audiencias de lectura de acusación o bien seguirlas en una sala contigua o por videoconferencia desde la cárcel.
El tribunal había autorizado el viernes pasado a la ex presidenta a faltar al debate con la obligación de presentar una justificación por su actividad parlamentaria, pese a lo que Cristina se presentó igual.