Los vecinos que residen en el confuso límite entre Rosario y Pérez, donde se unen los barrios Godoy, San Cayetano y Cabín 9, afirman que ya no pueden vivir tranquilos porque son asolados a toda hora por pandillas de pibes que se dedican a robos y arrebatos. "Hay varios grupitos. Son pibes de entre 14 y 16 años que se juntan y andan por ahí. Cuando ven a una mujer sola o a alguien indefenso aprovechan y le roban lo que sea. El problema no sólo es la edad, sino que también andan enfierrados", explicó uno de los vecinos de San Cayetano que se acercó a dialogar con La Capital ayer a la mañana.
La historia de uno de esos pibes, la de Valentín Reales, se viene escribiendo desde noviembre de 2016 cuando se fue de su casa y jamás volvió a aparecer (ver recuadro). Y otro de esos chicos que parecen no tener calma es la de Walter R., que sembró su nombre al caer la tarde del lunes cuando tras el violento arrebato a una mujer "un custodio o policía que iban en una moto" lo persiguió unas cuadras y lo baleó. Desde allí un vecino lo llevó hasta el Hospital de Emergencias herido con un balazo en el tórax. Y ayer, en el barrio, se hablaba de que el pibe formaba parte de una de esas gavillas que los tienen asustados. El caso es investigado por el fiscal David Carizza.
Barrio San Cayetano está en el extremo oeste de la ciudad, separado de Cabín 9 (Pérez) por la avenida Las Palmeras. Es uno de los humildes asentamientos que se fueron formando detrás del barrio Godoy y que se alimentaron con muchos vecinos trasladados por el Estado desde la zona sur rosarina. Así surgieron Villa Dorada, Santa Clara, Monte de los Olivos y Los Humitos, como los fueron bautizando los recién llegados. Buena parte de esas barriadas están sobre lo que fueron las quintas Balbis y Bruschi. Del otro lado, separado por avenida Rivarola, se erige el histórico barrio Godoy. Y allí, en una casa de Uriarte al 7900, vive Walter R., de 15 años, junto a una tía. A sólo 200 metros, y frente a una canchita de fútbol que está en el cruce de calles 1705 y 1735, hay enclavado un quiosco de venta de drogas.
Anoche Walter R. seguía internado en el Heca en grave estado. "Hay medidas en curso para esclarecer la mecánica del hecho y poder identificar a los autores. Hay testigos que indican haber encontrado al adolescente herido en la vía pública", se comunicó oficialmente desde el área de prensa de Fiscalía.
En el territorio una decena de vecinos describieron lo sucedido con relato que se extiende a lo largo de un recorrido de 600 metros en dos de los barrios limítrofes.
Arrebato violento
El lunes, poco antes de las 20, una mujer bajó de un colectivo del servicio urbano en Rivarola al 7900, en la esquina con calle Hermana Paula Márquez, en donde el barrio Godoy va llegando a su fin. La muchacha caminó por esta última arteria hacia el sur unos 100 metros y antes de que pudiera cruzar Irurtia, donde funciona un pequeño centro comercial y la Escuela Particular Incorporada 1222 "San Juan Bautista", tres pibes le arrebataron la cartera y la arrastraron por la vereda. "La chica quedó bastante golpeada, claramente no podía mover uno de sus brazos", indicó una comerciante de la zona. "Se ve que un policía que hace custodia en la zona o un vigilador vio el robo, los siguió a los pibes en una moto y los cagó a tiros", agregó un vecino.
Los arrebatadores, a la carrera, cruzaron avenida Rivarola hacia el norte y se internaron en el barrio San Cayetano utilizando una ruta de fuga que los vecinos conocen al dedillo. "Corrieron por Hermana Paula, doblaron en Bertolé y agarraron Manuel González. A este pibe lo balearon unos 30 metros antes de llegar a la escuela, por calle Manuel González, pero lo que siempre hacen es salir por el costado de la escuela y agarrar calle 1704 hasta Uriarte, que es la del fondo. Los pibes son todos de por ahí. Son de la bandita que era este pibito Valentín Reales, el que está desaparecido desde el año pasado", describió otro hombre que conoce muy bien esos rincones del oeste rosarino.
"Se escucharon disparos detrás de la escuela (Nº 1376 "Leticia Cossettini") y se veía una turba de gente correr. Acá los balazos son de todos los días. Y cuando se escuchan tiros la gente sale a la vereda, así que todo siempre es muy confuso", advirtió un vecino que vio la escena.
El recorrido que hizo la bandita pudo seguirse a partir de las vainas servidas que dejó el custodio justiciero que los persiguió. "Acá a la vuelta les disparó un par de veces y un vecino recogió seis vainas calibre 9 milímetros, apenas pasando calle Bertolé. El pibe cayó unos metros más adelante. De ahí lo levantaron sus amigos y se lo llevaron para el fondo", relató el hombre.
Sin auxilio médico
Con Walter R. malherido sus amigos y allegados lo cargaron en brazos y recorrieron unos 300 metros hasta la casa de un vecino que arreglaba su Peugeot 505, en inmediaciones de calle 1737 y Hermana Paula Márquez. "Eran como diez o doce los que llevaban al pibe herido. Al vecino se lo metieron en el auto y le dijeron que lo llevara al médico. El hombre no titubeó y con el auto como lo tenía, perdiendo aceite, comenzó a andar", explicó otro residente.
"Cuando el hombre dobló en la esquina para tomar por Hermana Paula justó pasó una ambulancia de una emergencia privada. Los amigos del herido se le cruzaron para que asistiera al pibe. Lo bajaron del auto y cuando se lo iban a meter de prepo en la ambulancia, el vehículo arrancó y tuvieron que seguir en el auto del vecino", agregó.
Oficialmente, a las 21.15 Walter ingresó grave al Heca y quedó internado en terapia intensiva. Si bien el fiscal que trabaja el caso es David Carizza, su par de homicidios Luis Schiappa Pietra tomó conocimiento del hecho.
El fin de semana pasado el nombre de Valentín Reales volvió a escribirse en los medios de la ciudad. El adolescente, de 15 años y que fuera integrante de la banda delictiva conocida como "Los cuatreros" que opera en la zona de Cabín 9, se fue de su casa el 15 de noviembre del año pasado y nunca se supo más de él. Sólo una zapatilla con restos de sangre fue hallada en un rastrillaje que hizo la policía en un campo, a poco de saber de su desaparición. Pero sólo fue un rastro que no llevó a nada.
El sábado pasado, en tanto, aparecieron restos óseos en un zanjón a la vera de un camino de Pérez y la primera presunción fue que se trataba del cuerpo de Valentín. Pero los primeros exámenes forenses determinaron que corresponden a un hombre de entre 35 y 40 años asesinado hace al menos 30 días con un balazo en la cabeza y otro en la pelvis.
Así las cosas, mientras nada se sabe de Valentín, sus amigos pintaron un mural en su recuerdo en un paredón de Uriarte y Pasaje 1704, donde Rosario se confunde con Pérez. "Pintamos tu cara en una pared para verte y sentirte todos los días. Valentín, siempre presente", dice el mural que muestra al adolescente con un arma en la mano y es firmado por el barrio San Cayetano con un símbolo poco común: el de prohibido el 911.