González cumplía prisión domiciliaria en una casa de Buenos Aires al 600 de Capitán Bermúdez cuando la detectaron vendiendo droga.
EL gobierno ofrece un millón de pesos por datos sobre el paradero de Claudio "Morocho" Mansilla.
Le dicen Fea, pero el apodo no obedece a un rasgo estético. Jésica Daniela González le debe el sobrenombre a la forma en que sus amigas se dirigen entre ellas: se llaman “fea” como quien dice “che”. Ese trato se reitera en las escuchas de la causa donde la acusan de integrar la banda del “Brujo” René Ungaro. Es la pareja de Claudio Javier “Morocho” Mansilla, el supuesto cerebro tras la increíble fuga de ocho presos de la cárcel de Piñero, y a sus 37 años tiene un recorrido propio en el campo del delito. Está en prisión con otra causa abierta por narcotráfico, integró el grupo que hace dos años baleó a dos personas en la entrada al penal vulnerado el domingo y hace cinco meses su casa de Capitán Bermúdez fue blanco de un feroz ataque con cuarenta tiros.
Quienes investigaron a Jésica apuntan que estuvo desde chica ligada al mundo de la venta de drogas. Se le atribuye una relación de parentesco con el narco de San Lorenzo Delfín David Zacarías y es medio hermana de Brenda Pared, una joven con una larga historia vinculada al delito y cuyo padre, Sergio Pared, fue asesinado en 2013 por un hombre de Los Monos. Es madre de cuatro hijos. Dos los tuvo con “Turco” A., hijo de un hombre conectado al lavado de dinero narco, y otros dos con Morocho, con quien inició una relación cuando él terminaba de cumplir una condena en 2018.
Mansilla es el hombre a quien se le atribuye haber financiado el espectacular golpe comando de la tarde del domingo, minutos después de las 17, cuando tres personas armadas con pistolas ingresaron a la cárcel de Piñero tras cortar el alambrado externo con una amoladora portátil. En un tiroteo con los guardias falleció Walter Soraire, quien había llegado como apoyo externo a cortar el cerco.
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La principal hipótesis es que el plan buscaba sacar a “Morocho” Mansilla, líder de una banda de la zona oeste que estaba en juicio desde la semana pasada por un doble crimen de septiembre de 2018 con un pedido de 25 años de prisión. A Mansilla se lo considera parte de la banda de René “Brujo” Ungaro, quien cumple condena en Piñero por el crimen del ex jefe de la barra de Newell’s Roberto “Pimpi” Caminos. Jésica está acusada de integrar esa organización.
La tarde del martes, a dos días de la fuga, Jésica participó de una audiencia de juicio abreviado dispuesta a aceptar una condena a 3 años de prisión efectiva como miembro de una asociación ilícita dedicada a la compraventa de armas, robo de autos, amenazas, atentados y usurpaciones. Pero el acuerdo entre el fiscal Matías Edery y sus abogados se frustró al no estar acopiado el registro de antecedentes de la mujer. Que entre otras anotaciones cuenta con una condena a más de 6 años de prisión por intento de homicidio.
Jésica fue detenida el 15 de octubre de 2019 en su casa de Capitán Bermúdez en un allanamiento del que participó el por entonces ministro de Seguridad provincial Maximiliano Pullaro. Esa misma casa de Buenos Aires al 600 fue blanco de un temerario ataque a tiros el 31 de enero pasado, cuando un grupo de personas ingresó al grito de “policía, policía” y descargó una lluvia de balas. Se levantaron del lugar unos cuarenta cartuchos calibre 9 milímetros y de escopeta calibre 12. González estaba entonces con su hijo de 15 años y su nuera de 16, que cursaba el octavo mes de embarazo.
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En esa casa cumplía arresto por una causa federal que se inició en Venado Tuerto. La casa de Fea apareció en el espectro de la investigación como un lugar donde se revendía droga provista por una banda. Obtuvo la domiciliaria con tobillera electrónica para el cuidado de sus hijos. Pero en diciembre, siguiendo el rastro de un bolso con droga, se detectó que el envío tenía como destino su casa. Allí lo encontraron.
Según una fuente judicial, se descubrió que la mujer dejaba el pie con la tobillera dentro de la casa y asomaba el resto del cuerpo a la calle para la venta de droga al menudeo que seguía concretándose allí. Por eso el fiscal Edery solicitó que se revoque su domiciliaria y en febrero pasó a estar detenida en la Unidad 5 junto a otras de las implicadas en el clan Ungaro con las que solían llamarse “feas”.
Al igual que Morocho, su pareja también está envuelta en incidentes en la cárcel de Piñero. Los del 11 de agosto de 2019 a las 4.35 cuando los familiares de los presos _entre ellos varios niños_ se agolpaban en la puerta a la espera de un día de visitas. Se produjo una discusión por la venta ilegal de números para definir el orden de entrada que terminó con siete tiros efectuados desde un Volkswagen Cross Fox en retirada. Dos personas resultaron heridas. Milagros B., de 24 años, fue rozada por una bala en un pie. Mario B., de 28, resultó baleado en ambas piernas.
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En las filmaciones del penal se advirtió que González había llegado en ese auto, al que no se la vio subir antes de que alguien saliera a los tiros del playón de estacionamiento. “Pelo rubio recogido, campera color beige, pantalón negro, zapatillas blancas”, se la describe a Fea en el análisis de los fotogramas a la hora 3.58. En ese momento bajó del vehículo junto a Noriel Alvez, una mujer trans que en enero aceptó una condena a 3 años de prisión por participar de la venta de turnos.
Tras bajar del auto, dice la pericia, “González se dirige hacia la zona de la galería de las visitas, donde se reúne con Alvez. A ambos se los puede ver hablando entre ellos y comunicándose por teléfono celular de manera constante”. Su aporte en la balacera, según la pesquisa, consistió en “haber puesto a disposición de los tiradores el vehículo desde el cual se efectuaron los disparos” y en el que solía llegar a la cárcel.
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A raíz de ese incidente se detectó que la organización de Ungaro mantenía a la vista pública el control de números para entrar a la cárcel _a un costo de 300 a 800 pesos por visitante_ y del ingreso de objetos como celulares y chips. Al frente de ese negocio estaba Ramona Elvira “La Gringa” Avalos, tía de René y una reconocida integrante de la banda detenida en agosto de 2019 por gerenciar negocios con autos y armas. En abril pasado murió por una descompensación mientras estaba detenida con Fea en la Unidad 5.
Fea y La Gringa eran amigas. La investigación provincial ubica a Jésica como alguien que cumplía órdenes “tanto de Ramona Avalos como de René Ungaro”, quien desde la cárcel se comunicaba con ambas. Le adjudican haberse ocupado de ocultar autos y armas. Son numerosas las conversaciones entre González y La Gringa y obtenidas de escuchas o recuperadas de celulares.
“Acá rescaté cinco pibes bien empistolados”, dice Fea en una charla en la que alude a que “están todos cerrados” los búnkers de un grupo rival en la zona de La U de barrio Tablada: “Hay que volverlos locos. Están débiles, fea. Quieren agarrar poder y no pueden. Hay que quebrarlos antes de que agarren poder”.
En agosto de 2019, cuando una serie de allanamientos fue cercando el entorno de La Gringa, González le ofreció refugio: "¿Qué necesitás? ¿Que te vaya a buscar, te traiga para mi casa? ¿Qué necesitás, fea? Están saliendo en la tele todos los allanamientos”. A Avalos la encontraron en la casa de Fea en Capitán Bermúdez el viernes 16.
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En las escuchas también aparece la planificación de ataques con armas: “Buscá pibes, sí, vamos esta noche. Voy a llamar a Maxi y a esos para que me segunden esta noche”, dice Fea en un pasaje. En chats con La Gringa de ese año hablan de cortarle la cara a una mujer llamada Milagros y escapar en un remís y de agarrar a trompadas a una tal Aldana. Jésica comenta: "Necesito alguien que me levante un auto para que vayan a tirar tiros a la noche".
En las conversaciones aparecen dos menciones al ahora prófugo Mansilla. En una charla de abril de 2019 con El Brujo, Jésica revela: “Decime como para qué hora puedo llevar el tutu allá, que con el mismo pibe hago que lo lleve, no pasa nada. Es el primo del Morocho pero no sabe Morocho, jaja. O sea, no sabe que voy a llevar el auto hasta allá”.
El supuesto cerebro tras la fuga de Piñero aparece en otra conversación entre Fea y un tal Luciano a quien le pide que interceda ante una testigo para que cambie una declaración perjudicial para su pareja.
En esa charla de diciembre de 2018 parece explicar el móvil del doble crimen de Leonel Bubacar y Kevin Neri, las víctimas del juicio que Morocho eludió con su escape: “¿Sabés por qué fue que mataron a estos pibes? Nos tiraron más de 25 tiros. A mí me agarraron a balazos. Ellos se comieron el viaje de que nosotros íbamos a agarrar el terreno de ellos. Hacían un puterío que supuestamente queríamos agarrar la zona y nada que ver. Si nosotros no tenemos búnker, boludo, yo sabés que no vendemos así”.
Por Walter Palena
Por Martín Stoianovich