”Fue un fusilamiento, no fue un enfrentamiento”. La consigna que los familiares de Emanuel Medina y David Campos levantan desde hace años llegó finalmente al juicio oral y público contra 19 policías del Comando Radioeléctrico y la Policía de Acción Táctica acusados de acribillarlos y manipular la escena para simular un enfrentamiento. Luego de los escollos operativos que trabaron el arranque el viernes de la semana pasada, el debate comenzó ayer repartido en tres salas del Centro de Justicia Penal. El fiscal Adrián Spelta y los abogados querellantes pidieron prisión perpetua para los dos acusados de efectuar los disparos letales y penas que van de los 4 a los 16 años para los involucrados en acciones de encubrimiento.
David Campos, un trabajador metalúrgico de 28 años, y Emanuel Medina, un comerciante de 32, volvían de festejar con amigos un campeonato de Boca Juniors cuando a media mañana del 23 de junio de 2017 varios patrulleros empezaron a perseguirlos porque supuestamente esquivaron un retén policial. Tras casi media hora de corridas por la zona sur, el Volkswagen Up de las víctimas terminó estrellándose contra un árbol en Cazadores y Callao. Los airbags del auto estallaron y enseguida una lluvia de balas policiales cayó sobre los dos amigos. Medina, al volante, recibió nueve balazos y cinco impactos alcanzaron a Campos.
En su alegato de apertura del juicio, el fiscal Adrián Spelta dividió el hecho en tres momentos. Primero describió la persecución que se inició “por pasar un semáforo en rojo” y que terminó con el auto estrellado y rodeado de policías. El segundo momento fue cuando al menos tres efectivos empezaron a disparar: “Nos quieren hacer creer que las víctimas iban a sacar un arma. Una locura. No llevaban droga, el auto estaba a nombre de Campos, no tenían nada que esconder”, planteó.
En ese tramo el policía Alejandro Bustos “se baja y dispara por lo menos diez veces. Marcelo Escalante se arrima y dispara dos veces a la línea baja del auto y Leonel Mendoza le tira a Campos y le fracciona la médula”, relató. Para Bustos y Mendoza, el fiscal y los abogados querellantes Santiago Bereciartúa y Santiago Garat pidieron la pena de prisión perpetua como autores de un homicidio calificado por ser cometido en ejercicio de sus funciones.
La defensa del primero planteó su inimputabilidad por cuestiones psiquiátricas (lo que ya fue discutido y desestimado en otras audiencias) y el segundo niega ser autor del disparo fatal. Para Escalante, en tanto, el fiscal pidió 8 años de prisión por abuso de armas, encubrimiento y falsedad. La querella, en tanto, reclamó el doble de pena.
Como semejante ataque “merecía una excusa porque había sido brutal”, dijo Spelta, se puso en marcha una tercera etapa a la que denominó “protocolo del encubrimiento”: se ocultaron vainas, se plantaron armas y se falseó un acta que firmaron los policías de dos fuerzas distintas. Para un grupo de ocho de ellos pidió penas de 7 años de prisión por adulterar la escena y falsear el acta; y para otros seis acusados por firmar el acta pidió 4 años de prisión. “El juicio era para los que tiraron. Los demás se invitaron solos. Esperaba que colaboraran con la investigación y me defraudaron”, apreció Spelta.
Mientras que la mayoría de las defensas se centraron en lo riesgoso de la persecución (a excepción de dos empleadas que afirman haber sido obligadas a firmar el acta), los querellantes remarcaron que cualquier riesgo terminó cuando el auto en el que iban las víctimas chocó contra un árbol: “Inmovilizados por el impacto y con los airbags estallados, sin efectuar disparos ni representar ningún tipo de amenaza, fueron acribillados de manera absolutamente indiscriminada”.
Los abogados que representan a los padres de Medina y Campos pidieron penas más altas, que van de los 6 a los 12 años, para los acusados de encubrir. Tras los alegatos de las partes declararon los padres de las víctimas y el hermano de Emanuel.
Por la situación del Covid se dispuso una sala para las partes y el tribunal integrado por María Trinidad Chiabrera, Román Lanzón y Gonzalo López Quintana; una segunda para los allegados de las víctimas y una tercera para los acusados.
Germán Campos, hermano de David, siguió las alternativas del juicio en su trabajo por mensajes de WhatsApp. “Las sensaciones son buenas ya que al fin se dio inicio a un juicio por el que luchamos desde hace tres años. Esperamos que sea favorable porque David y Emanuel eran inocentes, no estaban haciendo nada malo y fueron fusilados por la policía sin ninguna ofensa”.