El plan era provocar un incendio en el estacionamiento del casino City Center. Pero los dos elegidos para la tarea fueron detenidos horas antes circulando en un auto robado y con una pistola. Entonces hubo que reformular el plan sobre la marcha y el ataque tomó la forma de una clásica balacera, con dos soldaditos en moto que dispararon al paso hacia el casino. Ese atentado causó la muerte del apostador Enrique Encino, un gerente bancario que fumaba en un balcón y fue herido en la cabeza. Por instigar ese hecho letal, un fiscal pidió ahora que el condenado como jefe de Los Monos Ariel Máximo “Guille” Cantero sea condenado a 22 años de prisión.
El diseño del atentado se develó a partir de escuchas ordenadas en otra causa: la investigación a una red de juego clandestino que alcanzó a dos fiscales acusados de brindarle protección. En base a esa prueba y a mensajes recuperados de varios celulares, el fiscal Luis Schiappa Pietra pidió 22 años de pena para Guille como instigador, y condenas de 16 a 20 años para dos involucrados en la logística y un cuarto detenido como ejecutor material de los disparos.
El pedido está detallado en la acusación fiscal que se presentó el viernes pasado. Es una instancia previa a la audiencia preliminar al juicio oral. En ese escrito el fiscal solicitó que las dos causas —el crimen de Encino cometido el 11 de enero de 2020 y la asociación ilícita dedicada al juego ilegal— se diriman en un mismo juicio porque comparten personajes, evidencia y una misma trama extorsiva, lo que significaría un ahorro de recursos.
El primer detenido, a escasos días del ataque mortal al casino, fue Maximiliano “Cachete” Díaz. Un colaborador de Los Monos a quien le habían intervenido dos teléfonos. Se detectaron conversaciones en las que Guille, desde la cárcel federal de Marcos Paz, le encomendaba el trabajo: “Lo hacemos bien a ver si nos dan algo bien piola”. Por esos diálogos Guille, quien a sus 33 años suma siete condenas por más de 96 años, fue acusado como instigador de homicidio agravado por el uso de arma e intento de extorsión. Le atribuyen haber ordenado ejecutar el ataque en comunicaciones que tuvo con Cachete el 7 y el 11 de enero de 2020. Según la acusación, la balacera fue parte de una serie de extorsiones para recaudar dinero concretada por personas con “roles perfectamente delimitados por una relación jerárquica”. En la “cúspide de la pirámide” la Fiscalía ubica a Guille.
A sus órdenes situaron a Cachete, de 33 años, para quien el fiscal solicitó 16 años de prisión como coautor del homicidio y por la portación ilegal de un arma de guerra. Está apuntado como uno de los encargados de planificar la balacera, contactar la mano de obra y aportar las armas y vehículos.
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Con una intervención similar, en su caso como partícipe primario, fue acusado Carlos Damián “Toro” Escobar. Este mecánico de 34 años se hizo conocido en 2013 cuando denunció una escandalosa extorsión policial en Jefatura. Fue condenado por el crimen de Sebastián Soperez en Villa Gobernador Gálvez y acusado en 2018 de dirigir una organización narco desde la cárcel de Piñero. Con un pedido de 20 años de prisión, le atribuyen conversaciones desde la cárcel con Cachete para coordinar la forma en que se cometería el hecho, los vehículos y las personas que lo harían.
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El ataque al casino fue en enero de 2020 desde una moto y en el contrafrente de Moreno al 6400.
Por último el fiscal solicitó 18 años de prisión para Otniel De León Almonte como coautor del homicidio de Encino. Le dicen “Dominicano” y tiene 33 años. A órdenes de Cachete, según la acusación, pasó en moto con un acompañante aún no identificado por detrás del casino y disparó seis veces hacia el complejo, a la altura de Moreno al 6400. Fue el 11 de enero de 2020 a las 22.30. El gerente del Banco Nación de Las Parejas estaba en un balcón para fumadores cuando se produjeron las detonaciones y un proyectil lo hirió de muerte en la cabeza.
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El objetivo era “generar caos y temor con el objetivo de que el casino pague a cambio de evitar nuevos ataques”. Los preparativos, de acuerdo con la investigación, arrancaron el 6 de enero con la idea de concretar el atentado el miércoles 8. El plan inicial era ingresar con botellas de nafta al estacionamiento y generar un incendio. Para eso fueron designados Hernán Horacio “Chema” Q. y Claudio “Cady” H. Pero cuando iban camino al casino fueron detenidos por Gendarmería Nacional a bordo de un Volkswagen Gol en Centeno y Lavalle porque circulaban sin la patente delantera. El dominio grabado en los cristales coincidía con el vehículo, que tenía registrada una denuncia por robo de ese mismo día. En el baúl se encontró una patente y una pistola 9 milímetros. En los celulares de los detenidos quedaron registradas las charlas preparatorias donde consta que cobrarían 5 mil pesos.
Al momento en que se gestaba ese ataque, dos líneas de Cachete eran intervenidas en la causa por la red ilegal de apuestas. Tras las detenciones, Cachete le pidió ayuda al capitalista de juego Leandro Peiti (recientemente condenado) para que sus contactos le informaran el estado de la causa. La respuesta, remitida por un empleado desde el interior de una fiscalía, fue la punta del ovillo para que la investigación llegara al destituido fiscal Gustavo Ponce Asahad, condenado a 6 años por sus aportes al grupo, y al ex fiscal regional Patricio Serjal, imputado y en prisión domiciliaria.
Las conversaciones que se interceptaron aludían en forma explícita al ataque al casino. El 6 de enero, a las 10 de la mañana, Escobar llamó a Cachete desde la cárcel. “Escuchá. ¿Mañana el tema del ca lo hacen ustedes o querés que lo hagamos?”, preguntó Toro y Cachete respondió: “¿El tema del qué?”. “Del casino, de ahí”, explicitó Escobar. “Ah, para el miércoles”, prometió Díaz.
Luego cada uno dijo tener “pibes” asignados para la tarea. “El pibe mío iba a ir él y si querés lo hace con el pibe tuyo”, propuso Toro. “Bueno, ¿el pibe éste tiene auti, un tutú, algo? De última para que lo levanten de ahí. Yo le iba a tirar una monedita al pibe mío”, aceptó Cachete. Quedaron en coordinar y Escobar ofreció una “motito”. De esta conversación la Fiscalía dedujo que tanto Toro como Cachete manejaban recursos humanos para concretar ataques.
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Al día siguiente, “Cachete” le reportó a Guille los planes y precisó que “tipo ocho” iría al City “a ver qué onda”. Le dijo que se había reunido con gente de Toro para coordinar el encargo. “Sí, fijate, lo hacemos bien a ver si nos dan algo bien piola”, instruyó Guille. Como el primer plan se frustró, el 11 de enero Cachete le informó a Cantero que quien iría a concretar la agresión sería el Dominicano. A quien a su vez, la noche anterior, le comentó que tenían el aval del “Loko”, uno de los apodos de Guille.
En las escuchas transcriptas en la acusación se refieren las acciones que Maximiliano Díaz debió realizar al frustrarse el primer ataque para hacerle llegar una pistola al Dominicano. También sus conversaciones con Toro posteriores al hecho. Entre una serie de mensajes eliminados, Cachete le pidió no hablar más del tema porque había “alta bronka” (sic).
Por último, la acusación fiscal plantea que a diferencia del primer atentado fallido, en el segundo se previó que las balas podían matar a una persona. “Se trató de un atentado violento, utilizando armas de fuego en un lugar de asistencia masiva un sábado a la noche”, señala el escrito, que además resalta “el modo violento que estas organizaciones han comenzado a implementar a fin de financiarse”, lo que resultó con la muerte de una persona ajena al conflicto.