Magdalena Nélida Acosta tenía 74 años y desde el jueves a la tarde se encontraba internada en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca) en grave estado tras ser alcanzada por una decena de disparos efectuados por dos jóvenes que pasaron a bordo de una moto por pasaje Rafaela al 5200, en la zona noroeste de la ciudad. Tras agonizar dos días, según informaron fuentes oficiales, la mujer falleció las primeras horas del sábado. En tanto su nieta, de 9 años, sigue recuperándose de la fractura expuesta que sufrió en una pierna tras ser alcanzada por uno de los disparos.
El ataque letal ocurrió el jueves pasadas las 18 cuando, según vecinos del lugar, desde una moto en la que iban dos personas que cubrían sus cabezas con capuchas y una camioneta roja sin patente partió una lluvia de balas contra distintas viviendas y autos estacionados en la cuadra de pasaje Rafaela al 5200. Magdalena, que estaba en la puerta de su casa junto con su nieta, presintió lo que iba a ocurrir y les gritó a los tiratiros para que se detuvieran porque había muchos chicos jugando en la calle. Pero no le hicieron caso y tanto ella como su nieta, Cielo, fueron alcanzadas por los proyectiles.
“Esto es una guerra narco. Esa es la realidad. Buscan ganar territorios. Pero que se maten entre ellos, nosotros somos gente trabajadora, de esfuerzo”. Esa descripción, sentida y visceral, la dio Natalia, hija de Magdalena y madre de Cielo, en la sala de espera del Heca. “Solo esperamos un milagro”, agregó sobre la suerte de su madre que recibió diez tiros en el tórax, un hombro, un glúteo, un antebrazo y la región inguinal.
“Se ven chicos de 11 o 12 años con armas, metralletas, caminando por todos lados, vendiendo drogas en la esquina. ¿Dónde esta la policía, la seguridad para la gente? Los inocentes pagamos las consecuencias”, agregó Natalia. Y expresó que “tienen armas más grandes que la policía, andan como si nada los chicos. Los más vivos le dan drogas a los mas pibitos y los reclutan como soldaditos, esa es la realidad”, agregó la mujer en modo parte de guerra.
Según relataron algunos vecinos, tras la balacera “toda la gente empezó a correr” para ponerse a salvo mientras Magdalena atinó a empujar a Cielo hacia el interior de su casa y tirarse encima de ella para cubrirla del ataque. Por eso la mayor cantidad de proyectiles dieron en el cuerpo de la mujer. “Estamos a la deriva, nadie hace nada. No se puede estar en la vereda. Ni adentro de tu casa estás seguro”, agregó la testigo, mientras que otro hombre graficó que en casos como éstos, que son recurrentes en el barrio, “no sabés para dónde correr”.