El crimen del inspector de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) César Eduardo Carmona sobresaltó, nuevamente, los cimientos de la cotidianidad rosarina y volvió a correr el mojón de los límites. Con ese telón de fondo, y una investigación judicial hermética, trascendió en las últimas horas del viernes el hallazgo en el barrio Municipal de Nuevo Alberdi de un VW Gol Trend gris que habría sido utilizado para evacuar a los sicarios que la tarde del jueves por la tarde asesinaron a Carmona frente a la sede de AIC. El auto tenía un golpe en el frente del lado del conductor y no tenía la chapa patente delantera.
Las pistas que orientaron la pesquisa hacia el noroeste rosarino tienen que ver con rastros hallados en el Citroën C3 del que bajaron los asesinos de Carmona. En esa línea aparece entre los sospechosos un tal “Calamar”, prófugo por el crimen del chofer del sindicalista de Uatre y ex diputado nacional Pablo Ansaloni, emboscado en la ciudad bonaerense de Colón el 18 de noviembre de 2022. Calamar era uno de los al menos tres jóvenes que ayer era buscado intensamente en inmediaciones de Nuevo Alberdi, donde al cierre de esta edición se multiplicaban los operativos simultáneos.
En ese marco de total hermetismo dispuesto por los investigadores este sábado fue detenido un joven de 21 años que según algunas fuentes era uno de los buscados pero no era Calamar. El muchacho fue apresado en Fisherton y mientras era trasladado a sede policial allanaron una casa en Nuevo Alberdi, en la calle Forteza, donde había otras cuatro personas. Buscaban la casa de la madre de Calamar. A los cuatro ocupantes de esa vivienda, tres varones y una mujer, se les tomaron registros dactiloscópicos porque no quedó claro que la identidad que dieron fuera auténtica.
Búsqueda
Carmona había salido de realizar un servicio de adicional en blanco en una financiera de Italia al 800 y se dirigía a la AIC a tomar servicio. Salió vestido de civil. Llevaba una mochila que se presume que fue robada por los homicidas ya que el vidrio trasero del auto del policía fue violentado.
El policía emboscado el jueves a las 15.03 frente a la sede de la AIC en Lamadrid al 500 se movía en un Ford Fiesta Kinetic negro sin identificación policial. Los homicidas le dispararon 13 veces y Carmona recibió ocho impactos: dos en el pecho y seis en las piernas.
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Los dos sicarios fugaron en un Citroën C3 bordó, radicado en la ciudad tucumana de Tafí del Valle y con pedido de secuestro por haber sido robado. Los matadores dejaron abandonado el C3 a unas seis cuadras de la AIC, en Sánchez de Bustamante al 400. Y allí, según testigos, fueron evacuados por al menos un hombre en auto gris que sería el VW Gol Trend hallado la madrugada de ayer en Floduardo Grandoli y Caracas, en el barrio Municipal de Nuevo Alberdi.
La jornada del viernes se había cerrado con 17 allanamientos en los barrios Fontanarrosa (ex Zona Cero), Nuevo Alberdi y en la ciudad de San Lorenzo en busca de personas que presuntamente tuvieron participación en el crimen del policía. Los allanamientos fueron ordenados por el fiscal Alejandro Ferlazzo y realizados por las divisiones de Homicidios, Operativa y de Inteligencia de la AIC. El foco de los operativos eran tres hombres de entre 20 y 25 años con recorrido en otras investigaciones judiciales.
Del Lichy y de Calamar
Si bien el Municipal es popularmente reconocido como territorio de Lichy Romero, en la zona operan otras bandas como la del Calamar, también conocido como “Mojarra” y —según fuentes policiales— uno de los principales sospechosos de haber participado en el crimen de Carmona. Este muchacho es hijo del ex policía Germán Almirón, condenado en junio de 2017 a 6 años de prisión por extorsionar a la familia de un miembro de Los Monos, Juan Domingo Ramírez, quien se fugó de la Jefatura la noche del 14 de enero de 2014.
Más allá de su posible participación en el crimen de Carmona, Calamar está prófugo como sospechoso —en una investigación de la fiscal de Colón Magdalena Brandt— de ser el asesino de Mauricio Cordara, chofer del dirigente de Uatre Pablo Ansaloni, hecho por el cual hasta el momento hay seis rosarinos imputados por sus diferentes participaciones: Blas “Negro” Sosa, Fernando Burgos, el preso de Piñero Angel Ochoa, Ramón “Monchi” Vallejos —padre de Lichy Romero— e Iván Alonso y Julián Gómez, presentado como quien contrató a Calamar.
Instructivo
Esa investigación puede servir como instructivo sobre cómo trabajan algunas bandas polirrubro que se dedican a vender drogas, matar o cometer distintas tropelías al mejor postor. Y cómo un auto robado en una localidad bonaerense puede hermanar en la desgracia a integrantes de dos bandas diferentes.
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Según la pesquisa de la fiscal Brandt la banda de Los Romero quedó bajo la lupa a partir del seguimiento del Fiat Palio rojo en el que Calamar llegó a Colón, se presume que para matar a Ansaloni aunque terminó asesinando a Cordara.
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El inspector de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) César Eduardo Carmona.
El auto en cuestión fue vendido por el preso Ochoa desde Piñero. Burgos está apuntado como el comprador que les facilitó el Fiat a los asesinos. Sosa fue implicado como quien guardaba el Palio en una cochera de México al 900 bis, en barrio Larrea. Al volante del auto fue detenido el padre de Lichy. Alonso, sindicado como quien estaba al volante del Palio, y Gómez como quien habría contratado a Calamar.
El elemento que colocó a este muchacho en la carpeta de los pesquisas que investigan el crimen de Carmona fue una huella dactilar levantada de una de las puertas del Citroën C3 que los sicarios dejaron abandonado en Sánchez de Bustamante y Leyva. Y el Gol Trend en el que los levantaron en ese lugar fue hallado a metros de la casa de otro de los apuntados como partícipe en el crimen. El tercer sospechado también reside en Nuevo Alberdi y fue apuntado por haber dejado su huella dactilar en el C3.
Alrededor de las 11 de la mañana de ayer el cuerpo del inspector fue sepultado con honores en el cementerio El Salvador. Previamente sus compañeros de armas le hicieron una guardia de honor en la sala velatoria de Córdoba al 2900. Entre las autoridades que se hicieron presente en la despedida se destacó el ministro de Seguridad de la provincia Claudio Brilloni.