René Ungaro, condenado por liderar una banda de drogas, fue imputado ayer como uno de los instigadores del ataque a tiros que desencadenó el doble homicidio de la profesora de danzas Virginia Ferreyra y su madre Claudia Deldebbio, baleadas el 23 de julio del año pasado cuando esperaban el colectivo en Maestros Santafesinos e Isola y se convirtieron en blanco de una balacera. De acuerdo con la imputación que formularon en audiencia los fiscales Patricio Saldutti, y Franco Carbone, desde la cárcel federal de Ezeiza “El Brujo” solicitó a otras personas que mataran a cualquier vecino en inmediaciones de la Torre II del barrio Parque del Mercado y ofreció 30 mil pesos “por cada fallecido”. Con él fue acusado otro preso de la cárcel de Coronda, Nicolás “Cara de Burro” Martínez, de 25 años, sindicado como quien bajó la orden a los autores materiales.
En una audiencia con los detenidos conectados por zoom, además Ungaro fue imputado de instigar la balacera al Centro Municipal de Distrito Sur el 4 de septiembre del año pasado. La misma acusación recibió Martínez mientras que los dos hombres que desde septiembre del año pasado ya estaban detenidos por el hecho, Fernando Cortez, de 45, y su hijo Lautaro, de 20, están sospechados de haber participado en el ataque a tiros y fueron reimputados como coautores de homicidio calificado por precio o promesa remuneratoria.
Tras las rejas
La jueza María Trinidad Chiabrera dispuso ayer la prisión preventiva del ya detenido Martínez y la semana que viene se expedirá sobre la situación de Ungaro, que también está preso cumpliendo condena. La más reciente fue dictada en diciembre por la Justicia federal, que le impuso 12 años de prisión como jefe de una red de narcotráfico en los barrios Tablada y Municipal. Una estructura que creció mientras estuvo preso en la cárcel de Piñero por el crimen del ex jefe de la barra de Newell’s Roberto “Pimpi” Caminos.
Según explicó Saldutti luego de la audiencia, las medidas que desembocaron en la imputación comenzaron el lunes de la semana pasada a partir de procedimientos coordinados con la Fiscalía Federal 1. Fueron allanamientos y requisas a unidades penitenciarias federales y de la provincia que se sumaron a información que se había recabado en la causa a partir del doble crimen y declaraciones de testigos de identidad reservada.
Además, dijo el fiscal, en la investigación se acopiaron “pericias de celulares secuestrados: en la mayoría de los casos borraban las conversaciones. Se solicitaron intervenciones telefónicas de números detectados por el equipo de trabajo de la Fiscalía y se analizó el contenido en un muy corto tiempo para llegar a estas imputaciones”, explicó.
Sobre esa base, Ungaro fue situado como el “primer instigador” que desde una cárcel federal ordenó por teléfono a Martínez, preso en Coronda, la ejecución del ataque. Una orden que éste tramitó como parte de la cadena de instigación, dado que “al estar preso en la provincia de Santa Fe disponía del acceso y tenía disponibilidad de las personas que estaban en la calle y cometían los hechos”.
“También consideramos, según nuestra teoría del caso, que hay una promesa de un pago remuneratorio para la comisión de este estilo de hechos”, planteó Saldutti.
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Según la imputación, la orden que bajó desde Ezeiza fue la de matar a cualquier persona que se encontrara en inmediaciones de la Torre 11, ubicada en el cruce de Maestros Santafesinos e Isola del barrio Parque del Mercado. Esto debía hacerse “a cambio de una promesa remuneratoria de 30 mil pesos por cada persona fallecida” y sin importar quién recibiera las balas. Cortez y su hijo, en el esquema imputativo, serían quienes concretaron el ataque junto a otros tres hombres aún no identificados.
“Todos actuaron motivados por una promesa remuneratoria luego pagada por Martínez, mediando un acuerdo entre todos para realizar el acto del modo en que lo hicieron, distribuyendo los roles en forma previa y valiéndose de la utilización de un vehículo y armas de fuego que Ungaro y Martínez pusieron a disposición para comer el hecho”, reza la imputación.
Hipótesis
Así, Ungaro y Martínez fueron imputados como instigadores de dos hechos de homicidio calificado por precio o promesa remuneratoria, agravado por el uso de armas y por el concurso premeditado de personas; delitos que prevén prisión perpetua.
En tanto que para Fernando y Lautaro Cortez se aplicaron las mismas figuras penales pero en carácter de coautores. Padre e hijo habían sido imputados en octubre del año pasado como dos atacantes que, tal como se adelantó entonces, “formarían parte de la banda de René”.
En aquel momento la hipótesis de la investigación era que Ungaro había generado estos hechos por estar disconforme con su traslado a una cárcel federal que lo mantenía alejado de su familia.
Cortez padre fue imputado en el rol de quien manejaba el auto en el que se desplazaron los agresores el sábado 23 de julio del año pasado. Su hijo de 19 años, como uno de los que se bajó a disparar en el momento en que la profesora de danzas árabes Virginia Ferreyra y su madre Claudia Deldebbio esperaban el colectivo en la plazoleta Rodolfo Walsh. Deldebbio, de 58 años, murió en el lugar, mientras que su hija, de 32, sufrió múltiples heridas de bala. Estuvo internada en el Hospital Clemente Alvarez hasta que falleció el 24 de septiembre del año pasado. En el hecho también fue herido un adolescente de 16 años.
La finalidad del ataque parece haber sido generar conmoción social, ya que según el fiscal no hay un motivo que conecte en forma directa la orden de disparar en inmediaciones de la torre con las dos personas que resultaron asesinadas. “Según nuestra teoría no hay un móvil directo. La instigación estaba destinada a quitarles la vida a gente inocente o a cualquiera que se encontrara en el lugar del hecho para infundir temor”.
Tiros al distrito
Ungaro fue además imputado por la balacera contra el Centro Municipal de Distrito Sur Rosa Ziperovich, de Uriburu al 600, baleado cerca de las 22 del domingo 4 de septiembre de 2022. Sobre la fachada del edificio impactaron cuatro balas. Además los autores dejaron un mensaje escrito dedicado a Ariel “Guille” Cantero y a la banda de Los Monos.
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De acuerdo con la imputación, en este caso el accionar fue el mismo que en el anterior: El Brujo instruyó a Martínez, quien se puso en contacto con Fernando Cortez para que perpetrara el ataque por el que el supuesto ejecutor ya había sido imputado.
Un año atrás, al ser detenido junto a su hijo en un domicilio de Sánchez de Thompson al 4600 se secuestró una pistola Bersa calibre 9 milímetros que al ser peritada coincidió con la usada en el atentado al Centro Municipal de Distrito Sur de Uriburu al 600.