Alan Funes usó pocas palabras para defenderse de casi una decena de delitos que le imputaron ayer en una audiencia penal. "Las cosas que secuestraron, mías no son. En mi habitación no secuestraron nada", dijo el joven detenido el martes en barrio Itatí tras casi 20 días prófugo. Es que en el baño del departamento donde lo atraparon la policía encontró una pistola 9 milímetros que, según una pericia, fue usada para matar hace 12 días a la hermana de un enemigo suyo. El joven de 19 años y su novia de 23 fueron acusados de ese homicidio y el juez Héctor Núñez Cartelle les dictó prisión preventiva por el plazo legal de dos años.
Los otros delitos que le endilgaron a Alan, repartidos en seis legajos penales, son los de asociación ilícita, amenazas simples, abuso de armas, dos intentos de homicidio, una portación de arma y una tenencia. La mayoría de esos hechos se sucedieron como en cascada en el último mes y medio. Un rato antes, en su paso por el juzgado de Menores, le imputaron otro ataque a tiros de 2016 (ver aparte).
El menor de los hermanos Funes de barrio Tablada, una familia que saltó a las noticias a partir de un violento enfrentamiento con los descendientes de Roberto "Pimpi" Caminos de barrio Municipal, fue imputado ayer en una de las salas más amplias de Tribunales. De rostro aniñado bajo una prolija barba corta, el pelo negro casi al ras y una remera a rayas de colores bajo el chaleco antibalas, tomó asiento entre su abogado Juan Pablo Audisio y su novia, Jorgelina Selerpe, detenida con él mientras dormían en un Fonavi.
Alan fue noticia de manera insistente a lo largo de enero desde que a comienzos de año circulara un video que lo muestra disparando una ametralladora en festejos de fin de año mientras estaba con arresto domiciliario por el crimen de Eugenio "Pupi" Solaro, cometido en mayo de 2016 cuando él era menor de edad. Por ello el 5 de enero una jueza de Menores pidió su captura y mientras era buscado, en apenas siete días hubo dos crímenes que lo tocaron de cerca.
El domingo 8 mataron a su hermano Ulises, un joven marino mercante de 23 años y sin antecedentes al que le dispararon desde un auto, cuando él estaba con su novia en la vereda de Garay y Corrientes, en villa La Lata. Perfiles de Facebook atribuidos a los Funes exhibieron promesas de venganza por ese crimen y el domingo siguiente, también desde un auto, mataron a Marcela Díaz en pasaje Lejarza al 5600. Era la hermana de Ariel "Tubi" Segovia, un aliado de los Caminos preso por ordenar dos crímenes y adversario declarado de los Funes.
Díaz fue baleada mientras iba en una moto con su novio, que sobrevivió al ataque: "Alan nos agarró a tiros", dijo sobre ese asesinato, el más grave de los delitos que ayer le atribuyeron a Funes las fiscales Georgina Pairola y Gisela Paolicelli. Por ese hecho también fue acusada su novia, nieta de un narco asesinado en 2010 y considerada coautora del ataque porque según el único testigo ella se bajó del auto y también tiró.
Amenazas cumplidas
En una sala repleta de periodistas, abogados y curiosos ajenos al conflicto, la audiencia por los delitos atribuidos a Funes ya como mayor de edad arrancó pasadas las 11. Paolicelli lo acusó de integrar una asociación ilícita liderada entre otros por su hermano Lautaro, apodado "Lamparita" y también preso en Piñero, dedicada a robos, amenazas y negocios con drogas.
A partir de las escuchas a un teléfono que usaba Alan cuando estaba preso en el penal de menores Irar, le atribuyeron un rol específico: coordinar el suministro de armas al grupo. También se lo escuchó ordenar aprietes a tiros: "Tirá a la pared, al piso, que se asusten; a la ventana no, que tiene una hija chiquita. No te voy a dar un peso si no tirás adonde te digo". O pedirle a sus socios que le hagan escuchar en vivo los tiroteos para saber cómo suenan las armas (ver página 35).
Luego de esa imputación le atribuyeron tres hechos previos al crimen de Díaz y que también tuvieron como blanco, en un presagio de su final, a esa mujer de 36 años viuda y madre de dos hijos de 18 y 7 años. Lo primero fue una denuncia por amenazas que Díaz había presentado el 3 de diciembre pasado, cuando Alan y su amigo "Leo Loco" pasaron por su casa de Doctor Riva 20 bis y le dijeron: "Andate después de las fiestas, si no te vamos a cagar a tiros". La denuncia de la víctima bastó para que Alan fuera acusado de amenazas simples en calidad de autor.
El hecho siguiente fue el 29 de diciembre pasado cuando la hermana de Tubi recibió más que amenazas. Según denunciara la mujer, estaba en la puerta de su casa cuando, desde un Volkswagen Surán gris, Alan y otro muchacho le dispararon. Mientras Díaz alcanzó a refugiarse en un almacén de la cuadra que quedó rociado a tiros su hijo mayor, Milton, recibió un balazo en el muslo derecho y otro en la zona lumbar que le causó una lesión medular y lo dejó parapléjico, en silla de ruedas.
Al llegar al Hospital Provincial el joven y su novia atribuyeron los tiros al intento de robo de una moto. Las fiscales no pudieron contactarlo. "Está sumamente asustado y escondido", dijeron. Pero luego su abogada presentó una declaración escrita en la que Milton acusó a Alan: "Mi mamá sufrió un ataque en la puerta, salió ilesa. Al llegar con mi novia me disparan desde un auto Alan Funes y Leo Loco. Una bala me impactó en la columna, quedé inválido. Manifestamos con mi novia que fue un robo por temor a nuevos ataques". Por esto, Alan fue acusado de tentativa de homicidio agravado por el uso de arma de fuego.
Una locura
Amenazada y atacada, Marcela Díaz se fue de su casa. Pero la noche del 14 de enero volvió a buscar algo de ropa. "Le dije que era una loca por ir sola y fui para protegerla", contó a los investigadores Nahuel G., su novio desde hacía un año y único testigo del crimen, quien reveló que la mujer era "gerente" de la empresa de taxi de su familia.
Nahuel reveló que estuvieron cerca de una hora y media en la casa donde Marcela le contó que un test de embarazo le había dado positivo e iban a tener un hijo. A las 21.30 salieron de la casa en moto y al llegar a Lejarza y Pedro Lino Funes "aparece un Surán gris" del cual no pudo ver la patente.
"Jorgelina manejaba. Primero tiró Alan desde el auto", señaló Nahuel, y agregó que él se puso delante de Marcela para protegerla y recibió de parte de Alan balazos en los muslos, la ingle, una rodilla y un brazo. Con seis tiros en el cuerpo se arrojó al piso y simuló estar muerto.
Desde el piso, según contó, vio que Alan y la novia bajaban del auto e iban tras la hermana de Tubi. "Marcela no alcanzó a hacer ni 20 pasos que ya estaba en el piso", dijo sobre su novia que recibió varios disparos, uno letal en el tórax que le provocó un shock por hemorragia.
Armas
Tras ser atendido en el Heca, Nahuel reveló que Alan y Jorgelina tiraron con dos armas distintas y luego huyeron hacia Rouillón. En la escena del crimen se halló abundante material balístico: seis vainas servidas calibre 3.80, once de 9 milímetros, un trozo de plomo y tres vainas de otra arma. Una vecina mostró a los policías una pistola 3.80 tirada en el piso y es la que disparó vainas halladas en el lugar. Una hipótesis que manejan las fiscales, poco probable, es que haya sido descartada por los agresores. Otra, que la haya usado Marcela para defenderse.
En el baño del departamento de Callao al 3900 donde fue arrestado Alan la policía halló una pistola 9 milímetros Pietro Beretta con 41 cartuchos sin percutar. Según un cotejo balístico, de esa arma se disparó una bala extraída del cuerpo de Díaz, lo que fue consignado como una evidencia decisiva contra Funes y Jorgelina, que quedaron imputados de un homicidio agravado y otro en tentativa.
Al momento de declarar Alan fue escueto —su abogado dijo a la prensa que más adelante ampliará sus dichos— y sólo se despegó de esa pistola comprometedora. No obstante, él y su novia fueron acusados por la tenencia de ese arma considerada de guerra. Funes también fue acusado de la portación ilegítima de la ametralladora —no hallada— con la que apareció disparando al aire en el video que, según las fiscales, fue filmado en Ercilia al 200 bis a las 0.20 del 1º de enero y luego subido por Alan a Instagram.
Enemigos
La defensa rechazó las imputaciones. Dijo que enemigos de Alan buscan acusarlo de cosas que no hizo y enumeró distintos atentados que, además del crimen de Ulises, viene sufriendo su familia. Entre ellos los tres disparos que recibió su padre, Jorge, el primer día del año en Alvear.
Audisio pidió arrestos domiciliarios con tobillera electrónica para Alan y Jorgelina, que aún amamanta a la beba de 8 meses de ambos. Pero el juez dio curso a las imputaciones al hallar "evidencias concretas" por delitos con alta expectativa de pena y dispuso que ambos queden en prisión preventiva por el plazo legal y que Jorgelina sea alojada con su hijita. Esto último será apelado por el defensor, que además pidió que saquen a Alan de una celda de resguardo de Piñero y sea alojado en el pabellón 16.