Yoana Soledad Maciel tenía 32 años y nunca vivió en el pequeño asentamiento del bajo Ayolas y acceso Sur, debajo del viejo puente ferroviario. Pero allí, en el segundo pasillo de acceso a las casitas de material y chapa que se abre por calle Schmild apareció tirada y herida de muerte pasadas las 20 del domingo. Los vecinos dicen que escucharon gritos y luego varios disparos, y que al salir la vieron allí, tirada sobre la tierra. “No es de acá la chica”, cuentan unos pocos. Y no, no era de ahí. Vivía con sus tres hijos y su pareja en La Ribera y Nogués, una de las zonas más humilde de Villa Gobernador Gálvez, a metros del río. Ahí estuvo hasta las 19.30 del domingo con Fabiana, con quien convivía, y un rato después en el lugar donde la mataron. “¿Cómo llegó en bicicleta y en poco tiempo de acá a Ayolas?”, se preguntó Fabiana ante el cronista. Y no tuvo respuestas.
Alrededor de las 21 del domingo los vecinos del pasillo de calle Schmild escucharon corridas, gritos y disparos. Yoana quedó tirada y con sangre en todo el cuerpo. Recibió disparos en la cara, el tórax y el cuello además de sufrir la fractura expuesta del fémur derecho. En una de las casas, a metros de donde le dispararon a la mujer, se encontraron marcas de proyectiles; y en el pasillo la policía levantó cinco vainas servidas calibre 9 milímetros y un cartucho de escopeta. Los vecinos llamaron al Sies y una ambulancia trasladó a Yoana al Heca, donde le diagnosticaron las múltiples heridas y la trasladaron a terapia intensiva, lugar en el que falleció a las cinco de la mañana de ayer.
Personal de la Dirección de Homicidios de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) bajo la supervisión de la fiscal Georgina Pairola realizó un trabajo de fotografías en la escena del hecho y buscó posibles evidencias que lleven a esclarecer lo ocurrido. En tanto, la fiscal ordenó el secuestro del celular de la víctima para ser sometido a pericias. ¿Alguien llamó a Yoana para que vaya al lugar donde la mataron? ¿Hubo algún contacto previo?
El segundo pasillo que da a calle Schmidl se bifurca en otros pasillos angostos, con desagües clandestinos y terrenos que trepan a la barranca del bajo Ayolas. Al preguntar por Yoana algunos vecinos directamente ni contestan las preguntas, otros en cambio arriesgan cuestiones de narcomenudeo y la sombre del “Clan Pucheta”, conocido como “La banda de los comegatos”. En algo coincide la gente del lugar: “La chica no era de acá, ni la conocíamos. Se la veía, pero no era de acá”.
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Yoana junto a su pareja y sus tres hijos vivía en una casa muy humilde en las barrancas de La Ribera, en Villa Gobernador Gálvez, a menos de 50 metros del río. Ayer, mientras Rosario festejaba el Día de la Bandera, en la zona donde vivía la mujer era un día más para algunos y para otros el problema era conseguir los 56 mil pesos para el sepelio. En la casa de Yoana se quemaban cosas en el patio, las llamas subían muy cerca de los árboles y algunas adolescentes charlaban alrededor de ese fuego.
Fabiana, quien vivía con Yoana y sus hijas contó que la víctima del crimen “tenía tres hijos, dos nenas de un padre y un varón de otro. El domingo estuvimos juntas en San Luis y Fornier hasta que a las 19.30 ella agarró la bicicleta y dijo que iba a comprar cigarrillos, pero terminó muerta en el acceso Sur”. Tras ello agregó: “Nunca nos amenazaron y ella no tenía problemas. No sabemos qué pudo pasar ni a qué fue allá, o si la llevó alguien. Le dimos a fiscalía un teléfono de Yoana y ellos tendrán que investigar qué pasó”.
Por su parte, otros vecinos de La Ribera cuentan otras situaciones. “A esta gente le balearon la casa y le quemaron un auto, dicen que la piba no andaba en cosas buenas”. Fabiana niega lo del ataque. “No fue a nosotros, nunca nos balearon. Lo del auto si, nos lo quemaron”, admite sin abundar demasiado.