Dos policías hermanos, Franco y Víctor Villarruel, comenzaron a ser juzgados este miércoles por asesinar a Matías Ezequiel Sosa hace tres años en un incidente de violencia barrial en Parque Casas. Ante un tribunal oral conformado por los jueces Rafael Coria, Silvia Castelli e Isabel Más Varela el fiscal de Homicidios Adrián Spelta pidió para ambos 23 años de cárcel como coautores de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y la tentativa de otro asesinato, contra un hermano de la víctima a quien le dispararon mientras escapaba de la escena.
En ese marco el abogado de Franco, de 37 años y acusado de balear a su ex cuñado Sosa en el abdomen, planteó que el hecho merece ser abordado como un caso de legítima defensa. En tanto la defensa de Víctor, de 36 e imputado de haberle disparado a la víctima cuando había caído al suelo, adelantó que los disparos de este policía no fueron mortales y que tampoco tiró contra el joven que se estaba escapando.
Broncas familiares
Apodado “René”, Matías Ezequiel Sosa tenía 25 años, dos hijas y trabajaba como vendedor ambulante de medias. Una hermana suya había estado en pareja con Franco Villarruel, con quien había tenido dos hijos en una relación que terminada en medio de denuncias por violencia de género. Esa cuestión al parecer había originado rispideces no saldadas entre ambas familias, que vivían a unos 30 metros de distancia en el cruce de las calles Unión y Uriarte, barrio Parque Casas.
Alrededor de las 13.30 del 16 de diciembre de 2018 Franco, por entonces agente del Comando Radioeléctrico (CRE), llegó a su casa con su nueva pareja y una beba de meses luego de tomar unos mates en una plaza. Cuando estacionaba su auto se topó con Matías y un hermano, y entonces se originó un incidente que terminó cuando uno de éstos arrojó un ladrillo contra la luneta trasera del auto del policía.
Según relataría luego Villarruel, su ex cuñado le había pedido un cuchillo a una vecina y ésta se negó, motivo por el cual le causó destrozos al auto de la mujer. Acto seguido, de acuerdo con esa versión, le exigieron a él que les diera un arma blanca y como el tampoco lo hizo, el hermano de Matías le arrojó un ladrillazo a su auto y las astillas del vidrio alcanzaron a su beba. Muy enojado, Villarruel llamó a la policía y pidió que fueran rápido antes de que se mandara “una cagada”, tal como quedó registrado en su llamado al 911.
Minutos después llegaron dos efectivos del CRE y Villarruel les pidió que fueran a detener a los Sosa. Al parecer los uniformados primero se iban a llevar a otros dos hombres ajenos al problema, pero en cuestión de segundos ya estaban todos —a esa altura había se había sumado Víctor a ayudar a su hermano— frente a la casa de los Sosa en Uriarte al 1500. Según uno de los más de diez testigos que aportó su versión sobre lo ocurrido, cuando “René” salió de su casa vestido sólo con un short Franco lo increpó: “¿Tantos problemas nos vas a causar, Ezequiel?”. “Sabés que me encanta pelear”, le respondió su ex cuñado.
Un vecino contó que cuando Franco se le acercó a Matías, “se tiraron unas manos al aire”, el policía tropezó o dio un paso para atrás y entonces sacó un arma de la cintura —una pistola Taurus calibre 9 milímetros— con la cual “le disparó a René en el pecho”. En ese marco, con la víctima tirada ya inconsciente en el piso y rodeada por unos seis o siete familiares, se acercó Víctor y le disparó a un metro de distancia dos tiros a las piernas con una pistola Luger 380.
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La escena se completó con la corrida que inició Milton Sosa para evitar que le dispararan a él también. Ante los numerosos testigos que había —entre ellos los policías del CRE— los hermanos Villarruel salieron tras el hermano de Matías e incluso le dispararon varias veces pero el muchacho alcanzó a guarecerse en la casa de un vecino.
Matías fue llevado por familiares al Hospital Eva Perón, donde murió cuatro días después, el 20 de diciembre de 2018. Y los hermanos Villarruel terminaron detenidos; primero fueron imputados de tentativa de homicidio y tres meses después de homicidio calificado. Entre las evidencias que se fueron colectando, uno de los agentes del CRE que acudieron al llamado al 911 recordó que Franco le gritó a Sosa “te voy a matar, no sabés lo que te espera”, antes de dispararle.
La muerte del muchacho no terminó con la bronca entre las familias, sino todo lo contrario. Por esos días el padre de los policías, quien tenía un almacén y una distribuidora de bebidas en su casa de Unión al 1600, denunció amenazas por parte de la familia de Sosa e incluso agresiones a balazos. "Quiero saber por qué me hicieron esto. Toda la vida trabajé honestamente, no tengo nada que ver con lo que pasó con mis hijos. Sí, soy el padre, pero ellos están detenidos, se entregaron. Y a mi quisieron matarme, también a una de mis hijas, a mi ex nuera, a mis nietos. Toda mi familia está amenazada de muerte", dijo por entonces en una entrevista con este diario.
Legitimidades
En sus respectivos descargos —declararon cuando fueron imputados de homicidio en marzo de 2019— los hermanos afirmaron que Sosa estaba armado, lo cual fue desmentido por más de diez testigos. Y en el inicio del juicio oral este miércoles la defensa de Franco, el abogado Rodrigo Mazzuchini, planteó que el violento episodio debe abordarse como un caso de legítima defensa. En tal sentido pidió la absolución de su cliente o al menos que sea condenado a la pena mínima que corresponde al exceso de legítima defensa.
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Por su parte la defensora pública María Virginia Llaudet Maza adelantó en su alegato de apertura que demostrará, mediante peritos, dos cosas: que los disparos efectuados por Víctor no le causaron la muerte a Matías y que su defendido tampoco disparó contra Milton Sosa. Por ello solicitó que, en todo caso, se lo condene por los delitos que haya cometido pero no por homicidio.