Una empleada policial imputada por la muerte de Carlos “Bocacha" Orellano, ocurrida en la madrugada del 24 de febrero de 2020 después de que lo echaran del boliche River Ming de La Fluvial, obtuvo la prisión domiciliaria. La defensa de la uniformada solicitó la mañana de este martes una morigeración de la prisión preventiva a raíz de que tiene un hijo menor de edad y un familiar con discapacidad a su cuidado. El juez Román Lanzón otorgó el beneficio a la acusada de 41 años con “la previa colocación de un dispositivo de tobillera electrónica antes de ser trasladada al domicilio”, además de la prohibición de salida del país y la entrega voluntaria de su pasaporte.
Karina Gómez está imputada junto a otro policía que es su pareja por los delitos de incumplimiento de los deberes de funcionario público, falsedad ideológica de instrumento público homicidio simple con dolo eventual en carácter de coautora. Esta mañana participó de una audiencia de revisión de la medida cautelar que pesa sobre ella desde el mes pasado, cuando fue imputada por esos delitos y le dictaron la prisión preventiva por el plazo legal de dos años.
En la audiencia, la defensa de la uniformada solicitó el beneficio de la prisión domiciliaria. El fiscal Patricio Saldutti se opuso pero el juez consideró que las razones alegadas por la imputada eran pertinentes, de modo que seguirá a disposición del proceso en su domicilio y monitoreada con una tobillera electrónica.
Los dos policías habían sido acusados de incumplimiento de sus deberes y en febrero fueron además imputados, junto a dos ex empleados de seguridad del boliche, por el homicidio con dolo eventual de Orellano. La madrugada del 24 de febrero de 2020 el joven de 23 años había ido a bailar a Ming River House, ubicado en el complejo La Fluvial. Otros jóvenes que habían salido a bailar, empleados de los distintos boliches del lugar, empleados de Prefectura, pescadores y hombres en situación de calle fueron quienes vieron o escucharon algo acerca de un joven que había caído a las aguas del río Paraná esa noche.
Con esos testimonios como parte de la evidencia, la línea de investigación que presentó el fiscal señala que al joven lo echaron del boliche, lo arrinconaron a golpes contra la baranda y no le dejaron más alternativa que arrojarse al río como única vía de escape de una fuerte agresión. La querella que representa a sus familiares sumó la posibilidad de que al chico lo dejaron inconsciente por una toma de asfixia y así se provocó su caída al río.
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"Aproximadamente entre las 4.30 y las 5, luego de que Carlos Orellano sea retirado del boliche, ejercieron violencia física en cercanías del muelle 3, tras rodear a la víctima contra la baranda del río, se aprovecharon de su superioridad física y numérica, lo golpearon y determinaron con su accionar que Orellano salte la baranda de protección y caiga a las aguas del río Paraná, circunstancia que le provocó la muerte", explicó Saldutti.
Gómez y su pareja Gabriel Nicolossi, de 38 años, esa madrugada hacían tareas adicionales en el boliche. Los otros dos acusados son los patovicas Emiliano López, de 30 años, y Fabián Maidana, de 53 años y encargado de la seguridad del local.
En la audiencia anterior los dos empleados se declararon inocentes: “Soy inocente, traté de hacer lo mejor posible dentro de mis posibilidades. Llevo 12 años de servicio impecable. Sé que hay mucha gente que está sufriendo, y dentro de esas familias está la mía. Mi hijo tiene problemas psicológicos y mi suegra de 83 años tiene Alzheimer y yo soy su nexo con el mundo”, dijo entonces Gómez.