A plena tarde del miércoles, un día después de que cumpliera 25 años, un muchacho fue bajado de un auto y ejecutado a balazos en la zona sudoeste de la ciudad. Junto al cuerpo los sicarios dejaron un mensaje dirigido a un hombre que está privado de la libertad, la misma modalidad utilizada en distintas oportunidades en estos tiempos, pero con un trasfondo singular vinculado a dos hechos similares que tuvieron lugar el último mes. A metros de donde ocurrió el hecho tiene domicilio el destinatario del mensaje, un tipo que es parte de un conflicto entre personas señaladas de integrar distintas facciones de la barra brava de Newell's Old Boys y con injerencia en negocios criminales.
Fue cerca de las 19.30 del primer día de marzo en Amenábar al 6200, a metros del cruce con Barra. A esa hora, sentados frente a sus casas, había muchos vecinos que trataban de sofocar el calor del día mientras los nenes jugaban de vereda a vereda. Todavía con la claridad del atardecer llegó al lugar un Renault Sandero gris del cual bajó un grupo de personas, entre ellos un joven al que asesinaron a la vista de todos con al menos siete balazos que le atravesaron el cuerpo y las piernas. Los autores del crimen huyeron de inmediato y dejaron en la escena un cartel con un mensaje. El mismo estaba dirigido a Emanuel “Tato” Leguizamón, con domicilio en esa cuadra.
Aunque en un primer momento la identidad de la víctima no trascendió ya que ningún vecino del barrio lo reconoció como habitante de la zona, con el pasar de las horas un informe policial surgido de la toma de huellas dactilares en la autopsia realizada en el Instituto Médico Legal confirmó que se trataba de Victorio Benjamín Echaverría, de 25 años y con domicilio en Estados Unidos al 1900 (la colectora este de la avenida de Cricunvalación), es decir a unas 15 cuadras de donde lo mataron.
La mañana del jueves en la zona de Amenábar y Barra los vecinos aseguraron vivir en un barrio que no está acostumbrado a la violencia armada vinculada a disputas entre bandas. Sí apareció en distintos diálogos con este cronista la preocupación por los arrebatos callejeros que enciende el alerta cotidiano. En ese marco el crimen del miércoles aparece como un caso aislado, en donde todo indica que fue elegido por ser la cuadra donde se domicilia el destinatario del mensaje hallado en la escena del crimen.
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La víctima fue asesinada en Amenábar al 6200, casi cruce con Barra.
“Se comenta que lo bajaron del auto, acá se escucharon los tiros. Había nenes en la calle, pudo ser una tragedia peor”, dijo una vecina que estaba con otras mujeres y minutos antes de dialogar con La Capital mencionaban un arrebato ocurrido el miércoles mismo en esa zona. “No sé a dónde vamos a ir a parar con esto. Sea que lo hayan bajado del auto o que lo hayan tirado cuando pasaba, esto está pasando frecuentemente y nadie hace nada”, sumó otra vecina. “Podés estar en la calle y sin comerla ni beberla te dejan seco, acá, tirado. Esta es la historia nuestra, de Rosario, y nadie hace nada. Es triste pero es así”, agregó.
Mensajería tumbera
Emanuel “Tato” Leguizamón tiene domicilio en la misma cuadra donde mataron a Victorio Benjamín Echaverría. A mitad de Amenábar al 6200 está su casa, que tiene un portón de chapa repleto de balazos que fueron emparchados. Tato quedó preso y fue imputado en noviembre de 2021 por extorsiones, abuso de armas y por integrar una asociación ilícita junto a Pablo Nicolás Camino, quien está preso por dos homicidios y por integrar una banda que según los investigadores responde a Ariel Máximo “Guille” Cantero.
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A su vez, Camino es considerado por la Justicia, junto a Leandro “Pollo” Vinardi, Damián “Toro” Escobar y Marcos “Pato” Mac Caddon, como líderes de cuatro “facciones autónomas e independientes” que controlan distintos negocios ilegales desde la barra brava de Newell's. Este parece ser el telón de fondo: una bronca entre Camino y Leguizamón, ex aliados, a partir de que Tato se acercó al Pollo Vinardi.
Parece haber una interna entre distintas bandas que tienen como punto en común el paravalanchas leproso, un núcleo de recursos humanos y económicos para actividades delictivas ligadas al narcomenudeo y las extorsiones para la recaudación de dinero fácil. Con ese trasfondo es que aparecen dos homicidios, ocurridos durante febrero, con características similares.
El primero fue el de Lorenzo “Jimi” Altamirano, el músico y artista callejero asesinado el 1º de febrero en la puerta de la cancha de Newell's luego de haber sido raptado al voleo, según la principal hipótesis que maneja la fiscalía de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos, en la zona de 27 de Febrero y Ovidio Lagos. “Damián Escobar, Leandro Vinardi y Gerardo Gómez dejen de sacar chicos del club para tirar tiro en Rosario”, decía el mensaje que se halló entre las prendas de Jimi, que nada tenía que ver con esos asuntos.
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La madrugada del 20 de febrero, en tanto, los vecinos de Vicente Medina y Camino Aldao, en el barrio Tío Rolo del suroeste de la ciudad, encontraron un cadáver con varios disparos y junto a él una hoja con otro mensaje: “Nico Camino dejá de matar gente inocente”. Días después la víctima fue identificada como Brandon Ortigoza, de 18 años y de quien sus familiares aseguraron La Capital que no tenía ningún conflicto ni conocía a la persona mencionada en aquel mensaje. Por eso, sospechan que también lo levantaron al azar como ocurrió con Jimi Altamirano.
Sobre la víctima de este nuevo crimen ocurrido a metros de la casa del destinatario del mensaje podrán conocerse más precisiones a partir de la pesquisa de los agentes de Homicidios. Por lo pronto, lo cierto es que nuevamente, además del asesinato, trasciende un mensaje que pareciera formar parte de una saga violenta que se tensa con esta suerte de correspondencia facilitada por los medios de comunicación y las redes sociales. Los fiscales, en tanto, ya advirtieron de la complejidad de estos hechos acompañados de mensajes, dado que pueden ser utilizados para desviar investigaciones o para que bandas enfrentadas se incriminen delitos.