Los vecinos de la zona de Cochabamba y Esmeralda, barrio República de La Sexta, dicen estar más acostumbrados a los arrebatos callejeros que a la violencia armada. Por eso la noche del lunes los sorprendió el estruendo de un arma automática que partió desde un auto en movimiento contra un grupo de personas que estaba en el ingreso de un pasillo. Walter Raúl Alastra, de 45 años y con domicilio en la zona norte de la ciudad, había llegado a ese lugar para arreglar una moto, fue alcanzado por una bala y murió mientras trabajaba. Otras tres personas, habitantes de esa cuadra y quienes serían el blanco del ataque, resultaron heridas pero sobrevivieron.
Walter Alastra tenía 45 años, tres hijos y trabajaba en una vidriería. Esta semana el local estaba cerrado por vacaciones, por lo que el hombre se había organizado para realizar unos trabajos de mecánica de motos, un oficio que había aprendido y solía aprovechar para hacerse unos pesos. Con ese fin había llegado al atardecer del lunes al barrio La Sexta, a una casa ubicada en Cochabamba al 60 bis, donde se abre un pasillo que conduce hacia el centro de la manzana.
Faltaban unos minutos para las 21 cuando un auto blanco, que iba por calle Esmeralda desde el sur, dobló hacia la izquierda para agarrar Cochabamba y al llegar a mitad de cuadra bajó la velocidad para quedar frente a un grupo de personas. Según testigos el acompañante del vehículo iba armado y fue quien gatilló un arma automática, a juzgar por la descripción de los vecinos en sus relatos.
Las víctimas de la balacera fueron trasladadas en vehículos particulares a distintos centros de salud. Walter Alastra entró al Hospital Provincial con una herida de bala en el pecho por la cual murió pasadas las 22.30. Al mismo lugar llegaron Tomás Ezequiel O., de 20 años y con domicilio en ese lugar, con un balazo en la pierna; y Carlos M., de 19 años y también vecino, herido en la zona pélvica. En tanto que una mujer de 52 años que vive en el ingreso de ese pasillo, identificada como Mariana D., fue trasladada al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez con un balazo en la pierna derecha. El hecho es investigado por la fiscal de Homicidios Georgina Pairola.
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"Fue solo a hacer una changa y murió así", contó a La Capital una prima de Walter Alastra. El hombre vivía en la zona norte, por lo cual todo indica que estaba en el lugar del hecho por casualidad. "Era un pibe trabajador, con tres hijos hermosos, buena persona, alegre, mujeriego, carismático. Nos lo arrancaron de nuestras vidas", contó la joven, además hermana de "Tata", un pibe que murió en julio pasado en un siniestro vial en la zona del Parque Alem. "Ahora están junto, eran inseparables y se me fueron juntos", lamentó la chica.
Un barrio sorprendido
La casa en la que habitan los sobrevivientes del ataque es una suerte de limite en la fisonomía de ese sector del barrio La Sexta. De allí hacia el este por Cochabamba solo queda una cuadra y media hacia la barranca que da a la Avenida Belgrano y más allá al río Paraná. Una zona, por su estado de abandono en términos de infraestructura, más parecida a las periferias de la ciudad que a la zona macrocéntrica y universitaria en la que está ubicada. Mientras que hacia el oeste, incluso sobre la misma cuadra, el panorama cambia con edificios con seguridad privada y residencias enrejadas. Un sector habitado por estudiantes que acuden al Centro Universitario Rosario, más conocido como La Siberia, y por cadetes del Instituto de Seguridad Pública.
En ese panorama luego del crimen de Alastra el comentario de los vecinos estuvo atravesado por dos puntos en común. Por un lado el hecho de que la preocupación vecinal pasa principalmente por los arrebatos callejeros: celulares, bicicletas y otros vehículos. Como botón de muestra un hombre mencionó el robo del auto a un vecino el mismo lunes en que ocurrió este crimen, pero por la mañana. Por otro lado, aunque con el temor lógico, los vecinos también hablan de cómo la venta de drogas se afirmó en la zona con distintos puntos cercanos.
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Uno de los impactos de bala en la zona de Cochabamba y Esmeralda.
Foto: Francisco Guillén / La Capital
"Ese lugar es un aguantadero. Se ven movimientos todo el tiempo, se ve también cómo a la madrugada llegan y meten cosas ahí", dijo una persona en referencia a la planta alta del lugar atacado a balazos. Este martes la vivienda estaba vacía y la ventana de la planta baja tapada con un chapón sobre el cual había impactado un balazo. "Estos pibes hacen lo que quieren, hasta aprietan a los vecinos para que no miren o bajen las persianas. Lo que pasó ayer debe ser entre traficantes, pero de eso no se puede decir nada porque te esperan cuando salís y capaz termina un vecino con un tiro en la nuca", agregó el vecino. "No sabés quién puede estar espiando para después ir a contarles quién habló", indicó.
Historial violento
Más allá del testimonio de los vecinos, que no reconocen a la violencia armada como una problemática tan cotidiana como en otros puntos de la ciudad, lo cierto es que de las zonas del macrocentro de Rosario este sector del barrio La Sexta es uno de los que más homicidios acumula en el último tiempo. Se trata de hechos con distintas características: desde problemas interpersonales, conflictos por narcomenudeo o crimen en ocasión de robo.
Antes del crimen de este lunes el más reciente fue el de Mauricio Morera, de 53 años, ocurrido en julio de 2021. El hombre, que era jefe de radiología de Hospital Centenario, fue asesinado de dos balazos en Ituzaingó 21 bis. Según testigos, el homicida lo esperó dentro de la cochera del edificio donde vivía la víctima y le disparó sin mediar palabras. Hasta el momento el hecho no fue esclarecido, aunque se descarta que se haya tratado de un asalto.
Dos meses antes de aquel hecho, en mayo de 2021, Víctor Hugo Cardozo, de 24 años, fue asesinado a balazos en el ingreso de un pasillo de Ituzaingó entre Berruti y Convención. En ese lugar los vecinos dijeron que cerca de la escena del crimen había un punto de venta de drogas.
Un crimen con un contexto similar se dio en enero de 2020, cuando Matías Emiliano Amaral, de 23 años, fue acribillado en el interior de su casa de Ituzaingó al 100 bis. El crimen tuvo las características de un golpe comando: un grupo bajó de un utilitario y al grito de "policía" ingresaron por la fuerza a la vivienda, donde gatillaron al menos 15 veces contra la víctima. El joven era hermano de Brisa Amaral, condenada en 2018 a a tres años de prisión como partícipe de la asociación ilícita integrada por el clan Funes y René Ungaro, grupos que controla el narcomenudeo en los barrios República de La Sexta y Tablada.
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En septiembre de 2018, en Cochabamba al 200 bis y sobre la barranca que da a la Avenida Belgrano, fue asesinado Juan Bautista Benítez, un antiguo vecino que tenía 69 cuando lo mataron con tres balazos en la cabeza. Quienes lo conocían aseguraron que el hombre vendía drogas para "Costeleta", un joven que era ladero del clan Funes.
También en 2018, pero en abril, fue asesinado a puñaladas Daniel Gustavo Torres. El hombre, de 36 años, vivía solo en un edificio de Cochabamba al 100 bis, donde sus familiares lo encontraron sin vida y con todo el lugar revuelto.
En inmediaciones de ese lugar, tiempo atrás, en enero de 2017, fue asesinado Claudio Pablo Germán Lucero, de 29 años. Lo mataron dentro de su casa de Esmeralda e Ituzaingó, con un disparo en la nuca. En una de sus manos tenía una bocha de cocaína, y en el resto de la casa había más droga.