Dos muchachos que integraban una banda conducida desde la cárcel por un reconocido hampón ligado por los investigadores a la banda de Los Monos y que tenía su base de operaciones en la zona oeste de la ciudad fueron condenados en el marco de un juicio abreviado a la pena de 4 años y 3 meses de prisión como autores penalmente responsables del delito de portación ilegal de arma de guerra y ser miembros de una asociación ilícita agravada por la participación de un menor de edad. Se trata de Mirco Joaquín Gruning, de 19 años, y Martín Omar Giménez, de 27, a quienes les achacaron participar de balaceras y otros hechos delictivos organizados desde la prisión por Pablo Nicolás Camino, un joven que está preso desde 2015 como líder de una grupo criminal que usaba una de las franquicias de la banda surgida en el barrio Las Flores bajo la conducción del clan Cantero.
El acuerdo abreviado fue homologado esta semana por el juez Mariano Aliau tras la presentación que realizaron el fiscal Pablo Socca junto a los defensores Guillermo Alexander (en representación de Gruning) y Juan Cayón y Leonel Iesari (por Giménez).
Ambos condenados fueron detenidos el 10 de octubre de 2020 cuando estaban junto a otros dos muchachos, uno de ellos menor de edad, a bordo de un Honda Fit dominino GIO862 en la zona de Vieytes y Polledo, en el noroeste de la ciudad, manteniendo una discusión con vecinos del lugar. En esas circunstancias una comisión policial llegó al lugar y, de acuerdo al acta de procedimiento, Martínez se deshizo en ese momento de un revólver Taurus calibre 38 con seis proyectiles en sus alvéolos y una pistola Bersa Thunder calibre 380 con ocho proyectiles en su cargador. Junto a Giménez y Gruning fueron apresados entonces Manuel Elías M. y el menor Axel Catriel C.
De las pericias hechas a las armas que portaban los apresados, los pesquisas supieron que las mismas habían sido utilizadas al menos en dos ataques a viviendas de la zona oeste rosarina días antes de las detenciones: una del 4 de octubre de 2020 contra una casa de Deán Funes al 7100 y otra del 9 de octubre del mismo año contra una vivienda de Saavedra a la misma altura. Asimismo, en el allanamiento a la vivienda de los condenados, la policía secuestró sus teléfonos celulares y tras la autorización judicial los mismos fueron abiertos para desencriptar los mensajes que pudieran servir como pruebas para llevar adelante la acusación. Así, en el aparto de Gruning se halló una conversación con un contacto agendado como ZP donde recibe la orden de llevar a cabo un ataque armado contra una vivienda.
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En ese diálogo de WhatsApp ZP le dice a Gruning: “Ya lo hablaron al Seba. Cumpa (sic), agarrá la pistola vos y maten a todos los que están adentro de la casa”. Y recibió como respuesta: “Listo, amigo”. Tras ello, y por audios, ZP le dice al condenado: “Escuchá, agarrá y denle a todos los que están ahí afuera, a todos hermanito. Si son de los otros, caigan en el auto y denle a todos. Que hagan bien las cosas, hacé bien las cosas. Una vez que vos volvés, tirá las cosas de nosotros, las dos picos y la metra. Tirale las cosas en el auto de Nahuel y te volvés con ellos. Y a Santi decile que tiene que hacer otro trabajito que le dije yo”.
Incluso, del teléfono de Mirco se extrajo un diálogo que mantuvo el mismo día en el que fue detenido junto a Giménez (a quien tenía agendado como TK) en el cual éste le pide que lo vaya a buscar a la casa ya que había tenido problemas con su suegro, algo que quedó plasmado en las declaraciones hechas por quien entonces era pareja de Giménez y otros familiares.
En ese sentido, y según quedó plasmado en la resolución condenatoria, Gruning era uno de los encargados de trasladar en su vehículo a distintos integrantes de la banda a los búnkers de venta de drogas que controlaban así como también hasta los lugares en los cuales se cometían balaceras contra personas o viviendas. Además, el fiscal Socca le atribuyó haber sido uno de los responsables de esconder y descartar las armas de fuego usadas en esos ataques como también guardar el dinero recaudado por la venta ilegal de estupefacientes para luego hacer pagos a aquellos tira tiros que cometían distintos delitos.
En el caso de Martín Giménez, fue condenado por haber sido quien participaba directamente en “diversas actividades ilícitas de la banda”. En el acta del acuerdo abreviado dice textualmente que “se encarga acompañar, participar y apoyar al resto de los integrantes en las diversas actividades ilícitas de la banda, así como también de trasladar, portar y/o ocultar las armas de fuego utilizadas para la comisión de atentados contra viviendas y/o personas”.
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El líder de la asociación ilícita a la que estaban ligados Gruning y Giménez no es otro que Pablo Nicolás Camino, quien fue imputado días atrás junto a tres mujeres sospechadas de ser integrantes del grupo y dedicadas principalmente a la venta de drogas por el fiscal Pablo Socca. Camino está preso actualmente en el pabellón de alto perfil de la cárcel de Piñero y condenado en pena unificada a 24 años por dos homicidios de los que se hizo cargo mediante juicios abreviados: el de Andrés Farías, de 26 años y ejecutado de cinco balazos en Biedma y Solís el 26 de diciembre de 2015; y el de Rubén “Tubi” Segovia, un líder narco vinculado a los herederos del ex jefe de la barra brava de Newell's Roberto “Pimpi” Caminos, con quien compartía pabellón en Coronda y al que en abril de 2018 mataron a puñaladas y estrangularon con un alambre. Por este hecho también aceptaron condenas Kevin Duarte, Juan Manuel Almada y Horacio Benaventos.
El 18 de febrero pasado, Camino fue imputado como líder de una asociación ilícita desbaratada en octubre que se dedicaba cometer delitos violentos en barrios del extremo sudoeste de la ciudad. Los investigadores presumen que la banda funcionaba como una célula o franquicia que reporta a un liderazgo único que sería ejercido por Ariel “Guille” Cantero, heredero de la jefatura de uno de los clanes en que se dividieron Los Monos, y quien hasta ahora no fue imputado por ello.
En el marco de esa acusación se supo que Camino días antes de la audiencia había mantenido una discusión vía WhatsApp con un hermanastro de “Guille”, Alexis “Tartita” Schneider, quien empoderado en otra de las franquicias narcos de lo que fueron Los Monos, pisó fuerte en el negocio del narcomenudeo dentro de algunos sectores que disputó con la gente de Camino entre quienes están los dos muchachos ahora condenados.
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La banda de Camino fue desbaratada en gran parte el año pasado cuando se realizaron 84 allanamientos en distintas partes de Rosario por una investigación que aunaron fiscales provinciales y federales ante la violenta disputa por el territorio para la venta de droga entre Los Monos y Esteban Alvarado, actualmente en juicio.
En ese sentido, al líder de la banda el fiscal Socca le atribuyó haber impartido órdenes desde la cárcel de Piñero junto a su hermano Jonatan Agustín Camino, también preso, a miembros de su organización respecto de la venta de estupefacientes, usurpaciones de viviendas, balaceras, amenazas, extorsiones y hasta homicidios. En la misma audiencia quedaron acusadas Agustina Génesis C., Florencia Elsa S. y Brisa Ayelén M. como encargadas de la venta de droga, custodia de búnkeres y en algunos casos, ocultamiento de chalecos balísticos.