A media mañana del lunes vecinos del barrio Industrial encontraron un cadáver sobre las vías del tren a la altura de San Gerónimo y Pasaje Franco, una zona que ya fue escenario de otros crímenes. En este caso la víctima fue identificada en el lugar por su madre, que por casualidad pasaba por allí y se acercó al ver a la policía rodeando un cuerpo al que reconoció por sus vestimentas. Se llamaba Ismael Germán Sobrín, tenía 23 años y domicilio en el barrio Ludueña. Junto al cuerpo había un mensaje destinado a "Francisco", lo que hace suponer que se trata de Francisco "Fran" Riquelme, referenciado como líder narco de la zona y ligado a Esteban Alvarado.
Esta crónica podría contarse con la misma introducción que tantas otras, porque en la zona de Pasaje Franco y las vías, barrio Industrial, ya hubo 9 homicidios en poco más de un año. Varios crímenes más se suman si se amplía el mapa apenas a tres cuadras, en el trazo que corre Felipe More entre Juan José Paso y Esquiú. Se trata de la zona limítrofe entre los barrios Industrial, Empalme Graneros Y Ludueña que desde fines de 2021 es territorio en disputa de bandas dedicadas al narcomenudeo.
Pero también puede contarse desde la óptica de una madre que acaba de perder un hijo víctima de la violencia urbana. Joana, de 43 años, salió este lunes temprano de la casa de su suegro para dirigirse a la suya, ubicada a pocas cuadras en el barrio Ludueña. Apenas habían pasado las 10.30 cuando al llegar a las vías y pasaje Franco se encontró con un grupo de policías que rodeaba un cuerpo. Por ese motivo el tren había frenado y a la mujer no le quedó más opción que pasar cerca de lo que a la distancia se veía como la escena de un crimen. Fue entonces que, por las prendas de vestir, reconoció a su hijo.
Irreconocible
"Lo reconocí por la ropa, porque yo se la compraba y se la lavaba. Le vi el calzoncillo que yo le regalé para su cumpleaños el 20 de marzo, que cumplió los 23", contó Joana a La Capital al mediodía del lunes en su casa de Ludueña. "Lo torturaron de la peor forma. Lo ahorcaron, tenía una soga en el cuello, la cara desfigurada. Estaba irreconocible", agregó la mujer mientras junto a otros familiares intentaban consolar a los hermanos menores de Ismael.
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Diario La Capital / Virginia Benedetto
Según información preliminar el cuerpo fue hallado por vecinos, quienes avisaron a agentes de la Policía Federal que patrullaba la zona. Minutos después llegó el gabinete criminalístico de la Agencia de Investigación Criminal y un médico del Sies que constató heridas de arma blanca y señales de ahorcamiento en el cuello de la víctima. Luego, con la llegada de la madre del chico al lugar, confirmaron que se trataba de Ismael Germán Sobrín, de 23 años. Con la investigación, que en principio quedó a cargo del fiscal Ademar Bianchini, se buscará confirmar si el joven fue asesinado allí o si lo mataron en otro lugar y lo descartaron sobre las vías.
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Junto al cuerpo fue hallado un mensaje escrito a mano. "Así va pa todos Francisco", decía. Lo que hace suponer que fue un mensaje dirigido a Francisco "Fran" Riquelme. Se trata de un joven preso por una tentativa de homicidios, también por causas por violación a la ley de drogas y como líder de una asociación ilícita. Según investigación judiciales está uno de los extremos de una bronca barrial por el narcomenudeo que del otro lado tiene a la banda liderada por Andy Benítez, Mauro Gerez y Julián Aguirre, también presos.
El dolor de una madre
"Usaron a mi hijo para alguien de ahí adentro", dijo entre el disgusto Joana, refiriéndose a la cárcel. "Lo mataron para otra persona", agregó. Luego contó que el chico había estado preso dos años en la cárcel de Piñero, pero que su mayor problema había sido el consumo de estupefacientes, por lo cual también había estado internado en el hospital psiquiátrico Agudo Ávila.
La mujer y sus hijos vivieron hasta hace dos años en el barrio La Cerámica. "Cuando falleció mi mamá nos mudamos acá. Al pedo, traje a mi hijo a la muerte", lamentó Joana. "Tenía conocidos ahí donde lo encontraron, se juntaba con los amigos ahí atrás. Pero yo no puedo decir nada porque no conozco a nadie y tengo a otros chicos", contó Joana.
Para el mediodía del lunes en la casa familiar los hermanos de Ismael acababan de recibir la noticia de la muerte del chico. Le había tocado avisarlo a la madre, quien a su vez con mucha amabilidad se dispuso a hablar con La Capital a pesar del momento que atravesaban. "Yo no puedo creer que me maten a mi hijo que crié yo sola. Laburé toda mi vida para sacarlos adelante. Ahora se me vino el mundo abajo", lamentó la mujer entre un llanto incontenible.
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Ya son 97 los homicidios registrados oficialmente en el departamento Rosario en lo que va del año. Con cada caso nacen historias de dolor impredecibles, vividas en carne propia por familiares que no saben a quién acudir, para dónde ir, qué va a pasar con ellos y dónde sentirse protegidos. Quieren, esperan, que esa historia no se reduzca a un número tan rápido. Aunque pesa la resignación. "Va a ser un número más, va a pasar así. Sabés por qué, porque es la realidad en la que estamos. Hoy me mataron a mi hijo, capaz que después me agarran de punto a mí porque digo algo y me matan de un tiro en la cabeza", dijo Joana. "Es así, a nosotros nos queda que nos coma el dolor por adentro, dejar que pase y ver a nuestros hijos en una tumba. Porque nadie hace nada, porque hoy muere uno, mañana va a ser otro y pasado otro más".
Calles en disputa
El crimen de Sobrín es el tercero que ocurre en lo que va de 2023 con pocas cuadras de distancia en esa zona en la que es difuso el límite entre los barrios Industrial, Ludueña y Empalme Graneros. El primero fue el 5 de enero, en Franch al 2000, a metros de un punto de venta de drogas donde mataron a balazos a Juan Manuel Navarro, de 32 años. Más acá en el tiempo, el 7 de abril, fue asesinado Juan Ángel Alegre, un cartonero de 57 años al cual balearon en Esquiú y Felipe Moré, a un pasillo de cinco metros de distancia de pasaje Franco y las vías.
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En ambos casos los vecinos hablaron de las broncas vinculadas a "Fran" Riquelme y a un hombre conocido como "Guchi" o "Buchi" que, también desde la cárcel, administraba un punto de venta ubicado en una chatarrería que funcionaba en la zona y que en las últimas semanas cerró sus puertas. Ahora apareció el podo de "Mejunge", como otro de los transeros que vende drogas en inmediaciones de las vías del tren. Tal vez una muestra de que los nombres propios de los eslabones más precarios del narcomenudeo son tan intercambiables como los de las víctimas fatales.
El trasfondo de estas broncas continúa teniendo como protagonistas a personas privadas de la libertad, como en este caso según el mensaje que parece estar dirigido a Francisco Riquelme. El mismo contexto que aparece en los otros crímenes ocurridos en la zona entre 2022 y lo que va de 2023.