La comunidad inglesa dejó en Rosario su impronta desde el mismo momento en que transformó el villorrio existente en una incipiente ciudad, cuando arribaron a la zona técnicos y operarios británicos, en su mayoría ingleses, para trabajar en la construcción del ramal ferroviario que uniría Rosario y Córdoba. Esos súbditos de la corona británica trajeron en sus valijas muchos sueños e hicieron que sus costumbres se fueran ensamblando con los hábitos locales. También sus pasatiempos. Por eso el espíritu deportivo y organizativo los nucleó en clubes que dejaron sus huellas, las que en muchos casos perduran hasta la fecha. Tal es el caso, por ejemplo, del Rosario Rowing Club, institución que hoy cumple 135 años de vida, con el remo como estandarte.
Los deportes acuáticos como el remo, por ejemplo, son parte del gran legado deportivo que dejaron los ingleses y si quedan dudas de su procedencia, la palabra “rowing” delata el origen británico del club.
El acta de fundación del “Rowing Club del Rosario” documenta perfectamente los deseos que perseguían esos inquietos hombres. “En la ciudad de Rosario de Santa Fe, a los treinta días del mes de junio de mil ochocientos ochenta y siete, reunidos los señores al margen anotados en el Hotel San Martín (Alberdi), siendo las 8 p.m. y convocados por el señor W. F. Ransdale con el objeto de constituir la primera comisión directiva de la entidad para la práctica del remo que se proyecta, el señor Ransdale expuso los fines que se perseguía para crear una institución deportiva que se dedicara con especialidad a la práctica del remo y que lo fomentará entre la juventud, de manera de propender a vigorizar su estado físico y tener motivos de amenas reuniones altamente morales. Fue apoyado unánimemente el citado proyecto y a continuación se cambiaron ideas para la designación de las autoridades, siendo designado Presidente el señor W. F. Ransdale; para Secretario Honorario, el señor J. W. Wigler; Tesorero, el señor G. Wiedembrugh; Capitán, el señor N. Jenkins y Vocales, los señores H. Parr, J. Mylius y G. Wildermuth.
Estos hombres se hicieron comunes en otros centros de recreación y culturales, como el Club de Golf de Alberdi y en la Sociedad Literaria Inglesa, además de haber practicado otras actividades como el fútbol, el cricket y polo, deportes del mismo origen que el remo.
De esa manera quedó constituido el primer club de remo del interior de la Argentina, que seguía en cierta medida a los ya existentes Buenos Aires Rowing Club, fundado en 1873 y el Club de Regatas La Marina, de 1876.
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Calles de arena. Así lucía el ingreso a las instalaciones en los albores del siglo pasado.
Silvina Salinas
En sus comienzos el club se instaló cerca de la bajada Puccio (que en esa época era algo así como un zanjón entre dos barrancas) y la llamada Calle del Bajo sobre la costa del Paraná. Un año más tarde fue adquirida una parte de la Isla de los Bañistas, isla que con el tiempo desaparecería como tal y quedaría anexada a la costa, como “tierras ganadas al río”.
Pero tras un corto período de actividades, las precarias instalaciones fueron abandonadas hasta que algunos fundadores volvieron a agruparse, compraron los bienes del viejo Rowing Club del Rosario y fundaron el Club Internacional de Regatas Alberdi, el 8 de diciembre de 1897.
La institución fija sus estatutos en 1901, y en el mismo acto establece el emblema del club: “Los colores del Club serán: blanco y azul y la bandera será azul con dos listas blancas diagonales, quedando las iniciales del Club de color blanco sobre fondo azul.” Estos colores después fueron cambiados por el verde y el blanco, y se agregarían dos remos cruzados en el ángulo inferior de la bandera.
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En 1987 se inauguró esta obra en el ingreso al club, con el símbolo de todos los deportes que se practican.
Silvina Salinas
Años más tarde, en febrero de 1913, se fusiona con el Club del Progreso y desde entonces pasó a llamarse Rosario Rowing Club. Por eso, si se tiene en cuenta la primera fecha de fundación, Rowing es club de remo más antiguo de Rosario y el tercero a nivel nacional.
Rosario Rowing Club fue creciendo institucional y patrimonialmente y cuando le tocó la mala, también supo campear las adversidades de manera inteligente para salir siempre adelante, siempre con el apoyo incondicional de sus socios.
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Zona de camping, junto al ingreso de las embarcaciones. Un espacio enorme para que los socios disfruten.
Silvina Salinas
Un hito importante en su historia se dio en 1993, cuando se firmó con el entonces gobernador de la provincia Carlos Alberto Reutemann, la escritura de donación, por la cual el club pasó a ser el propietario de todas sus instalaciones. Para llevar adelante la vida social que lleva y destacarse en distintos deportes, el club cuenta hoy por hoy con dos quinchos con capacidad para quinientas personas, seis canchas de tenis, una cancha de fútbol siete, una de paddle, una de básquet (donde también se practica fútbol de salón), una de vóley, un pequeño gimnasio, dos frontones, un amplio salón social con una bella terraza sobre el río, playa, pileta de natación, guardería de lanchas, galpón de botes y una moderna caleta con capacidad para 150 barcos de diverso calado. Tiene, además, una fracción de terreno en la isla.
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Raqueta y pelotita, en polvo de ladrillo. Un deporte que hizo trascender por el mundo Mary Terán de Weiss.
Silvina Salinas
Dentro de todas las actividades del club, una de las competencias más queridas por los socios del club junto al remo es el tradicional “Cruce del Río”, prueba de natación amateur que se llevó a cabo por primera vez el 1º de febrero de 1940 y se realizó en forma ininterrumpida hasta la llegada de la pandemia. Tras el parate obligado, este año volvió a brillar como lo hizo siempre, sin perder la esencia que la vio nacer.