Entre los más de 81 mil espectadores que estarán presentes en la final del Mundial de Rusia que se juega mañana en el estadio Olímpico Luzhniki de Moscú habrá dos hinchas especiales, la presidenta de Croacia, Kolinda Grabar-Kitarovic, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron. Dos líderes, una mujer y un varón, dos países de la Unión Europea en pugna y, finalmente, dos gobernantes que cosecharon durante el Mundial títulos bien distintos en los medios.
A ella se le resaltó la austeridad y un espíritu festivo casi de un simpatizante "vatreni" más: viajó con su propio dinero, sin recibir sueldo y se calzó la camiseta nacional en más de un partido.
A él se lo evocó como el que lucha por librarse de la etiqueta de “presidente de los ricos” y estar a cargo de un gobierno que “expulsa a sus inmigrantes pero festeja sus goles”.
Grabar-Kitarovic, de 50 años, la primera y más joven presidenta por el partido de centroderecha HDZ, llegó al duelo por los octavos contra Dinamarca en un vuelo comercial y vio los penales desde una platea común. Tras el partido, también estuvo entre las primeras en llegar al vestuario de los jugadores para felicitarlos. El defensor Sime Vrsaljko ya estaba con el torso desnudo y cuando vio a la presidenta atinó a tenderle la mano, pero ella lo abrazó sin dudar, a él y a varios compañeros más.
Grabar-Kitarovic es diplomada de la Universidad de Zagreb, de la Academia Diplomática de Viena y de la Universidad George Washington. Obtuvo un cargo académico en Harvard y en su juventud jugó al fútbol. Católica ferviente, se opone al casamiento gay, pero apoyó la promulgación de una ley que da a los homosexuales los mismos derechos que a las parejas heterosexuales y está a favor del aborto legal y seguro. Habla ocho idiomas, está casada desde 1996 y tiene dos hijos: la patinadora profesional Katarina, campeona del equipo juvenil de Croacia, y Luka.
Macron, de 40 años y representante del partido socioliberal En Marcha, asumió el año pasado como el presidente más joven desde Napoleón Bonaparte. Estudió filosofía, fue a la Escuela Nacional de Administración, es politólogo y economista Es hincha del Olympique de Marsella, aunque como nació en Amiens, el club homónimo lo considera su hijo dilecto.
La selección de su país tiene el 82% de jugadores con padres que nacieron más allá de las fronteras de Francia. Un tema que contó con más de un análisis durante la copa. Sin embargo, a nadie se le escapa que el gobierno de Macron tomó medidas expulsivas con los inmigrantes, especialmente los de Africa y Medio Oriente. Les desmanteló las carpas que habían montado en las calles de París y viene preparando una ley que propone acelerar la expulsión de los que no consigan demostrar que son refugiados o no tengan la documentación en regla. Además hace pocos días acordó con la canciller alemana, Angela Merkel, endurecer las medidas contra la inmigración en Europa.
Pero el fútbol, durante 90 minutos puede disipar todo problema. Y eso seguro pasará mañana cuando ambos presidentes, y sus equipos, salgan a la cancha
Los planes de ambos líderes en Rusia
La presidenta Kolinda Grabar- Kitarovic anunció que le regalará una casaca de la cuadriculada a su homólogo francés Emmanuel Macron, al igual que lo había hecho en Bruselas con la primera ministra británica Theresa May.
Reveló ayer que estaba ansiosa y no sabía “cómo aguantar" hasta el partido de mañana. “Veré la final no solamente como mujer política y como presidenta, sino como hincha apasionada del fútbol croata” y como “alguien que lo ha jugado". Grabar-Kitarovic rechazó dar un pronóstico del resultado pero no descartó que ganar podría generar "un boom económico al país".
Tanto ella como Emmanuel Macron tendrán una cita especial previa al partido con el primer mandatario de Rusia, Vladimir Putin.
Al partido acudirá, invitado por Putín, el polémico mandatario sudanés Omar Hasán al Bashir, sobre el que pesa una orden de arresto internacional.