El gran sueño americano está en marcha. Lionel Messi multiplica los panes y convierte en oro todo lo que toca. Sigue en llamas desde que logró ser campeón del mundo en Qatar 2022 y ahora disfruta como nunca lo que más le gusta: jugar a la pelota. Y lo hace ya sin presiones, liberado de las críticas ultra-resultadistas, aliviado de haber sido comparado en toda su carrera con otro fenómeno como Diego Maradona, con el placer de patear la pelota con su familia sentada a centímetros de la cancha, con una sonrisa sublime en el rostro y con el sello de calidad intacto. Leo debutó el viernes por la noche en Inter Miami con un golazo en tiempo agregado para la victoria 2 a 1 ante Cruz Azul, en la ignota Leagues Cup norteamericana.
Fue un zurdazo magistral desde bastante atrás del borde del área que se viralizó desde Miami a todo el planeta, con la efervescencia que sólo puede generar el crack rosarino en materia futbolística.
Messi, a esta altura de su carrera y con 36 años, ya se convirtió en un verdadero rockstar del fútbol. Está a la altura de las máximas celebridades y entre los personajes más famosos del planeta en todas las ramas.
Es cierto que eligió tener un final de carrera plácido, sin la histeria de tener que ganar cada fin de semana sí o sí, pero sabiendo que el mundo entero lo sigue mirando, lo sigue admirando. Por ello cada vez que sale a la cancha todos tratan de seguirlo por la plataforma comunicacional que sea, por el dispositivo que se tenga a mano, pare ver cuál es su última genialidad, la última escena de una película maravillosa que sigue sumando escenas fantásticas.
Nadie habló de otra cosa, al menos en el mundo deportivo desde la noche del viernes hasta el mismo sábado, que del golazo de Messi. Del nuevo desafío que emprendió, de cómo logró que un país donde el fútbol no es la principal pasión de multitudes ni mucho menos, hoy esté en vilo por un muchacho rosarino, que tiene la diez en la espalda, que juega como los dioses y que provocó que la ciudad de Miami, un lugar turístico internacional por antonomasia, hoy tenga más “me gusta” por la presencia de Messi que por las virtudes de sus enormes playas paradisíacas.
Messi ya traspasó las fronteras del fútbol y su presencia en la MLS de Estados Unidos así lo ratifica. Todos quieren tener una selfie con el diez, tocarlo, usar su camiseta, ver sus goles, “acariciar” su auto, pedirle un autógrafo o tatuarse su imagen. El magnetismo que hoy rodea a Leo excede ampliamente a la pelota, al fútbol y prácticamente se convirtió en un rockstar.
Esta estatura de Messi se refleja en las celebridades que no quisieron perderse al genio argentino dando sus primeros pasos en el fútbol estadounidense. En su debut estuvieron desde el basquetbolista referencial de la NBA LeBron James, hasta la tenista Serena Williams, ganadora de 23 Grand Slam.
En esta alfombra mágica camina Messi, el rosarino que conquistó el mundo.