No siempre lo que se dice es tan real. O, a veces, una imagen distorsiona cómo es una persona. Gabriel Heinze se muestra como un tipo serio, distante, pero también es correcto. En la época como jugador se armó un retrato de alguien difícil, pero en general con el periodismo con el que construyó una barrera. Algo que se diluyó y cayó como un castillo de naipes en una situación particular demostrando con gestos totalmente diferentes a lo que se pensaba -algo que ha repetido en diferentes lugares-. Y que no hicieron otra cosa que enaltecer su figura.
La anécdota se inicia el 11 de agosto de 2012, día en que Heinze arribó al Aeropuerto Internacional de Ezeiza en un vuelo procedente de Roma. El viaje tenía que ver con su regreso a Newell's, lugar al que deseaba volver para ponerle punto final a su larga y excelente carrera futbolística.
La lepra había jugado con Lanús y los enviados de Ovación fueron a esperar su arribo programado para las 4 AM. Una hora difícil para realizar una entrevista y menos aún con el pensamiento -erróneo, por cierto- que se tenía sobre el ex jugador. Solo eran necesarias las fotos de su llegada y alguna frase para contar el regreso de una figura de suma valía para los rojinegros. Algo que en definitiva se logró.
La misión estaba cumplida teniendo en cuenta el horario y el mal prejuicio armado con anterioridad. La realidad fue totalmente diferente, más aún después del gesto que los grandes suelen tener.
Al final del primer día de entrenamiento con la ropa rojinegra y siendo oficialmente refuerzo de Newell's, el Gringo buscó en las afueras del vestuario del predio de Bella Vista a quien escribe. El primer pensamiento era que podía recriminar algo poniendo una vez más en práctica el bendito prejuicio. Pero no. El tipo pidió disculpas por no haber podido hablar en Ezeiza. Algo que generó sorpresa porque es muy poco común que algo así suceda en un mundo del fútbol de altos egos.
Pero no todo quedó ahí sino que se comprometió a dar una entrevista mano a mano en una de las pocas que brindó en su estadía en Newell's -sí lo hizo siempre en conferencia de prensa-. Por supuesto que cumplió con lo prometido cuando el torneo ya estaba rodando, estuvo sumamente predispuesto y, lo más importante, sin ningún tipo de apuro. Incluso, se quedó charlando de fútbol y anécdotas, mate de por medio, durante más de dos horas.
En definitiva, Heinze se muestra serio, pero a la vez respetuoso y correcto. Con temperamento, trabajador y exigente, cualidades que alimentan las ilusiones leprosas en la antesala a lo que será la temporada 2023. Después el "señor resultado" entrará en juego para puntuar y avalar su conducción como entrenador.