Uno de los escudos que lleva orgullosa la zona norte de Rosario en su solapa es el de Fortín Barracas que, entre sus rayas azules y blancas, trajo consigo sueños que se convirtieron en realidades.
La historia cuenta que allá por el 1935 mientras había un grupo de gente que se reunía en el noroeste de la ciudad para jugar al fútbol con un equipo llamado "Barracas", otro también peloteaba en un campito donde hoy está la avenida Casiano Casas llevando el nombre de "Fortín Sorrento". Este hecho no pasó desapercibido para los doce discípulos que integraran luego la primera Comisión Directiva del club y en un acto de reconocimiento hacia estos muchachos que ya venían transpirando la camiseta desde hace un tiempo, decidieron conjugar los dos apodos y bautizar a la nueva entidad con el nombre de Club Atlético Fortín Barracas.
En el acta de bautismo la fecha que figura es la del 7 de abril de 1935 y la dirección inicial: Rondeau 960. En ese lugar había un predio alquilado que funcionó como el primer templo en donde se reunían los doce elegidos fundadores del Barracas, presididos por Bautista Truffa.
Jorge Arroyo, testigo fiel del crecimiento de este espacio y actual tesorero del club, es socio de la institución desde fines de la década del 40´ y cuenta que éste se fundó con la idea de crear un club de fútbol y básquet. Pero los sueños se conjugaron y la realidad fue generosa y trajo más.
Va cayendo gente al baile
"Desde el año '45 en adelante se organizaban shows muy importantes y cada sábado de verano se hacían los tan esperados bailes de carnaval. Era la fiesta más importante de zona norte", recuerda orgulloso Arroyo. "Inicialmente se hacía en el local viejo del club, ubicando el escenario de espaldas a Bv. Rondeau ¡y se llenaba de gente, no quedaba un lugar!", amplía el tesorero entusiasmado por los recuerdos.
Sin distinción de colores ni escudos, estos eventos no solo convocaban a los 600 socios, sino a rosarinos de todos los barrios que se acercaban para ver a los más importantes artistas del momento, tales como Edmundo Rivero, Fernando Albuerne, Antonio Tormo y Virginia Luque, por nombrar algunos. "En una oportunidad, por la gran cantidad de gente que esperaba en la calle para entrar al baile, el tranvía que circulaba por Rondeau vió demorado su paso y frente a esta situación, el artista del momento decidió salir a la calle a cantar un tema para incluir a los espectadores rezagados y a los pasajeros ocasionales de aquel transporte, llevando más allá los límites de la diversión. Todo era una fiesta", ilustra Arroyo.
Decir adiós es crecer
Si bien el primer domicilio del Fortín fue bulevar Rondeau 960, ese se trataba de un predio rentado y el sueño compartido por los dirigentes y socios era conseguir un espacio propio; sueño que luego se haría realidad a solo 100 metros de distancia.
Con la organización de los eventos festivos el club comenzó a juntar dinero y pudo empezar a crecer y progresar, y sin dudas, su adquisición más importante por entonces fue la propiedad de calle Bv. Rondeau 1060, en donde se emplaza actualmente, y cuyas instalaciones se mantienen hasta el día de hoy.
Una vez que se mudó, después del '50, lo primero que se construyó fue la cancha de básquet, cuyos fondos resultaron de una colecta que hicieron los socios especialmente para esa oportunidad. Al año siguiente comenzaron a construirse los dos salones que están al frente del Fortín Barracas, y que por entonces funcionaban como salón de juegos y secretaría.
Durante la década del '70, se techó la cancha durante la presidencia de Eduardo Osia, quien fuera presidente del club por medio siglo, y que, según cuenta Arroyo, es a quien se le debe esta obra: "Eduardo empezó a comprar de a poco las chapas y cuando juntó todos los materiales, contrató una empresa para hacer el tinglado, que es el mismo que tenemos hoy, ya tiene alrededor de 50 años".
El Barracas arrima el bochín
Si bien en un primer momento el motor que se encendió fue gracias al básquet y al fútbol, este último hoy no tiene relevancia, y las tres disciplinas más practicadas son las bochas, el básquet y el patín artístico, las cuales nuclean al 100% de los socios, ya que el resto de las actividades son practicadas por no socios.
Estableciendo sus objetivos desde un primer momento, en 1944 el Club se afilió a la Sociedad Rosarina de Bochas. Las dos canchas de bochas del Fortín, herencia del anterior edificio donde nació el club, están construidas con conchillas y son de lo mejor que hay en Rosario, según los entendidos. Las mismas vieron nacer a jugadores muy destacados en la materia, tales como el Sr. Alberto Bonassi, campeón rosarino y argentino individual. Hoy una de las dos canchas que tiene el club, lleva su nombre.
El básquet, una de las estrellitas de larga data
"Desde que se fundó el club, el básquet siempre estuvo en segunda división hasta el torneo '64-'65 donde ganamos el torneo de ascenso logrando el paso a primera división", comenta Jorge Arroyo- en esa época el club tuvo jugadores de mucha jerarquía y participábamos en cuadrangulares importantes con los mejores equipos de la ciudad".
En 1967 asumió Eduardo Osia como presidente hasta su fallecimiento en noviembre del 2017. "Eduardo marcó toda una etapa del club, siendo más de 50 años. Reconocido por el Consejo Municipal como el presidente de club más antiguo de Rosario. Hoy el estadio cubierto lleva su nombre. De hecho, en estos días, precisamente el día 20 de febrero, vamos a revelar junto a familiares y amigos, una placa en su nombre", informa Juan Manuel Parra actual miembro de la Comisión.
Como dice el refrán, "todo lo bueno dura poco" y después de algunos años dorados "por razones económicas – según palabras del mismo Arroyo- se fue desarmando el equipo porque no había cómo mantener las instalaciones, comprar la ropa, ya que jugar en primera división exigía una serie de gastos que el club no estaba en condiciones de afrontar por ese entonces".
Pero la vida siempre da revancha y el Fortín supo aprovechar una nueva oportunidad y en el año 1998 retomó la actividad, que continúa hasta el día de hoy, de la mano de Edgardo, el aún vigente profesor de Básquet, quien fuera impulsado por un incansable y generoso espíritu deportista que deseaba poner al servicio de los demás amantes del baloncesto apoyado posteriormente por Cacho García, creador y miembro de la subcomisión de Básquet, junto a otros pares. "Por ese entonces ese deporte comenzó con una Escuelita para chicos y hoy cuenta con todas las categorías, incluso Primera, que está en la Categoría C", amplía Parra. También estamos afiliados a la Asociación Rosarina de Básquet", añade con el pecho hinchado.
El arte sobre ruedas
En diciembre de 1981 comenzó a practicarse en el edificio de Rondeau al 1000 patín artístico de la mano del profesor David Biondo, secundado después de los años por su familia y equipo. Esta disciplina sigue destacándose hasta la actualidad por sus megacelebraciones de fin de año que son de las más importantes de la zona norte de Rosario. En la actualidad concurren al club alrededor de 170 patinadores de todas las edades.
"Hoy sin exagerar pasan por los festivales de patín más de 600 personas por noche, entre patinadores y público, que colman las instalaciones del club. Es el evento social y deportivo de mayor trascendencia que tenemos dada la cantidad de gente que nuclea y la calidad artística del espectáculo", expone Juan Parra.
El Fortín abre sus brazos
Además de las tres actividades principales, el básquet, el patín y las bochas, el club alberga a cientos de personas no socias que practican en el salón que está al frente: zumba, danza, salsa, y automodelismo. Desde la Comisión siempre están soñando con incorporar nuevas disciplinas y trabajando en pos de que eso ocurra: "tenemos muchas ganas de sumar un profesor de ajedrez para chicos", según comenta Parra al respecto y continúa explicando con un tono preocupado que "en otra época del club, en el estadio cubierto se jugaba tenis criollo y fútbol. Actualmente es imposible porque no hay horario disponible por la cantidad de gente que patina y que juega al básquet, por eso el gran problema actual del club es la falta de espacio para poder albergar a todos los deportistas que acercan. Por otro lado, hay jugadores de básquet que se van y patinadores que no vienen porque no tenemos horarios disponibles por la falta de infraestructura."
Todo a pulmón
"Desde hace 2 años hasta ahora estamos tratando de regularizar los papeles del club a fin de conseguir la subsistencia de la personería jurídica. Todo es muy complejo porque el club no tiene empleados formales y solo se cuenta con la predisposición de quienes integramos la Comisión Directiva y algunos socios, con el tiempo que nos deja destinarle nuestra actividad particular entonces es todo muy a pulmón -declara Parra respecto de los desafíos contemporáneos- Es por ello que estamos focalizados en conseguir un subsidio porque es la única forma de ampliar las instalaciones y techar otra parte del club para contar con otro espacio donde puedan realizarse otras actividades como por ejemplo el vóley y tenis criollo que alguna vez se jugó."
A partir de enero de 2019 ser socio del Fortín Barracas cuesta $200 cuando hasta el momento costaba $150. "La recaudación del club para lo único que alcanza es para los gastos de manutención ordinarios. Todas las obras que se han ido realizando son con la colaboración y esfuerzo de los socios, así sucedió en su momento con el piso de parquet del estadio. Trabajando con el buffet en los festivales de patín se hizo un fondo el año pasado con el que se pudo reparar completamente el tinglado.
Según Parra, lo siguiente será restaurar el piso de parquet por el que cada día pasan decenas y decenas deportistas entre básquet y patín. Esta cuestión que requiere de mucho presupuesto, y movilizados por eso, organizan fiestas y comidas para juntar fondos.
El club cuenta con un buffet comedor abierto al público en general donde es posible degustar comidas caseras que prepara el concesionario del lugar cada noche. En palabras de Parra se puede decir que "con orgullo hoy el club goza de un ambiente muy sano donde el deporte y la camaradería son la amalgama que une a los asociados".
En la lista de pendientes el Barracas también tiene apuntado de puño y letra por el mismo don Osia, el vestuario. Este es uno de los sueños que la actual presidencia a cargo de Jorge Pedemonte heredó de la anterior ya que se vuelve un impedimento a la hora de participar en torneos con algunas categorías porque según la Federación de Básquet, contar con uno es obligatorio. Lo cierto es que cada quimera que el club fue teniendo, con el paso de los años pudo convertirla en realidad, fruto del trabajo en equipo, el esfuerzo y la dedicación. Así que habrá que esperar a que el Fortín Barracas haga lo suyo.
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El proyecto transmedia da forma a un recorrido multiplataforma por las historias de clubes de la ciudad de Rosario, de la mano de personajes que le otorgan tridimensionalidad, articulando una serie de medios on y offline que buscan aprovechar las potencialidades narrativas de cada lenguaje. Es una iniciativa del #DCMteam de la Universidad Nacional de Rosario.
De Barrio Somos incluye un webdoc (o documental interactivo), propuestas de realidad virtual que combinan tecnología 360 + Cardboard, una serie documental para TV y web (8 capítulos de 13 minutos), un libro de crónicas, un juego de mesa, un álbum de figuritas con trackers de realidad aumentada, una kermesse transmedia y contenidos para redes sociales: Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.
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