Central atraviesa el peor momento del año. De eso no hay dudas. Y todos, Lequi, el plantel y la dirigencia lo saben. En ese contexto llegará el líder Vélez, que viene tan bien que seguirá siéndolo pase lo que pase el martes en el Gigante.
Central está en su hora más complicada y Lequi, la dirigencia y el plantel lo sabe. El martes le tocará reaccionar ante Vélez, que viene viento en popa.
Por Gustavo Conti
Central atraviesa el peor momento del año. De eso no hay dudas. Y todos, Lequi, el plantel y la dirigencia lo saben. En ese contexto llegará el líder Vélez, que viene tan bien que seguirá siéndolo pase lo que pase el martes en el Gigante.
¿El mejor rival a enfrentar para Central en estas circunstancias, por el efecto psicológico que se potenciaría con una victoria? ¿El peor porque el equipo está en su punto más bajo? Todo eso está por verse.
Es cierto, Central tuvo la vara alta mucho tiempo, disputó las dos copas internacionales y en los clásicos se hizo invencible. Todo eso le da un caparazón importante en la paciencia del hincha, como el título logrado en diciembre, pero no quita la sensación de que está en el punto más bajo de las expectativas.
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Lo que se ve claramente es que Central tocó un piso. Viene de jugar mal y perder bien con Platense, no encontró el camino al gol ni siquiera de penal como fueron todas sus últimas chances y hay una sensación de que el nivel bajó.
Atenuantes hay, por supuesto. Como las lesiones de jugadores titulares, que se repetirán para este vital encuentro porque Jaminton Campaz y Mauricio Martínez parecen con un pie afuera. Los regresos de Carlos Quintana, sobre todo, Emanuel Coronel (volverían) y Marco Ruben (iría al banco) compensarían. Pero lo dicho, viene involucionando.
Defiende mal, le hacen goles rápido que lo obligan a jugar siempre en subida y sus delanteros no convierten. Desde que pasó el período de interinato de Matías Lequi, y se convirtió en titular, hubo una merma que el técnico percibió y también la dirigencia.
Por eso hubo una charla entre todos durante esta semana que pasó para no relajarse. Porque la única meta perseguible es la de clasificar a la Copa Sudamericana y a este ritmo no lo conseguirá en las 12 fechas que le quedan.
Está a 10 puntos hoy de Argentinos, el último que clasifica, aunque seguramente se liberará al menos otro cupo por el campeón de la Liga y bajará a los 8 puntos que le lleva Instituto. Y tal vez el campeón de la Copa Argentina haga clasificar a uno más, pero debería pasar a Lanús que está también a 8 unidades. Y si son argentinos los campeones de la Copa Libertadores (River) o la Copa Sudamericana (Racing o Lanús) también liberará uno o dos cupos más y ahí podría estar a 7 unidades de Independiente o a 6 Belgrano.
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Pero nada de eso le ayudará si no vuelve a empezar a sumar de a tres seguido. No es para alarmarse, pero está 23º en la tabla general y solo cuatro equipos hay en el medio del que hoy desciende, Tigre, con 12 puntos de distancia (para entrar a copas hay 12 en el medio). El inicio del interinato de Lequi fue bárbaro, con las victorias ante Gimnasia y Newell’s. Después hubo una más con Atlético Tucumán, pero en el medio fueron cuatro las derrotas, dos de ellas en las últimas tres fechas.
En el año, en tanto, Central jugó un total de 41 partidos, con saldo negativo: 12 victorias, 18 caídas y 11 empates.
Por supuesto que todo lo conseguido, lo disputado en el año, habla de atenuantes. Pero todos en el mundo Central saben que estas vacilaciones en el juego y en el resultado deben tender a solucionarse para que un año de enormes expectativas no termine en nada.
Lo dicho, que dirigencia, cuerpo técnico y plantel se hayan reunido especialmente en estos días muestra que hay preocupación y que se están ocupando de la cuestión.
Vélez en ese sentido puede ser un punto de inflexión importante. Central debe sacar a relucir rebeldía, debe estar a la altura del rival y de lo que se juega. Una buena señal sería entrar despierto, ser paciente, no regalar opciones de gol y empezar a estar fino en la definición. Es la hora más complicada del año. Lo primero es asumirlo como tal.