No hay forma de interpretar un triunfo sin que el mismo despierte alegría, pero cuando las circunstancias apremian, las celebraciones suelen potenciarse. Este Central del Kily González festejó los tres puntos contra el endeble Arsenal de una manera especial y la respuesta es sencilla: en medio de días convulsionados, con especulaciones varias y una necesidad extrema, el técnico que era blanco de innumerables interrogantes encontró respuestas. Después se verá si las mismas resultaron pasajeras o llegaron para aclarar definitivamente el panorama, pero de movida esos tres puntos resultaron una enorme bocanada de aire puro. Y, como dijo el Kily en el pospartido, siempre es mejor corregir cuando se gana.
Lo de los interrogantes en la previa no es cuento ni invento de nadie. Aquella frase del Kily después de Racing en la que hizo mención a que “el proyecto se sostiene con resultados” no hizo más que poner los puntos sobre las íes, en medio de un cuadro de situación con complicaciones varias. Ahora, con esa nueva cuota de oxígeno, sin dudas el trabajo será más distendido, placentero y favorecerá para afinar la búsqueda de ese rendimiento que le entregue a este equipo visos de competitividad plena, ni más ni menos que la que pretende el entrenador.
Esas respuestas halladas con esta victoria fueron varias. La del resultado es insoslayable e imposible de mandarla a la cola de las valoraciones. Era lo primero que se buscaba y, por ende, lo que más se festejó. Desde ese costado, misión cumplida, aunque ello no debiera entorpecer el razonamiento de que el crecimiento debe extenderse en el tiempo.
Y de frente a esa necesidad de triunfo, el Kily realizó algunas apuestas no menores, que tuvieron a algunos actores puntuales y que no fueron detalles mínimos. Es cierto, el Kily hizo eso porque, se insiste, entendió el momento mejor que nadie. ¿Qué respuestas encontró? A saber:
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Tras el gol de Rabuñal el equipo del Kily respiró más aliviado.
Sebastián Suárez Meccia / La Capital
-Sacrificio: Después de lo hecho ante Racing había algo que parecía innegociable: el esfuerzo. Claramente el ímpetu les ganó la pulseada a las buenas intenciones futbolísticas y con eso le alcanzó. Porque es cierto que el equipo generó las situaciones necesarias como para liquidar antes el partido, pero eso lo logró, en parte, a partir de la rebeldía. No hacía falta demasiado para mejorar aquella magra puesta en escena en Avellaneda, pero lo complejo era demostrarlo, como lo hizo.
-Ruben llegó para quedarse: En condiciones futbolísticas más favorables el Kily por ahí se tomaba una semana más para mandar a la cancha desde el arranque a Ruben, ¿pero...? La misma historia antes descripta: el técnico sabía que la cuenta empezaba a mostrar sus primeros descubiertos y decidió tomar un atajo. La actuación del 9 estuvo acorde a las expectativas. Es cierto, se espera mucho más, pero no sólo se lo vio en una versión mejorada desde lo físico, sino que, lo fundamental, estuvo involucrado en tres situaciones de gol, en una de ellas teniendo una participación directa. Cumplido este paso de ser titular, su presencia empezará a ser moneda corriente. El acompañante dependerá de a quién el Kily vea en mejores condiciones.
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-Ferreyra, un buen bombero: Con Avila lesionado y Ferreyra suplantándolo en cancha de Racing, la previa de Arsenal invitaba a pensar que iba a tener su lugar en el equipo. La decisión de mover más de una pieza en defensa y que Almada fuera titular pudo resultar un golpe para el Pelado, quien se metió en el equipo por la ventana, en medio de una situación de extrema necesidad. Frente a ese escenario, al ex Estudiantes de Río Cuarto la historia no le pesó. Con su estilo, más rudimentario que excelso, sólo pensó en aprovechar la chance que se le presentó y actuó en consecuencia. A esa enjundia que le puso en cada pelota dividida le agregó presencia en el área rival. Desde lo emocional no era un partido fácil, pero sobrellevó la situación.
-Rabuñal, buen estreno: Esos escasos 15 minutos en los que estuvo en cancha no fueron suficientes para desenmarañar la idea sobre qué es Martín Rabuñal como jugador, pero si hay algo que no puede ni debe omitirse es que el uruguayo hizo su aparición en Central con el pie derecho. Para el volante charrúa también era una prueba de fuego, en medio de un partido que hasta ese momento transitaba frente a un final incierto y ante la posibilidad que le dio el entrenador se hizo fuerte. Importante desde lo individual y enorme aporte (fue el gol que prácticamente selló la victoria) para lo colectivo.