Un arranque fuera de lo previsto, ajeno a cualquier garabato que se haya intentando hacer en cualquier hoja de ruta, incluso imaginando las alternativas más complejas. Este Central no es el mismo de hace poco tiempo. Claro, tampoco es que haya hecho todo mal, de hecho el primer tiempo ante Defensa y Justicia le tiende una mano importante. Quizá preocupan más las formas en las que se dieron el empate y la derrota en las dos primeras fechas que los cinco puntos de diferencia que separan hoy al equipo canalla de los líderes del certamen, lo que a esta altura del torneo parece casi una anécdota. Sí hay una realidad: en aquellos inicios de campeonato el rendimiento y los resultados recorrían prácticamente los mismos caminos y eso hacía más fácil que se unieran. Hoy hay un rendimiento cuanto menos desparejo, con una consecuencia lógica: resultados que distan de lo imaginado.
Remitirse a lo estrictamente numérico es agarrar los dos primeros partidos del campeonato y ver que Central sumó apenas un punto de seis y que hay demasiados equipos que ya se alejaron. Sólo cuestión de números. Pero la cosa parece ir un poco más allá, sobre todo en lo que concierne al cuerpo técnico, que es de donde deben partir las directivas para que la recomposición futbolística no tarde demasiado. No obstante, si de comparaciones se trata, retrotraer la mirada y observar lo hecho en los dos torneos que disputó el Canalla con Coudet como entrenador alcanza para darse cuenta de la distancia entre aquello y esto (ver aparte).
Coudet imaginó y hasta exigió un recambio importante, que se dio en cuanto a la cantidad de jugadores que se fueron y otros que llegaron, pero que tuvo una incidencia mínima en cuanto a los nombres puestos en cancha en estos dos partidos del torneo y el de Copa Argentina. En ese terreno, Marco Torsiglieri fue el único jugador "nuevo" que estuvo desde el arranque el pasado domingo en Liniers (los otros nuevos ya formaban parte de la estructura). Y hasta la situación de Esteban Burgos podría tomarse como similar si se tiene en cuenta que en el torneo pasado sólo actuó un puñadito de partidos en el final del semestre. Se los menciona porque fueron justamente quienes más expuestos quedaron en la derrota ante Vélez, más allá de que como bien dijo Pinola sería un error caerles sólo a ellos (por las dudas el Chacho ya está evaluando cambios en esa línea).
El tema está en saber si el problema, que puede no ser tomado como tal más allá de que el técnico declaró en cancha de Vélez que se iba "preocupado", pasa por los nombres o hay algo más dando vueltas que permite que las intenciones estén claras pero que perturbe el accionar de las mismas. Porque desde aquel primer tiempo contra Defensa y Justicia, en el que el equipo dio la sensación de no haber perdido las mañas y hasta lució recargado, hasta el fin del partido con Vélez hubo una clara involución, que afectó no sólo lo que compete al torneo local, sino también a la actuación por Copa Argentina, en la que la instancia de los penales ofició de salvavidas.
Con un trecho aún extensísimo por recorrer, el tiempo para reacomodar líneas y solidificar juego está y sólo es cuestión de aprovecharlo. Es más, hasta podría tomarse como un guiño el hecho de que la disputa del torneo sea a dos ruedas y no corto como pretendieron los dirigentes canallas en su momento, más allá de que aún si fueran sólo 19 fechas las chances estarían intactas.
Lo que sí hasta aquí quedó expuesto sobre la mesa es que el comportamiento futbolístico está lejos del ideal y que el arranque no convence. Quizá la situación parezca más compleja de lo que realmente es y si eso sucede en parte se debe a esos muy buenos antecedentes que se habían registrado en los inicios de los últimos dos campeonatos. Patronato en el Gigante y Deportivo Morón por Copa Argentina podrían tomarse como ocasiones propicias a partir de las cuales el recupero de la memoria se concrete y con él aparezca otra vez la capacidad de protagonismo al que este equipo supo darle vida en el último año y medio.
Últimos torneos a todo trapo
En el torneo de primera división 2015, Central tuvo un arranque furioso, con cinco victorias. En el Transición 2016 hubo tres triunfos consecutivos, con clásico incluido, que fueron la previa de una victoria más y algún que otro empate, hasta la fecha 7, en la que llegó el primer traspié.