La excursión de Central a Tucumán dejó unas cuantas cosas y justamente el canalla se llevó para Rosario un montón de sensaciones encontradas, a partir de las cuales deberá saber sacar las conclusiones necesarias para que el provecho sea el máximo posible. Por supuesto que por cómo se dio el final del partido la sensación que gobernó al grupo fue de bronca, pero también antes de eso hubo una serie de factores que hicieron que pudiera perderlo. Y todo esto de lo que se habla en este pospartido ante Atlético Tucumán está referenciado a lo que viene, que es nada menos que Boca, con todos sus problemas a cuestas, pero que no por ello dejará de ser un enorme desafío. Entre esos varios puntos a analizar están los yerros propios, especialmente el juego del primer tiempo, pero en contrapartida el comportamiento como visitante, aspecto en el que a esa altura el canalla parece haber dado ya un salto cualitativo.
Este último punto es justamente un aspecto positivo del equipo. Porque después de lo que fueron aquellos tres primeros partidos en los que el canalla debió jugar fuera de Arroyito hubo un paso hacia adelante. Hoy el equipo se comporta de otra forma, juega los partidos de una manera distinta.
El viaje a Tucumán resultaba toda una incógnita respecto a cómo podía volver a responder el equipo y más allá de comportamiento futbolístico específico, desde el temple y la actitud, Central parece haber aprendido algunas cosas. Por ejemplo no caer en la desesperación ni bajar los brazos cuando el rival lo golpea y enfrente hay un contexto adverso.
Es lógico que de aquí en más puede ganar, empatar o perder cada vez que le toque salir de su estadio, pero la cosa parece ir mejorando. El quiebre que mostró el equipo en cancha de Huracán lo ratificó en el clásico ante Newell’s y ahora, pese a que no ganó, se las ingenió para darlo vuelta. Por eso, estos tres últimos partidos contrastan demasiado con aquellos primeros tres (Lanús, Tigre y Sarmiento) del inicio del torneo. Es cierto que en cancha del matador no perdió, pero lo fue perdiendo siempre y logró lo que el lunes por la noche tanto lamentó: un gol sobre el final.
Errores que cuestan caro
Ya se hizo referencia a algunas de las principales fallas que cometió Central en el estadio José Fierro, pero no está mal recordarlas, teniendo en cuenta ese aprendizaje continuo al que aspiran jugadores y cuerpo técnico. Es que Central se vio rebasado durante casi todo el primer tiempo, corriendo más y siempre detrás de la pelota, pero el primer gol de Atlético llegó por un descuido propio.
Carlos Quintana le dijo a Ovación que en esa jugada en particular hay mucho mérito del rival, que hizo todo como para que un jugador (Kociubinski) recibiera solo dentro del área, pero lo cierto es que el mediocampista del equipo tucumano no sólo recibió en soledad, sino que nunca nadie fue a interceptarlo, hasta que definió.
Ni hablar del segundo gol, en el que Montoya, con toda la cancha de frente eligió la salida más compleja (mal pase a Giaccone), lo que derivó (con algo de fortuna) en el empate definitivo para el decano. Es decir, el gran dominio que Atlético mostró ante Central, sobre todo en el primer tiempo, sirvió para marcarle territorio al canalla, pero los verdaderos golpes llegaron por desatenciones propias.
Mientras sume...
En Tucumán parecían tres puntos asegurados y resultó uno, pero más allá del contraste de emociones sobre el final, el equipo sumó una nueva fecha sin perder. Ya son seis los partidos (tres victorias y tres empates) en los que el canalla lleva sumando puntos de manera consecutiva e indudablemente esto es lo que lo llevó a meterse en los puestos más altos de la tabla de posiciones.
Después de aquella durísima derrota en cancha de Sarmiento de Junín (1-4), el equipo de Russo fue dando pasos en firme y con mayores o menores virtudes supo acomodarse.
Hay una frase que Russo (al menos entre sus allegados) repite a menudo y es “el partido que no puedas ganarlo, no lo pierdas” y algo de eso viene cumpliendo su equipo. Para la inestabilidad que muestra el fútbol argentino, seis partidos sin derrotas no es poca cosa.
Podía llegar mal, llega bien
Todo eso bueno y malo que hizo Central en Tucumán iba a tener relación directa con el estado de ánimo con el que el canalla recibiera a Boca. Porque, se sabe, el cruce con el xeneize es de los partidos más esperados por los hinchas canallas. Y desde lo futbolístico, el conjunto de Russo arribará a ese encuentro en un buen momento y con un semblante en alza, peso al último empate sobre el final.
El entrenador canalla pensará un tipo de partido y a partir de eso definirá los intérpretes, pero él más que nadie sabe que el partido debe ser tomado con el máximo compromiso. Porque Boca puede tener uno y mil problemas, pero el peso de su camiseta hace que siempre resulte tentador enfrentarla.
No hubiese sido lo mismo llegar a ese partido después de un tropiezo en Tucumán que hacerlo después de sumar al menos un punto. Es cierto, Boca motiva más allá de cualquier cosa, pero Central llega a ese choque con algo de envión.