José Meolans, tantas veces la esperanza argentina en los Juegos, tuvo un ataque de sinceridad y reconoció que está lejos de las mejores marcas. Además, sospecha sobre el dóping de sus colegas.
José Meolans, tantas veces la esperanza argentina en los Juegos, tuvo un ataque de sinceridad y reconoció que está lejos de las mejores marcas. Además, sospecha sobre el dóping de sus colegas.
"Para mí, no hay ninguna chance de conseguir una medalla. No lo digo para quitarme presión, sino
porque lo que demuestra la realidad. Con la marca que me clasificó para los Juegos, que es de
49s.04/100, no ingreso entre los mejores 24 tiempos. Si se mantiene el nivel que se viene dando en
los últimos ocho meses, será muy difícil clasificar siquiera a una semifinal", expresó el nadador
cordobés, con brutal honestidad, en una entrevista con la agencia Télam en la Villa Olímpica de
Beijing.
"Los tiempos de ahora realmente sorprenden. Hay nadadores que hace dos o tres años estaban a
la par mía y hoy están nadando un segundo y medio más fuerte. En este nivel, es muy difícil mejorar
décimas; sin embargo, ellos bajaron un segundo y medio. Eso te hace sospechar mucho", sentenció
Meolans, al término de su práctica matinal en el Cubo Acuático, donde competirá en los 50 y 100
metros libres.
La innovación tecnológica, la biomecánica y los nuevos trajes de baño, diseñados
especialmente para mejorar las marcas de velocidad, son algunas de las explicaciones por las que
-según Meolans- el equipo argentino quedará lejos de los puestos de vanguardia en estos Juegos
Olímpicos, aunque también dejó entrever sus suspicacias en torno a otro polémico factor: el dóping.
"Es cierto que muchos atletas provienen de países productores de la natación, que viven
innovando y de los cuales estamos muy lejos. Lo que ellos consiguen, quizá nosotros comenzamos a
copiarlo años después. Pero tampoco creo que haya cambiado tanto la metodología y que estemos tan
relegados en el tiempo. En Atenas, con mi mejor marca, hubiese sido sexto y hoy no sé si entro en
las semifinales", agregó.
Previo a su debut olímpico, en Atlanta 1996, Meolans se hizo tatuar en su pecho izquierdo,
muy cerca del corazón, el símbolo de los Juegos Olímpicos, los cinco anillos enlazados. Su máximo
anhelo deportivo, desde entonces, es acceder a una final olímpica, donde tendría la chance de
pelear por un lugar en el podio.
"Participar de una final olímpica siempre fue un sueño latente, algo que quise alcanzar. Más
allá de haber conseguido logros importantes en mi carrera, ese fue siempre un anhelo. La realidad
indica que será muy difícil de conseguir en Beijing, pero si no se da, realmente estaré muy
tranquilo, porque sé que hice todo lo posible. Tuvimos una gran preparación y trabajamos muy
seriamente en los meses previos", destacó el campeón mundial de los 100 metros libres y subcampeón
de los 50 metros libres, ambos en Moscú (2002).
En su segundo día en la Villa Olímpica de Beijing, tras haber arribado ayer por la tarde
desde Macao, Meolans realizó por la mañana una sesión de entrenamiento en el espectacular 'Cubo de
Agua' y por la tarde se paseó junto a Georgina Bardach por la "zona internacional" del complejo
deportivo. Su estrategia contra la ansiedad en su despedida olímpica parece ser el disfrute.
"Trato de no pensar que es mi último juego; intento que eso no me distraiga ni me vuelva
loco. La ansiedad ya me jugó en contra en Atenas, donde estuve permanentemente pensando en la
competencia antes de tiempo y eso no me hizo nada bien. La clave es disfrutar, compartir momentos
con los chicos del equipo y también con los de las demás disciplinas. Obviamente, con toda la
responsabilidad que implica estar aquí, en el evento máximo al que puede aspirar un deportista",
comentó.
Es que hace un par de años, Meolans no se imaginaba dentro del equipo argentino en Beijing.
"Después de Atenas, había perdido las ganas, las motivaciones. Hasta fines de 2005, me costó
bastante recuperar el nivel, pero después me di cuenta que todavía podía seguir nadando, volví a
sentir confianza y, fundamentalmente, me di cuenta que esto me hacía feliz. Eso es fundamental:
practicar algo que te dé placer", indicó.
La hora del adiós se aproxima: después de Beijing, Meolans competirá en la Liga Nacional y en
enero de 2009, durante algún certamen de verano, se despedirá definitivamente de las competencias.
"Elegimos esa fecha porque hay otros nadadores que también se van a retirar. Entonces, acordamos
hacer una especie de retiro todos juntos", explicó el cordobés, quien parece decidido a afrontar el
retiro, aunque todavía no tiene muy preciso cuál será su destino.
"Seguramente será un cambio muy brusco, porque dejaré lo que hice toda mi vida. Quiero volver
a Córdoba, donde están mi familia y mis amigos. Allí empezaré con nuevos proyectos, seguramente
vinculados al deporte y, por supuesto, no descarto la natación" , explicó.
Concluyó: "Después de tantos años en esta disciplina, compartiendo momentos con grandes
entrenadores y nadadores, quizá me ayuden a trasladar esa experiencia o a darles consejos a otros
deportistas. Tal vez también sirvan para mejorar la política deportiva”.



Por Carina Bazzoni
Por Lucas Ameriso
