Lo tuvo Newell's. Lo pudo tener Boca con muy poco. La Lepra se mostró vivo, con otro fútbol y mostrando una idea que cautivó a su gente, sobre todo por lo hecho en la primera mitad. Pero gastó a cuenta, se quedó sin energías para ese punch necesario en los últimos metros y encima ante un equipo poderoso con muchas variantes, lo que muchas veces puede resultar letal. El empate al final no hizo otra cosa que reflejar y premiar lo hecho en un duelo de alto vuelo.
Newell's apostó a pelear cara a cara. Nada de resignarse, ceder la pelota o cuidarse atrás. Todo lo contrario. La idea que pregona Bidoglio es de protagonismo y por eso se generaron diversas situaciones de riesgo. Y fue Boca el que primero insinuó a través de Benedetto, pero enseguida la Lepra contestó a través de Maxi y un toquecito de Formica al pasar.
El nuevo Boca Juniors de Gustavo Alfaro necesitaba mostrarse. Hacer pata ancha en su presentación en el Coloso del Parque y generó otra vez zozobra en el arco de Aguerre a través del Pipa, que falló por segunda vez consecutiva.
Intensidad. Ida y vuelta. Newell's intentaba romper la paridad en un reinicio de Superliga con emociones por la vuelta de Maxi a casa y ahora junto a sus socios: el Gato y Figueroa.
Vaya tridente al que apostó Bidoglio para llenar de fútbol a este Ñuls versión 2019. Y cuando se unieron sobre los 25 explotó el Coloso. Figueroa tocó para Formica y el Gato la acarició con suavidad para la Fiera, que estaba acomodado para sacar un latigazo tremendo y goleador. Para hacer estallar el estadio y dejar sentado que este Ñuls es otro muy distinto al de 2018. Claro, se aprovechó de un Boca insípido y que entregó muchas ventajas, porque Tevez fue una figura decorativa dentro del campo de juego y no entró casi nunca en juego.
Toda la entrega leprosa fue en la primera mitad y Boca era el que debía quemar las naves para modificar un destino que le era incierto. El tema es que no sólo carecía de juego sino que le faltaba empuje como para lograr con ese cometido.
Newell's lo esperó un poco como para cuidar las energías, pero cuando lo atacaba le armaba un lío terrible al fondo xeneize. Si hasta jugaron un "cabecita" entre Maxi y Leal que terminó en golazo de la Pantera, pero que fue anulado por offside por algunos centímetros. Era el gol de la fecha (como lo hubiese sido el del Gato de chilena sobre el cierre de la primera mitad).
Boca tiene variantes. Muchas. Y Alfaro mandó a Zárate y Wanchope para equilibrar las cosas. Aprovechó el quedo leproso, ya con pocas piernas, y así llegó la igualdad a través de Benedetto. Claro, dicen que la tercera es la vencida y esta vez el Pipa metió un zurdazo para establecer el 1 a 1.
Newell's, de tanto ir, se quedó sin resto físico. Y sin la pelota, lo que es peor. Boca lo buscó hasta el último instante y hasta estuvo cerquita de liquidarlo a Aguerre, otra vez gran protagonista para sostener, en este caso, un empate al palo y palo.