Bastó un posteo para que explotara la bomba. Fue en la cuenta oficial de Queen y anunciaba el lanzamiento de un libro de fotos de la banda tomadas por Neal Preston, quien acompañó al grupo durante muchos años. Hasta ahí nada del otro mundo. Hay muchos libros de fotos de la banda, uno de los más famosos es japonés, se titula “Queen’s Greatests Pix” e incluye dos fotos del legendario show que el grupo ofreció en Rosario, una de ellas fue la que detonó la ciudad de los pobres corazones. Es la de los nueve policías parados en el medio de la cancha de Central, con cascos y armados con largas cañas, de frente a la tribuna repleta de fanáticos que no puede contener la emoción.
La foto es blanco y negro, fue tomada la noche del 6 de marzo de 1981 y ayer se viralizó en las redes sociales porque, en el libro de Neal Preston, está en la tapa. Sí, en el libro que da cuenta de los años dorados de Queen no tiene en la tapa ni a Freddie Mercury ni a Brian May, tampoco a John Deacon ni a Roger Taylor. Seguramente la decisión no fue fácil, pero es comprensible, más que glorificar a la banda, que a esta altura del partido no necesita ser glorificada, se buscó trazar una pintura de época, mostrar cuándo y dónde lograron uno de sus grandes éxitos. En la Argentina, el extremo austral para los británicos, un sur profundo que apenas un año después se teñiría de sangre en la Guerra de Malvinas.
Queen desembarcó en el país en un momento difícil, en medio de una dictadura desalmada y feroz que empezaba a resquebrajarse. Esos nueve policías, parados uno al lado del otro, custodiando un territorio desierto, mientras más allá, apiñada detrás del alambrado, separada por un foso profundo, está la gente, clamando libertad, rock, son un símbolo.
La foto disparó un aluvión de recuerdos, tantos que cuesta creer que todos sean ciertos, ayer parecía que todo rosarino que ronda hoy los 50 y pico y más estuvo en el Gigante esa noche inolvidable y no fue así, hubo mucha gente pero no estuvo toda la ciudad. Igual las redes sociales desbordaron de posteos que evocaban este o aquel detalle del concierto, hoy incomprobables, porque apenas hay registros de la actuación de la Reina en Central. Uno de los comentarios mas graciosos, y que revelan el absurdo de la situación, lo hizo en tuiter Guillermo López Roldán, quien aseguró que estaba en la parte alta de las gradas y desafiaba a que lo encontraran diciendo: “Soy el de pelo largo y barba”.
Lo cierto es que un muchacho de Pujato, Daniel Fredola, filmó parte del show con una cámara casera de Súper 8, imágenes que mostró el año pasado el programa de El Tres “Captura de pantalla”, y otro, el batero de Dr Smooth Jazz, Héctor “Turco” Mansur, llenó un par de TDK desde la tribuna, con un grabador gigante que entró en el estadio cargándolo en el hombro, como si fuera un bailarín de break dance de los 70. También que un grupo de fans, que estaban en la platea que está de espaldas a Cordiviola, saltaron al foso para escabullirse entre el grupito de privilegiados que se aprestaba a ver el show en el campo. El último se encontró cara a cara con los policías de la foto y, haciendo gala de una asombrosa destreza para el regate los eludió, uno a uno, mientras desde las tribunas gritaban “¡oleeeeeee!”, como en un partido de fútbol.
Pero la fugaz visita de Queen a la ciudad tuvo otra curiosidad que pocos conocen: un rosarino (por adopción, por amor), Manuel “Mono” Tabares, tuvo el privilegio de hacerle la única entrevista exclusiva que Freddie Mercury concedió en la Argentina. Hablaron un rato largo, en el lobby de un hotel, y como el inglés del periodista era “tarzanesco” (él mismo lo admitió), el cantante le dijo en un castellano aceptable: “Hablame en español, que inglés ya sé”. La nota salió en una de las revistas que por aquellos tiempos publicaba Perfil, pero ni el autor, se acuerda en cuál.