El conglomerado pyme de Rosario siempre sorprende porque se multiplican las empresas que hacen productos de nicho con proyección internacional. Empresas familiares donde trabajan codo a codo hermanos, primos, tíos y que logran surfear las crisis cíclicas argentinas. En este caso se trata de una pyme que crece de la mano de los grandes exportadores del cordón portuario rosarino y que justamente este año festejan sus 60 años en el mercado. La empresa se llama Ricardo Bueloni y Cía., en honor a su fundador, y se dedica a la fabricación de aparatos e instrumentos de vidrio para laboratorios industriales del sector alimenticio y a la comercialización de todos los equipos importados vinculados a este sector. La primera unidad representa el 30% de la empresa, mientras que la segunda es la más fuerte porque representa el 70%.
Para comprender lo específica que es esta industria hay que saber que sólo hay dos empresas más que hacen lo mismo en todo el país. Con poca competencia, Ricardo Bueloni y Cía. tiene un potencial de crecimiento asegurado. Y hay un factor que es clave: los instrumentos de vidrio que ellos fabrican y sus insumos lo utilizan las grandes cerealeras del cordón industrial para hacer control de calidad del biodiesel, las harinas y sus subproductos. Es por eso que esta pyme logra crecer de la mano del cordón portuario y tiene en su cartera de clientes a empresas como Cargill, AGD, Molinos Río de la Plata, Cofco e incluso tienen gran demanda de los laboratorios de la Bolsa de Comercio de Rosario. Otro de sus nichos son las universidades y los establecimientos científicos, como el Conicet o el INTA, o industrias del sector frigorífico o alimenticias como La Sibila.
En los orígenes, la empresa sólo se dedicaba al trabajo artesanal del vidrio. Luego vieron que los laboratorios requerían de todos los insumos que rodean a estos instrumentos y decidieron comenzar a importarlos para comercializarlos. La primera generación de la empresa estuvo en manos de Ricardo, que fue quien mejor supo manejar el trabajo artesanal sobre el vidrio porque había trabajado en una fábrica de jeringas de este material, y luego se sumó su hermano Valentín a cargo del área comercial. Hoy lideran la marca los hijos de cada uno, Ricardo Norberto y María Cristina mientras la tercera generación ya opera en la empresa con Ricardo Ezequiel y Fernando. Una empresa 100% familiar.
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La tercera generación, en manos de Ricardo Ezequiel y Fernando, sumó un nuevo proveedor clave para esta industria.
Foto: Sebastián Suarez Meccia / La Capital
Un trabajo artesanal de altas temperaturas
La venta de instrumentos de vidrio representa el 30% de su facturación, se trata de un trabajo impactante por el nivel de detalle que tiene, lo que hace la empresa es importar los tubos para luego hacer un instrumento que puede tener hasta siete medidas de tubos distintos en su interior y laterales. En esta entrevista con Negocios, Ricardo (h) relata que “el secreto son los puntos de fusión del vidrio, saber dónde, cuándo soldarlos y sobre todo el post armado ya que hay que unificar las temperaturas porque si no el vidrio se rompe. Este material no es transmisor del calor, entonces el destemplado debe ser lento para que se emparejen todas las temperaturas”. En 60 años la firma resistió todas las crisis, pero la más difícil para ellos es la crisis de personal porque no les es fácil tener artesanos del vidrio. Ricardo explica que no existe gente formada en esto y que necesitan cinco años para poder capacitar a cada empleado.
Y hay que tener en cuenta que es una industria que se maneja con calor, lo cual dificulta trabajar en buenas condiciones en el verano rosarino, porque el vidrio se lleva hasta los 800 o 900 grados para poder darle la forma precisa. Tambien explican que no se puede utilizar aire acondicionado en la planta porque es como poner un aire en una fundición. El vidrio se lleva a esas temperaturas porque en muchos casos trabajan a pedido respondiendo a los diseños que hacen los ingenieros industriales de las empresas, por lo cual los empleados de planta deben saber leerlos y hacerlos exactos.
Pero el segmento donde más creció la empresa es en la comercialización de los insumos para laboratorios. María Cristina explica que el negocio se transformó en un supermercado o tienda para ese rubro porque pueden encontrar todo el equipamiento y sus insumos como solventes, ácidos, sales, papel de filtro, eso sí, aclara que los clientes deben estar habilitados por el Sedronar. En los años 80 comenzaron a importar este tipo de productos, la mayoría llegan desde Alemania que es la principal potencia en la fabricación tubos de vidrio de distintos tamaños. La tercera generación fue la encargada de proponer que se sume un importador chino de equipamiento con una marca que sólo ellos comercializan en Argentina: Joan Lab. “Eso nos permitió crecer mucho en los últimos 4 o 5 años, porque Alemania estaba muy cautelosa respecto de qué te vendía y con precios muy altos que ya no eran rentables, por lo cual buscamos una nueva marca que fuera fuerte”, explica Ricardo.
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Uno de los equipos para laboratorios industriales que comercializa la empresa.
La empresa funciona en Avellaneda al 1200, un lugar desde donde pueden responder a la demanda con agilidad. Ricardo Ezequiel explica que “nos llaman desde el cordón industrial cuando necesitan reponer algún producto y ellos saben que en dos horas lo tienen en planta”. El depósito alcanza los 400 metros cuadrados y luego tienen la atención al público más dos plantas donde hacen el instrumental de vidrio. Stockean entre 700 y 800 kilos de tubos que van de 3 a 125 milímetros cada uno.
Cómo sortear las crisis
Al cierre de la entrevista con Negocios, Ricardo y María Cristina evalúan cómo han sido estos años de trabajo en la empresa. Llevan una vida entera allí, él empezó a trabajar a los quince años y ella a los veinte. “Lo que nosotros hicimos fue sumar trabajo y esfuerzo, es la única forma”, define Ricardo mientras que a su lado María Cristina agrega que “una de las razones por las cuales siempre hemos superado todas las crisis es precisamente porque hemos sabido medirnos, quizás ser un poco conservadores, pero eso es lo que nos dio respaldo”. Construyen paso a paso el futuro de la empresa, hoy cuentan que necesitan más espacio para el depósito y aseguran que hay mucho camino por crecer en esta industria tan particular.