Martín Urrere y Alexis Mattaruco son los fundadores de Gudpipol, una marca rosarina que elabora muebles y productos a partir de plástico 100% reciclado proveniente del descarte de consumidores e industrias. Con el foco en la economía circular, trabajan en alianza con otros espacios para darle una nueva vida a un residuo que puede tardar más de 1000 años en degradarse, generando altos niveles de contaminación.
Ingenieros industriales de profesión, fue el hecho de compartir el mismo trabajo en una empresa multinacional lo que unió a Urrere y a Mattaruco dándoles el puntapié para llevar adelante un proyecto propio. Con ganas de emprender en un negocio donde pudieran aplicar los saberes de su carrera, surgió la idea de fabricar muebles sustentables y así dieron vida a Gudpipol a inicio del 2022.
“Gudpipol es un nombre un poco en broma haciendo referencia al término inglés 'good people', es decir, buena gente. Yo siempre quise hacer algo que estuviera ligado a colaborar con el medioambiente y siento que con este emprendimiento estamos contribuyendo en ese sentido”, confió Urrere a Negocios. Fue gracias a su socio que se enteró de la existencia de un material reciclado llamado madera plástica, el cual comenzaron a investigar juntos durante la pandemia.
A lo largo de ese tiempo, aprendieron que la madera plástica se utilizaba en reemplazo de la madera convencional ya que, además de sus bondades para con el ecosistema, cuenta con varios beneficios como impermeabilidad, baja absorción de humedad y por ende, mayor durabilidad, al prevenir contra la degradación microbiana y el ingreso de termitas, más facilidades en términos de limpieza y mantenimiento. También destaca el hecho de que no se decolora con el efecto del sol, lo que lo hace ideal para ser usado en exteriores.
Economía Circular
En el caso de Gudpipol, los plásticos con los que trabajan son polipropileno y polietileno, los cuales, según Urrere, conforman entre el 90% y el 95% de las variedades consumidas diariamente por las personas. Trabajan en integracion con su socio estratégico Evercaff que les provee la materia prima en forma de tablas de madera plástica, a partir de un proceso de fabricación limpio que no genera desperdicios.
“Somos el último eslabón de una cadena de economía circular donde intervienen diferentes actores estratégicos. Empieza en recolectores que se encargan de separar el plástico en los basurales llevándolo a empresas y cooperativas que lo reciben y se encargan de procesarlo hasta llegar a nosotros que lo utilizamos para ofrecerle a los usuarios finales un producto terminado con los residuos descartados por ellos”, destacó el emprendedor.
El taller se encuentra ubicado en la zona sur de Rosario y desde allí realizan un trabajo similar al que se lleva a cabo en carpinterías, brindándole a la madera plástica el mismo tratamiento que recibe una tradicional. También se mantienen su tonalidad original ya que consideran que utilizar pintura sintética sería ir “en contra de la naturaleza de la marca” y arruinaría el concepto que buscan transmitir a sus clientes.
“En GudPipol creemos en las segundas oportunidades, en la transformación”, aseguran los socios, que aún conservan otros trabajos por fuera del proyecto pero con la idea de poder dedicarse full time en un futuro. Es por esto que la meta está puesta en crecer en fabricación de productos y ventas, lo cual requerirá agrandar el equipo de trabajo que hoy está compuesto por cuatro personas más.
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El mobiliario de Gudpipol realizado en madera plástica.
Expansión nacional
El canal principal de ventas de la empresa es a través de su página web donde exhiben un catálogo amplio de productos, además de la posibilidad de solicitar “un encargo a medida”, en el caso de que la persona busque un desarrollo en particular. Los muebles son variados, así como también los precios, ofreciendo desde reposeras por aproximadamente $50 mil, hasta bancos de jardín por $25 mil, mesas por $22 mil, huerteras de entre $10 mil y $30 mil, además de composteras por $50 mil.
“Si bien nos enfocamos en muebles de exterior, los mismos pueden ser tranquilamente usados en decoración de interiores, eso depende de la decisión del consumidor”, señaló Urrere, quien agregó que si bien en su mayoría las ventas se focalizan en clientes que compran para uso personal en viviendas, lograron ampliar su portfolio a comercios y empresas. Un ejemplo son las mesas que fabrican y que son exhibidas en diferentes patios cerveceros, además de huerteras que son muy elegidas por viveros de la región.
A su vez cuentan con envíos a todo el país, lo que les permitió expandirse y potenciar la marca en nuevas zonas. Entre sus clientes más importantes a nivel local figuran instituciones de renombre como Fundación Rosario y también actores del sector privado como el estudio de arquitectura Ebras. Otro espacio es el vivero café Buglé en donde se pueden ver exhibidos algunos de sus productos, al igual que en un showroom, para que los interesados los conozcan de primera mano.
“Hay mucho interés y consultas por lo que hacemos. La gente está conociendo y familiarizándose con este material que no está difundido a gran escala, pero tiene grandes bondades. Todas las personas que poseen casas de fin de semana con madera convencional de exterior saben el trabajo y el mantenimiento que conlleva y nosotros venimos a proponer una solución a este problema con mobiliario que imita muy bien su apariencia”, consideró Urrere.
La advertencia de Naciones Unidas
Según estudios del programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la contaminación por plástico pasó de dos millones de toneladas en 1950 a 348 millones en 2017, convirtiéndose en una industria mundial valorada en 522.600 millones de dólares. Las proyecciones a futuro no son buenas y se espera que esta cifra se duplique hacia el 2040.