El joven casildense que puso en venta su casa para poder costearse un tratamiento en China no necesitó apelar a una medida tan desesperada como extrema: la solidaridad hizo que el dinero finalmente se juntase y ahora sólo resta viajar y someterse a los cuidados médicos.
Es que al fin, las múltiples y constantes actividades benéficas dieron sus frutos y Osvaldo Acuña podrá hacer realidad el sueño de viajar a China para ser sometido a un tratamiento que le permitiría curarse de una enfermedad ocular por la cual quedó al borde de la ceguera.
El muchacho de 34 años, que este lunes partirá acompañado de dos familiares desde el aeropuerto de Ezeiza rumbo al país asiático, se mostró tan feliz como agradecido de lograr un objetivo que por momentos pareció imposible de alcanzar, como él mismo lo admitió ayer al dialogar con La Capital.
Es que la mano generosa de su comunidad y la región allanó el camino para que pueda reunir 30 mil dólares y tener garantizado los gastos de traslado y la primera etapa de la costosa práctica médica que recibirá en un instituto hospitalario de Beijing que aceptó reprogramar el turno inicial fijado para el 24 de este mes a causa de la cuestión económica que finalmente fue zanjada.
No obstante aún falta recaudar más plata para afrontar el costo que demandará la instancia de controles pos intervención, por lo que se seguirán realizando en Casilda actividades benéficas para conseguir otros 20 mil dólares y completar el total de lo presupuestado.
Para este sábado, a las 14.30, está previsto un té tómbola en el salón del Club Banfield cuyo espacio se convertirá también en un escenario ideal para la despedida a Osvaldo antes de partir a China en busca de una respuesta médica al síndrome de Marfan que padece desde su nacimiento y cuya enfermedad le disminuyó su visión en un 90 por ciento.
Si bien fue sometido a distintas cirugías que lo ayudaron a sobrellevar su afección, un nuevo desprendimiento de retina, sumado a otras complicaciones, solo le dejaron como alternativa para superar su complejo cuadro clínico recurrir a un tratamiento médico con células madre que ofrece el Hospital Shizhentang de Beijing
Parecía imposible
“Cuando arrancamos con la campaña parecía imposible que pudiéramos llegar a esta meta que alcanzamos gracias a la ayuda de la gente y de la cual estoy muy agradecido igual que mi esposa y toda la familia que me acompaña desde el primer momento”, manifestó Acuña a este cronista mientras ultimaba los de detalles de su ya inminente viaje.
Y en esa línea dijo estar “muy feliz de poder iniciar este tratamiento que siento me dará la oportunidad de volver a vivir ya que desde hace tiempo me veo impedido de poder desarrollar un vida normal además de lo que implica eso desde lo emocional”.
“Lo recaudado hasta ahora —explicó— me permite dar este primer gran paso de poder viajar e iniciar el tratamiento, pero en Casilda se seguirá con la campaña para llegar al objetivo final de juntar lo que resta para afrontar las etapas posteriores a lo que me harán ahora”.
No haber bajado los brazos y encontrar en la solidaridad la respuesta esperada transformó en felicidad la sensación de angustia e impotencia que Osvaldo experimento semanas atrás cuando al verse apremiado por el tiempo no dudo en poner en venta la casa que sin embargo, gracias a lo sucedido, podrá seguir habitando y compartiendo con su familia.